La historia de Rosa Esther Correa es un testimonio de que nunca es tarde para cumplir los sueños. Conoce cómo superó los obstáculos y logró terminar el séptimo grado en Buta Ranquil.
En un mundo donde la adversidad puede parecer insuperable, hay personas que inspiran con su fuerza y determinación. Doña Rosa Esther Correa es una de ellas. A sus 83 años, esta mujer valiente y perseverante logró cumplir su sueño pendiente de terminar el séptimo grado, demostrando que nunca es tarde para alcanzar objetivos personales.
Ella creció en una familia humilde en el campo del paraje La Salada, en cercanías a Chos Malal. Su madre, Juana María Correa, se encargó de criar a sus siete hijos después de que su padre, Miguel Cortés, abandonara a la familia.
"Éramos familia muy humilde", recordó Doña Rosa. "No había dinero para nada, así que trabajábamos desde chicos para ayudar a nuestra madre", añadió.
Siempre quiso estudiar, pero la vida no se lo permitió. "Antes era la vida del campo", explicó. "Había que ayudar a cuidar a los animales, a los padres. No había tiempo para estudiar", sostuvo.
Como graficando en palabras aquellos duros tiempos de su infancia, destacó que "antes se trabajaba por un pedazo de pan o un par de alpargatas". Sin embargo, demostrando capacidad de resiliencia, nunca perdió la ilusión de aprender y superarse.
Una vida de sacrificio y dedicación
Doña Rosa trabajó desde muy joven como empleada doméstica y después se casó con un hombre con quien tuvo tres hijos. Después de enviudar, siguió trabajando y criando a sus nietos y bisnietos. "Toda una vida de sufrimiento, pero Dios me tiene acá para cumplir una misión", expresó con convicción.
En ese derrotero laboral en casas de familias, trabajó en distintos lugares de la provincia, incluyendo San Martín de los Andes y Zapala. Esto la obligó muchas veces a tener que dejar el hogar familiar para ganar el sustento para sus propios hijos. "Me fuí a trabajar al ejército en Zapala", contó. Agregó que "estuve quince años con una familia. Le crié seis chicos y ellos aún hoy me recuerdan con cariño”.
Doña Rosa tuvo tres hijos, dos de los cuales aún viven. "Mis hijos son mi orgullo. Ellos son mi motivación para seguir adelante", indicó con emoción. También tiene doce nietos y trece bisnietos. "Mi familia es muy numerosa, pero siempre nos une el amor”, referenció.
Un logro importante
A pesar de las dificultades, Doña Rosa decidió retomar sus estudios y terminar el séptimo grado. "Me costó mucho y me cuesta todavía para retener", admitió. Sin embargo, su determinación y perseverancia la llevaron a cumplir su sueño pendiente. "Es un logro importante", dijo sobre su diploma de séptimo grado. "Es orgullo para mis hijos y para toda mi familia", añadió con satisfacción.
Ella, como alumna, sintió también orgullo por haber compartido clases con muchos chicos de edad joven en el Centro de Formación Profesional 10 "Genaro Carreño" de Buta Ranquil. “Compartir todas las clases con chicos muy jóvenes fue una experiencia maravillosa", expresó con mucha felicidad.
Al mismo tiempo les deseó lo mejor a sus compañeros y espera que sigan adelante con sus estudios y se capaciten para tener un futuro mejor. Asimismo, extendió un afectuoso saludo y reconocimiento a su maestra de grado, Alejandra Yáñez y al director Nahuel Espeche.
Una vida dedicada a la comunidad
La flamante egresada del ciclo primario es una mujer activa y comprometida con su comunidad. Según contó, participa en el grupo de adultos mayores de la localidad y en otros grupos comunitarios. Además, se dedica a acompañar a aquellos que necesitan contención y apoyo.
"Me gusta dedicar tiempo y mi compañía a aquellas personas que les hace falta protección y que siempre necesitan una palabra de aliento o una pequeña ayuda para salir adelante”, subrayó con convicción y determinación.
Es por todo esto que en Buta Ranquil y en el norte neuquino, doña Rosa es un ejemplo de superación y perseverancia. A pesar de las dificultades que enfrentó en su vida, nunca se rindió y siguió adelante. "Siempre se puede", dijo con optimismo.
A continuación, pronunció una frase motivadora: "No importa la edad, no importa el obstáculo. Si uno se propone algo, lo puede lograr".
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