Los niños de cuarto grado de cuatro escuelas de Neuquén capital serán los primeros en probarlo. Cómo se juega y qué conceptos enseña.
"En mapudungun, el idioma del pueblo mapuche, suele decirse: küme küzaw fey ta küme felen (un buen acometido/tarea trae un buen vivir), y eso es lo que proponemos", dicen los responsables de Huellas Azules, un juego de mesa diseñado por neuquinos para convertir un momento lúdico compartido en la construcción de saberes sobre la cultura mapuche y su impacto en la identidad local.
Fernando, Carolina y Nicolás crearon un juego de mesa que combina un tablero, dados y naipes, y que pronto estará en las aulas de cuatro escuelas de Neuquén capital, una por cada punto cardinal de la ciudad. En esos espacios, los estudiantes de cuarto grado van a poner a prueba su creación: un juego que busca rescatar los aspectos positivos de la cosmovisión mapuche, en los que destacan, sobre todo, la solidaridad comunitaria y el respeto por el medio ambiente.
Según explicaron, su investigación les permitió notar que en las escuelas, "la cosmovisión mapuche suele abordarse de manera periférica, como un proceso histórico y no como parte de la identidad provincial", y así, muchas veces su existencia pasa desapercibida o hasta se observa sólo desde el conflicto y no por sus aportes valiosos a la comunidad.
"Nuestra propuesta es desandar los caminos del conflicto desde la óptica del juego y del disfrute, conjugando artes visuales con educación no formal, replicando y poniendo en valor la cosmovisión mapuche y los principios que dan luz a la identidad y a la naturaleza de nuestra tierra", señalaron.
El proyecto fue pensado como parte de un programa de fomento llamado Futura 4, que tuvo 200 aspirantes. "Quedamos 49 preseleccionados y finalmente nuestro proyecto es el único de la Norpatagonia que es financiado del 100%. Hay uno más de Ushuaia, pero también es el único proyecto de estos 11 ganadores que tiene que ver con esta propuesta, que es un juego", señaló Carolina.
Un juego para aprender
Huellas Azules también se llama Pu Kallfü Pünomche, como lo indica su nombre en mapudungun, el idioma mapuche. Y surgió por una búsqueda de hacer dialogar la cultura mapuche con los rasgos de la identidad actual. Para sus creadores, "el concepto Huellas Azules nos permite indagar en nuestra identidad, por un lado en las huellas del pasado y por otro en las huellas que dejamos a través de nuestras acciones".
¿Y por qué azules? En este juego, todo tiene un por qué. "Para la cosmovisión mapuche el azul es el color del universo, por lo tanto el del origen, color que representa confianza, armonía, amistad, amor, verdad y poder", explicaron.
Los creadores de Huellas Azules proponen un momento de diversión para compartir saberes entre los estudiantes. En su primera instancia, llevará el juego a cuatro escuelas, con actividades que concluirán con la realización de un mural para cada establecimiento educativo. Así, buscan que la cosmovisión mapuche deje de ser un contenido más en su paso por cuarto grado y se convierta, en cambio, en una pieza más de su propia identidad.
En lugar de abordar la cultura mapuche en general, se buscó estudiarla a través de un proceso participativo, con el juego de mesa como una excusa para la intervención en las escuelas. El juego, por su parte, se enfoca en una historia particular de esa cultura y con personajes concretos.
Así, se repasa la denominada Ruta Del Toki Kallfükura, un proceso histórico que tuvo como líder al Cacique Juan Kallfükura. "Poco conocen sobre la figura histórica de este “cacique de caciques” que, antes de la denominada Conquista del Desierto, mantuvo en unión y equilibrio, durante varias décadas, a un vasto territorio que incluye cuatro provincias argentinas, como Neuquén, Río Negro, La Pampa y Buenos Aires".
La historia del juego
Cuando Nicolás le propuso a Carolina Biondini presentar un proyecto para una beca de la Embajada de España, un cartel de la Ruta Del Toki Kalfukura se presentó como una señal para elegir la temática. Sin embargo, entendieron que embanderarse con la cultura mapuche era una responsabilidad enorme.
