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Merenderos sufren por la falta de donaciones

En los barrios Melipal y Belén se les hace cuesta arriba preparar la comida para todos los pibes.

Por Alejandro Olivera - [email protected]

Para los comedores y merenderos de la ciudad el verano es el peor momento del año. Es que les falta mercadería para hacer el almuerzo y la merienda porque la mayoría de la gente que colabora periódicamente con alimentos se va de vacaciones, mientras que los chicos de los barrios buscan la asistencia en estos espacios para tener un plato de comida.

La situación se torna más grave si se tiene en cuenta que, con la finalización del ciclo lectivo, muchos niños de los sectores más vulnerables pasan más tiempo en las calles, lo que convierte a los establecimientos en verdaderos refugios.

Cabe destacar que, en el último año, la mala situación económica de las familias de los barrios más vulnerables empujó a los adultos a acompañar a sus hijos a los comedores para poder alimentarse. Esto demandó un mayor volumen de mercadería para hacer la comida del día, lo que profundiza la crisis veraniega.

Mary Salvo, propietaria del comedor Caritas Felices del barrio Melipal, indicó a este medio que “la gente se va de vacaciones y las donaciones se caen, por eso estamos necesitando cualquier alimento que nos puedan traer”. Esto es peligroso porque muchas veces el plato de comida es la excusa para que los chicos acudan a estos espacios de contención.

Asimismo, agregó que durante el período estival se reduce la asistencia de los chicos y se lo atribuyó a que pasan las tardes jugando en la pelopincho para sortear las altas temperaturas que azotan a la región.

Comentó que, si bien ella aprovecha el descenso de concurrencia para descansar y deja de cocinar, de todas maneras, les entrega mercadería a las familias para que puedan hacer la merienda en sus casas. “Me tomo un descanso en enero, pero el comedor sigue abierto para todos los que quieran venir a buscar comida”, detalló.

La mujer adelantó que en febrero volverá a su clásica rutina, haciéndoles el almuerzo a todos los niños del barrio que lo necesiten. “Volveremos con recetas menos calóricas para que estén bien alimentados y no sufran el calor”, dijo.

Por su parte, Belén, del merendero Los Pekes de Colonia Nueva Esperanza, coincidió con Salvo en que las donaciones caen en esta época del año y contó que este verano extendieron el horario de atención para que los chicos no pasen tanto tiempo en las calles. “Ellos vienen todos los días porque se acostumbran a que la tarde es el momento para comer algo”, manifestó.

El 31 de diciembre, el merendero sufrió importantes daños estructurales por los fuertes vientos que sacudieron a la región, por lo que pidieron donaciones de maderas y chapas. “No estamos trabajando por esto, pero les estamos dando a los chicos para que se lleven té y azúcar a sus casas, para que no se queden sin nada”, concluyó. Unos 12 chicos esperan que se resuelva esta situación para recuperar el espacio en el que comen.

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