Fue uno de los máximos exponentes de la música neuquina. Dejó un legado imborrable para una nueva generación de músicos. Así lo despidió la comunidad artística.
Su entrega, pasión y dedicación en todo lo que hacía lo convirtieron en un imprescindible. Dirigiendo un coro, sobre el escenario, interpretando las piezas fundamentales del cancionero popular, siendo un virtuoso con su guitarra compañera: siempre ponía el corazón. Este domingo cerca de las 8 de la mañana, luego de batallar largo tiempo contra una dura enfermedad, murió Marcelo Piñeiro, músico, cantor, compositor y arreglador neuquino.
Para quienes quieran despedirlo, Marcelo Piñeiro será velado este lunes13 de mayo, de 7 a 11 en Diniello, Cipolletti.
Marcelo fue parte de diferentes proyectos musicales y compartió escenario con músicos exquisitos de la talla de Daniel Sánchez, Miguel Barcos, Naldo Labrín, Edgardo Lanfré. Amigo pilar de Hugo “Chelito” y Marité Berbel, junto a quienes construyó un vínculo desde la música, el respeto y la hermandad. Cuando murió Chelito, acompañó a su amiga durante años con su guitarra.
Era un profundo admirador de Don Marcelo Berbel, con quien pasaba largas horas en su casa y sobre quien siempre transmitió con justicia su dimensión histórica para la música neuquina.
Anécdotas imborrables del músico neuquino
Marité recuerda una tarde en que Marcelo había llegado a la casa de su papá con su hija más pequeña, Mariángeles, Bebi. Mientras ellos charlaban, compartían, tocaban, la niña abrió un pote de crema con el que se enchastró de la cabeza a los pies y no conforme, pintó todas las paredes, la mesita ratona y el sofá.
“Marcelo Piñeiro y Marcelo Berbél que la tenían a escasos metros, nunca se enteraron de la obra de arte hasta que llegamos con mi mamá. Ellos estaban dentro de su mundo, ese que se abría cada vez que se encontraban”, dice Marité. Y agrega: “Estamos sin palabras. Los recuerdos se amontonan y como en un embudo, no tienen espacio para salir. Hace unos días me escribió: “Te quiero mi hermana del viento”.
Por casi 30 años, dirigió con amor y dedicación el Coro de adultos mayores Grandes Cantores Neuquinos, con quienes recorrieron numerosos escenarios. Fue director del coro Club de Amigos de San Martín de los Andes. En la ciudad cordillerana donde residía, también fue parte del espacio musical de la asociación Civil Puentes de Luz, desde donde esta mañana expresaron: "Un músico talentoso, una voz única, un hombre amoroso y sensible. Estamos todos profundamente tristes”.
“Murió Marcelo Piñeiro y como la muerte es tan atrevida e insolente, se llevó a un cantor de primera línea, se llevó a un cantor que quería seguir viviendo, por eso su lucha en estos últimos meses para desafiar a su dolencia y quedarse con nosotros cantando. Ha recorrido todos los paisajes con su voz. Tenía una voz privilegiada, pero fundamentalmente Marcelo Piñeiro cantaba lo que sabía que tenía que cantar. Era dueño de la palabra, era dueño del pensar y del sentir del canto. Por eso era destacado, único. En la Patagonia se lo va a extrañar mucho, pero tenemos que saber que un artista de su talla se queda entre nosotros para siempre”, decía hace instantes a LMNeuquén la periodista Hilda López.
De la misma forma, el productor musical Gabriel Palmero, que lo acompañó durante muchos años expresó: “Marce ha sido uno de los músicos que más ha dejado huella en esta tierra por su sentir, por su forma de cantar, de tocar. Profesor con vocación de servicio de toda la vida. De otro planeta. Estamos muy tristes”.
Dolor y recuerdo de las amistades
Por su parte, el músico Javier Chaparro, en reiteradas oportunidades compañero de escenario de Marcelo, decía entre lágrimas: “Él me ayudó muchísimo cuando empezamos a tocar en Sanampay. Fue un gran referente para los músicos de esa camada. Luego de que partió Chelito Berbel, fue el referente de la música neuquina, un extraordinario. Excelente director, arreglador. Excelente persona. Marce Piñeiro fue un hombre generoso, talentosísimo, que dejó una huella impresionante. A través suyo, a través de su palabra, conocimos la obra de Berbel. Con él se va parte de la música neuquina”.
Marcelo siempre fue una buena noticia, por su música maravillosa, por su don de gente: amable, atento, diciendo con palabras reales, sin especular. Escucharlo cantar era dejarse abrazar por la canción. Su adiós lastima profundo a la música de esta tierra. Y nos recuerda: no debemos claudicar.
Su injusta y temprana muerte, lo lleva adonde van los que dejan huella, los que siempre están volviendo: muy cerca del sol, muy lejos del olvido.
Te puede interesar...
Dejá tu comentario