El botín había sido de 72 millones de dólares. Fue detenido esta semana cuando paseaba por Ibiza.
Errol tiene 59 años, y las últimas dos décadas las pasó huyendo de Interpol y de las fuerzas policiales de los distintos países europeos, aunque con un enorme botín en su poder. Este martes cayó finalmente en la paradisíaca isla de Ibiza, detectado por la Policía de España.
Las autoridades policiales de Países Bajos jamás le perdonaron que los dejara en ridículo cuando huyó con un enorme botín en piedras preciosas cortadas y talladas. Por eso lo venían rastreando por todo el continente.
Cuando lo descubrieron disfrutando de las playas de Ibiza, dieron el alerta a la Policía de España que montó un operativo y lo apresó en una de las rutas internas. Estaba más delgado, tenía otra contextura física y se había hecho algunos retoques.
Al parecer, porque aún se sabe poco sobre esos 20 años que pasó huyendo, hacía tiempo que se había instalado en la isla, buscando pasar desapercibido.
Un atraco de película
Errol H.V., como se lo conoce porque las autoridades europeas no dan los apellidos de los procesados, fue el cerebro de uno de los robos más espectaculares de los últimos años: 72 millones de dólares en diamantes pequeños listos para comercializar, si uno conoce el mercado.
El robo se produjo el 25 de febrero de 2005 en Ámsterdam, la capital de Países Bajos y conocida como la ciudad de los diamantes. Desde el siglo XVI fue la principal productora de diamantes del mundo.
Ese estatus lo perdió tras la Segunda Guerra Mundial, porque quedó devastada, y el puesto se lo robó Amberes, la ciudad belga. Pero se sigue considerando que es la primera en cuanto a calidad de los expertos en tallado de diamantes.
Errol H.V. era el líder de la banda, integrada por seis personas más, y había planeado todo al detalle. Tenían el dato del traslado de una millonaria carga de piedras preciosas de Amsterdam hacia Amberes en un avión de Tulip Air, una pequeña línea holandesa.
A la mañana temprano entraron al sector de seguridad del aeropuerto de Schiphol y robaron una camioneta blindada de la aerolínea KLM. Estaban fuertemente armados para intimidar y evitar reacciones de los hombres de seguridad.
Luego fueron al sector donde estaba la carga en un blindado y a punta de pistola dominaron a los guardias. Tomaron los diamantes y huyeron rápidamente.
Sólo cometieron un error: al hacer el cambio de vehículo, una vez afuera del aeropuerto, dejaron una pequeña parte del botín en la camioneta. De todas maneras, se llevaron la mayor parte.
Las cifras del botín fueron variando con los años, ya que los dueños no quieren revelar esos detalles. Además, depende también del monto al que se puede vender en el mercado. Pero los expertos de la policía valuaron el botín en 72.000.000 millones de dólares.
Detenciones y huida
El golpe, casi perfecto, impactó sobre las autoridades policiales holandesas por las críticas que recibió. Inmediatamente se inició una investigación y se detuvieron siete personas involucradas. Sin embargo, ninguno pudo ser juzgado por falta de pruebas concretas.
Recién diez años después surgieron algunas nuevas pistas y la policía pudo atar algunos cabos sueltos gracias a datos brindados por un soplón. En 2016 se reabrió el caso y se detuvieron a 5 hombres y 2 mujeres, todos holandeses, en operativos en Ámsterdam y Valencia. Entre ellos estaba Errol.
Ahí recién se pudo juzgar a la banda. La mayoría recibió penas bajas. A Errol lo condenaron a 9 años y medio de prisión. Pero sus abogados apelaron y continuó en libertad mientras se resolvía el tema. El cerebro del robo aprovechó esa oportunidad y desapareció nuevamente.
Cómo cayó en Ibiza
En noviembre pasado la policía holandesa tuvo el dato de que Errol estaba en Ibiza. Inmediatamente avisó a sus pares de España y la Sección de Localización de Fugitivos puso el foco en la isla.
Después de un largo seguimiento, lo pudieron detectar en una villa de Ibiza. Estaba muy diferente en comparación con las fotos que tenían. Su apariencia era más juvenil, estaba delgado y se había realizado algunos retoques estéticos para cambiar su aspecto y no ser reconocido.
Esperaron que saliera de la villa y lo siguieron algunos kilómetros, hasta un punto donde varios vehículos policiales se le cruzaron y lo detuvieron.
Ahora deberá enfrentar un nuevo juicio. El botín, sin embargo, sigue en el más absoluto misterio.
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