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La Mañana Buzo marisquero

Famoso buzo marisquero se alejó un rato del mar y se sumergió en un lago de ensueño

Gerardo Tata Aguayo reside en la costa rionegrina. Además de recoger moluscos, es un reconocido fotógrafo submarino. Su experiencia en Traful.

Un cambio de escena en el transitar de su pasión buscó Gerardo Tata Aguayo, el buzo marisquero y fotógrafo submarino que impacta con los retratos de la naturaleza que logra en las profundidades de la Costa Atlántica rionegrina, más precisamente en la zona de San Antonio y Las Grutas, donde reside.

Para romper con esa habitualidad Aguayo, que recientemente participó en una exposición que se realizó en Buenos Aires, no se sumergió en un lugar cualquiera, sino que eligió el fascinante bosque sumergido del lago Traful, ubicado a poco más de 55 kilómetros de Villa La Angostura, en la provincia del Neuquén.

Y si bien está acostumbrado a encuentros con ballenas, lobos marinos, pulpos, caballitos de mar, cangrejos y la infinidad de especies que habita en el mundo marino, porque nació cerca de él, lo que encontró en el asombroso lago lo dejó impactado.

Buzo marisquero se sumerge en el lago Traful.mp4

Al punto que elaboró una sentencia que por su firmeza parece ser irrevocable: “Toda persona que bucee no puede dejar de visitar al bosque sumergido de Traful”.

“Es imponente. Llegué a los 30 metros y la visibilidad es tremenda, no usé iluminación ni flash para hacer las fotos y videos. Hay tanta claridad que desde las embarcaciones se ve el fondo y los árboles erguidos”, describió con tono de admiración.

Por su puesto, Tata que se lanzó al agua con su cámara de fotos, y logró unas tomas increíbles, que se comparten en este artículo.

Lago sumergido 3.jpg

Un buzo de vacaciones

Su llegada a la zona cordillerana fue en plan de vacaciones familiares.

“Queríamos recorrer la Ruta de los Siete Lagos y tenía bucear en alguno de los lagos. Así que me llevé el equipo completo, desde el neoprén (traje) hasta los tanques”, destacó.

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En Villa Traful se encontró con Alfredo Ciunfrini, un operador de buceo del lugar, quien lo acompañó para descubrir los sitios más recónditos, todos de una belleza inigualable.

“Me encontré con Alfredo, una persona muy apasionada por el buceo y la naturaleza, quien me llevo a recorrer el lago, sus rincones más hermosos y terminé buceando en el bosque sumergido. Maravilloso”, resaltó con el mismo entusiasmo.

Árboles erguidos y troncos en el fondo

Los árboles que componen el bosque son cipreses -unos 60 aproximadamente- y se encuentran en un espacio de unos cien metros cuadrados, en el lado sureste del espejo. Troncos y ramas aparecen varios metros sobre la superficie del agua, lo que revela que tienen varios metros de altura. Estiman que algunos están a 30 metros de profundidad. Son ejemplares sorprendentemente grises y resecos, despojados de follaje, lo que da una sensación sombría, que bordea lo tétrico.

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Aguayo describió que además de los ejemplares que están en pie hay infinidad de restos en el fondo, que han adquirido formas caprichosas que parecen haber sido talladas por el movimiento de las aguas.

Para llegar hay que embarcarse. Funcionan varias empresas que se dedican a los paseos turísticos, ya que se ha convertido en un atractivo con trascendencia internacional.

El temor de un tsunami

Se tejieron distintas hipótesis para explicar como llegó el bosque al fondo del lago. Desde herencia de la glaciación hasta consecuencia de un terremoto con epicentro en Chile registrado a mediados del siglo pasado, lo que habría provocado que se desprendiera una porción de roca donde estaban aferrados los árboles. Fue, según la teoría, el deslizamiento de un piso cubierto de vegetación.

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En 2019 se conocieron los resultados de un estudio realizado por geólogos de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA (Universidad de Buenos Aires) que no descartó esa posibilidad y reveló que el bloque de piedra sigue en movimiento y que se desplaza hacia el fondo del lago. Estimaban que avanza unos 36 centímetros por año.

Pero además el trabajo alertó sobre la posibilidad de un desmoronamiento repentino, lo que causaría un tsunami devastador por las poblaciones cercanas, como la villa donde residen -en aquel momento- cerca de 400 personas.

Un cerro que se está hundiendo

“El bosque sumergido es parte de un deslizamiento amplio del borde de la ladera del cerro, que está hundiéndose en el lago en forma acelerada, según el monitoreo que hemos realizado a lo largo de los últimos ocho años”, afirmó Andrés Folguera, investigador en el Departamento de Ciencias Geológicas de Exactas UBA e integrante del equipo que trabajó en el tema.

Advirtió que “Si se desmorona, se podría generar un tsunami, y los tsunamis en lagos pueden generar olas de decenas de metros de altura”.

Un caballito de mar en Buenos Aires

A mediados del mes pasado Aguayo volvió a participar en la muestra Fotografías de la Naturaleza que se realizó en el espacio cultural Adán Buenosayres, en el barrio porteño de Parque Chacabuco. La exposición fue organizada por Sergio Massaro, reconocido fotógrafo y buzo submarino, y convocó a exponer a docentes y alumnos de su Escuela de FotoNaturaleza, a la que asistió el rionegrino.

Caballito de Mar Tata Aguayo.jpg

"Amarre" se llama la obra que Aguayo presentará desde este domingo en Buenos Aires. El protagonista es un caballito de mar que vive al sur de Las Grutas.

El año pasado había presentado la foto de un chipirón (calamar de pequeño tamaño), que tomó en proximidades del Fuerte Argentino, la planicie que se encuentra a unos 50 kilómetros al sur de Las Grutas.

En esta nueva edición expuso un caballito de mar, también fotografiado en la misma zona, con la particularidad de que estaba enroscado con su cola flexible a un tubo de piedras construido por un“poliqueto ”, otro vecino del hábitat oceánico, que tiene forma de gusano y se maneja más bajo tierra.

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