La inteligencia artificial amenaza al trabajo y al poder
Su impacto en el mundo del trabajo se está produciendo, ya no es sólo una hipótesis; mientras en la política acaba de golpear al corazón del gobierno de Estados Unidos.
Del cambio de la presencialidad por la virtualidad durante la pandemia la atención del mundo del trabajo viró más de 360 grados a una velocidad que da cosquillas en la panza conducida por las evidencias de que está en pleno desarrollo una revolución provocada por la irrupción de la inteligencia artificial en los medios de producción.
La inteligencia artificial se incorporó a diversos procesos de producción de bienes y servicios mucho antes de la pandemia, aunque su popularización es más reciente. Se debatía todavía entre las prioridades del mundo del trabajo las ventajas y desventajas del trabajo virtual frente a las del presencial cuando la atención se desvió al potencial de la inteligencia artificial para ejecutar con eficiencia una cantidad de tareas propias de los trabajadores. En muchos casos, los trabajadores pasaron de discutir si trabajaban en la empresa o en sus casas a temer ser reemplazados por la inteligencia artificial.
El impacto del avance de la inteligencia artificial sobre el mundo del trabajo es también una preocupación para los líderes mundiales, pero no el único. También los desvela que afecte a la seguridad de los países, como que interfiera en la política. El gobierno de Estados Unidos acaba de citar a los directivos de las compañías del país que desarrollan proyectos de inteligencia artificial para tratar una serie de normas que, en primer lugar, eviten el uso de la tecnología revolucionaria contra la seguridad nacional, como en la producción de informaciones falsas.
La atención sobre la inteligencia artificial se acaba de concentrar, pero los denominados agentes inteligentes existen desde la década de los ‘90 del siglo pasado. Cincuenta años antes, ya existía el concepto. Un agente inteligente es capaz de percibir su entorno, procesar tales percepciones y responder o actuar en su entorno de manera racional, es decir, de manera correcta y tendiendo a maximizar un resultado esperado. Es capaz de percibir su medio ambiente con la ayuda de sensores y actuar en ese medio utilizando actuadores (elementos que reaccionan a un estímulo realizando una acción), se sabe apelando simplemente a Wikipedia.
La presentación de Chat GPT de la empresa OpenAI le dio mayor popularidad a la Inteligencia Artificial. El lanzamiento fue en noviembre del año pasado. En marzo, una versión mejorada rompió el mercado. Mientras tanto, ya hay empresas estudiando cómo bajar costos y hacer más eficiente la producción reemplazando trabajo humano por inteligencia artificial.
Por ejemplo: Arvind Krishna, CEO de IBM, acaba de decir en Bloomberg que en la empresa pausaron las contrataciones para puestos que puedan ser ocupados por inteligencia artificial en los próximos años.
La decisión pone en riesgo el trabajo de 7800 de los 26 mil empleados de Recursos Humanos que tiene compañía. IBM tiene una plantilla global de 260.000 empleados. A principios de año anunció 3.900 despidos para ajustarse a la situación macroeconómica.
Otro caso a nivel global: la tecnológica Dropbox anunció que despedirá al 16 por ciento de sus cinco mil empleados, con una justificación que mixtura el imperio de una crisis con la acelerada incorporación de la inteligencia artificial en los procesos de producción.
En la orbita del poder político global también se encendieron las luces rojas con la avanzada de la inteligencia artificial sobre una de las vías para hacerse del poder: la propaganda. En medio de la guerra entre los capitales y científicos que están en la carrera por dominar el terreno de la inteligencia artificial, el gobierno demócrata de Estados Unidos sentó a ejecutivos de las principales multinacionales estadounidenses que están desarrollando proyectos de inteligencia artificial para empezar a sentar bases de una futura regulación o algo por el estilo.
El gobierno de Biden, en alerta
La vicepresidente de Estados Unidos, Kamala Harris, recibió el jueves a los directores generales de Google, Microsoft, Open Ai y Anthropic. Para medir el interés que representa el tema basta consignar que el presidente Joe Biden se movió hasta el sitio de la reunión para saludar a los presentes.
Harris dijo al final de la reunión que las empresas líderes en inteligencia artificial (IA) tienen el "deber ético y moral" de proteger a la sociedad de los peligros potenciales de esta tecnología, que van desde la discriminación hasta el socavamiento de la democracia.
"La inteligencia artificial tiene potencial para mejorar la vida cotidiana y abordar algunos de los mayores desafíos de la sociedad, pero también lo tiene para aumentar drásticamente las amenazas a la seguridad, reducir los derechos humanos y la privacidad y socavar la confianza pública en la democracia", puntualizó la segunda autoridad del gobierno del país con la principal economía y fuerza militar del mundo.
La convocatoria de Harris a los líderes de la inteligencia artificial norteamericana se produjo luego de que el Partido Demócrata acusara el golpe de su rival el Partido Republicano, que contestó al lanzamiento de Biden a la reelección con un video íntegramente producido con inteligencia artificial que golpeaba al mandatario.
En Estados Unidos está todo dado para que las elecciones presidenciales repitan una contienda entre el presidente actual y su antecesor, Donald Trump, al que derrotó en su intento reeleccionista. Los demócratas habían denunciado que la estrategia de Trump para llegar a la Casa Blanca contempló debilitar a su rival, Hillary Clinton, con la distribución personalizada de noticias falsas perjudiciales para la ex candidata demócrata.
Días atrás, el equipo que trabaja para la vuelta de Trump a la Presidencia presentó un video de Biden en lo que sería su segundo mandato con imágenes y discursos inexistentes, construidos por la inteligencia artificial.
"¿Qué pasaría si gana el presidente más débil de nuestra historia?", es la pregunta que dispara una escenificación del futuro sin necesidad de actores humanos. Los demócratas de la Casa Blanca se conmovieron. La pieza de propaganda de sus rivales electorales expuso descarnadamente el potencial de la inteligencia artificial para desfigurar los elementos que definen los límites entre las noticias y las fake news.
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