"Yo le dije que sí o sí acá tenemos que convocar a alguien que forme parte de la comunidad originaria, de la comunidad mapuche, para hacerlo con absoluto conocimiento, porque nosotros nos podemos poner a estudiar, esto es con respeto, con amor, pero vamos a estar manejando conceptos y una cosmovisión que no es la nuestra", contó Carolina en diálogo con LMNeuquén. " Entonces le dije, yo tengo la persona ideal para este proyecto y es Fernando Barraza. Así que se lo planteamos y se sumó", agregó.
Explicó también por qué pensaron en un juego: "Es un lenguaje universal que sirve para estimular la creatividad, la empatía, la resolución de conflictos, la negociación. es un recurso educativo porque favorece el aprendizaje, es un recurso didáctico, pero buscamos no solo que sea un juego, sino que a medida que uno va ahondando en ese dispositivo encuentra otros niveles de lectura, que tienen que ver con los valores, el respeto por la naturaleza, la convivencia, la igualdad, la no discriminación y de hecho son valores y son ejes que también nos han marcado el rumbo del equipo", señaló.
A su turno, Nicolás Mendoza, que estuvo a cargo de las ilustraciones junto a un dibujante mapuche, agregó: "Consideramos que es importante circular estos contenidos históricos, es importante hacer referencia siempre a nuestra identidad, a los valores y saber de dónde venimos, saber quiénes somos y siempre aportar un granito para la provincia en lo particular".
También señaló cómo eligieron la temática del proyecto: "Kallfükura era un tema a mí particularmente siempre me interesó, me parece una historia no muy contada y que está buenísimo para poner en valor que fue un gran estratega, un gran referente, era quien mantenía el status quo ahí en 1800, la verdad que una figura impresionante".
Fernando Barraza fue convocado para sumar sus saberes y su propia identidad como integrante de la comunidad mapuche. Agregó que consideraron implementar el juego en cuarto grado, porque era el "momento exacto para introducir el juego", ya que es la etapa escolar donde se aprende sobre la identidad regional y la cosmovisión de las comunidades mapuche.
Para él, los niños más chiquitos tienen internalizado el trato amigable con el medio ambiente, pero luego la cultura actual los empuja a un destrato con la naturaleza. "Es muy positivo que lo puedan internalizar a través de algo divertido como el juego", señaló sobre uno de los valores que estructuran la propuesta.
Cómo se juega a Huellas Azules
El objetivo del juego es recorrer La Ruta del Toki Kallfukûra adquiriendo en el circuito diversos conocimientos y nociones de la sabiduría y cosmovisión del pueblo mapuche. La dinámica se da mediante la realización de preguntas y respuestas de múltiples opciones que se encuentran en los naipes del juego.
Se forman equipos, de tres a cinco integrantes por grupo, y su cometido será adquirir la sabiduría del Toki. Los equipos van avanzando en el tablero de manera conjunta al ritmo de tiradas de dados que cada equipo va haciendo por turnos.
Hay dos mazos de naipes: El primero es el de “los personajes del territorio” (personas, animales, plantas). El segundo mazo es el de “las fuerzas del territorio” (sol, agua, viento, volcanes, eclipse, cometa, tormenta, etc.).
Cada grupo saca una carta, la lee y decide, internamente, quién liderará esa jugada y quién será el Toki -guía- para esa misión. Los moderadores leerán opciones de respuesta ante cada jugada, y cada opción tendrá un puntaje, que se sabrá una vez respondida la pregunta. El Toki del equipo deberá decidir la jugada y en función de la respuesta de su grupo permanecerá en el lugar, avanzará o retrocederá en el juego.
Al finalizar la partida cada equipo tendrá su misión resultante en el territorio. Un equipo será el Toki, los otros tres recibirán también su misión, como kona (jóvenes de acción), como guardianes del medio ambiente o como labradores. Cada uno de ellos recibirá su emblema.
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