Nunca es tarde para cumplir los sueños. La historia de esta neuquina que rompe los manuales. Ahora va "por la secundaria".
Se llama “Mirtha con ‘hache’ como la Legrand” y su apellido es Riquelme, “igual que el de Román”. Y su historia encierra cositas de la diva y también del astro futbolero. Por un lado, la lucidez, el espíritu y la vigencia de la Chiqui para a los 76 años darse el gran gusto de culminar la escuela primaria. Y por otro la “clase” y la magia del ídolo xeneize para recibirse con un buen promedio y en calidad de abanderada, lo que representa un doble honor para ella y toda su familia.
Nació en Neuquén y vivió 30 años en Cipolletti, donde aún reside una hija con su respectiva familia. Por ello, es un poco de todo el Valle, que hoy celebra su gran logro.
Capaz de convertir un momento triste en un proyecto, de encontrar en una situación angustiante una motivación para salir adelante. Así es "Mirtita". “Cuando murió mi marido, pensaba y lo hablaba con mis seres queridos ¿y ahora qué voy a hacer? Surgió la opción de un curso de uñas al principio pero desistí porque no me veía. Y luego me propuse terminar la primaria tras 65 años, porque había dejado a los 11 en sexto grado, me faltaba solo séptimo”, confiesa con emoción a LMCipolletti en un miércoles en el que planeaba “ir a retirar el boletín” al establecimiento educativo.
“Era una cuenta pendiente y la verdad que estoy muy contenta, esto me ayudó a superar en parte la tristeza que me provocó la partida de mi gran compañero René Osvaldo Martínez, quien nos dejó el 7 de julio del 2023. No sé por qué nunca se lo dije que quería terminar la primaria, es que como te cuento me lo propuse más seriamente para tener la cabeza ocupada en este difícil momento”, explica esta alumna ejemplar.
La tradicional escuela 61 le abrió sus puertas para que pudiera cumplir ese postergado objetivo. “Empezamos 7 y terminamos 3, es que la mayoría trabaja. Había un chico que pobre, no sabés, se dormía en el aula y claro, entraba a las 4 de la mañana a trabajar y salía a las 18, cómo no iba a estar cansado mi vida”, recuerda poniéndose en el lugar del muchacho y casi con la ternura de una abuela a un nieto, aunque en este caso sin lazos familiares de por medio.
“Cursamos de 18.15 a 21.15 y yo era la más grande de todos. Siempre llegaba tempranito, un entusiasmo que ni te cuento tenía jaja. Los profesores, Andrés y Laurita, de primera, unos maestros en todo sentido…”, destaca a los docentes, sumamente reconfortada por su inolvidable paso por la emblemática institución de la capital neuquina.
Mirtha, un canto a la vida
Obtuvo excelentes notas en todas las materias pero admite que “me gustaban más matemática, lengua y ojo que también teníamos educación física”, resalta guiñando un ojo, con la chispa intacta.
Es un canto a la vida. Y a propósito del canto, no se olvida del grupo "que integro con amigas donde entonamos temas y bailamos. Cantamos canciones del estilo de Como la Flor, de Selena. Ahora estuvieron las chicas -sus compañeras de grupo- en casa. Re felices por lo mío, me gritaban ‘¡E-gre-sada, e-gre-sada!!!’, cuenta tarareando el cántico para que quede claro cómo sonaba.
“Somos Las bendecidas y no nos para nadie”, acota con una sonrisa, sacando a relucir nuevamente todo su carisma.
Mirtha recuerda con un dejo de nostalgia sus años en Cipolletti pero disfruta a más no poder su actualidad en la "amada Neuquén". Vecina de buen corazón, ni siquiera guarda rencor con ese “viajante al que le confiamos en su momento un espacio para que descanse en nuestra mueblería y nos dejó en bancarrota ya que se robó los cheques e hizo lo que quiso. Tanto esfuerzo al final para nada”, lamenta en retrospectiva.
Y reconoce que fue “un orgullo llevar la bandera. Se la entregué luego a Marta. Y ahora voy a seguir el Secundario en la 64”, culmina con un anticipo Mirtha, la diva de la escuela que contra todos los manuales se recibió a los 76.
Su hija Susana: “Orgullosa de mamá, es nuestro motor”
“Estoy sumamente orgullosa de mi mamá, quien salió adelante pese a todas las adversidades… Excelente madre, luchadora, emprendedora… Una super abuela, suegra. Somos muy unidos, donde le pasa algo a alguien estamos todos juntos. Y mamá es el motor nuestro. Ella quizá no lo dijo en la nota pero fue dos veces abanderada, en mayo y ahora. Nos pone enormemente felices este presente y que siga ahora en la secundaria. Se lo merece”.
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