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Tensión arterial: ¡Medir, medir y medir!

Conocer la tensión arterial y llevar una vida saludable pueden hacer la gran diferencia.

En Argentina mueren por año casi 100 mil personas por afecciones cardiovasculares. Se estima que 3 de cada 10 pacientes llegan al consultorio con un muy mal control de sus factores de riesgo, pero la situación puede mejorar si se adopta, a tiempo, una vida saludable.

A nivel mundial, las enfermedades cardiovasculares son la primera causa de muerte. Se calcula que en 2015 fallecieron por esta causa 17,7 millones de personas, lo cual representa un 31% de todas las muertes registradas en el mundo. De estos decesos, 7.4 millones se debieron a la cardiopatía coronaria y 6.7 millones, a los accidentes cerebrovasculares (ACV).

Los datos oficiales indican que 6 de cada 10 adultos presentan exceso de peso y que entre los niños de edad escolar el 30% tiene sobrepeso y el 6% es obeso.

Frente a esto, ¿qué podemos hacer? ¿Cómo podemos cuidar nuestro corazón?

“Uno podría realizar una larga lista de todo lo que podemos hacer para cuidarnos a nosotros y a los que nos rodean, pero comencemos con algunos cambios con un enorme impacto en la salud”, explicó Sebastián Soloaga, Jefe de Unidad de Cuidados Especiales de Leben Salud.

Alimentarnos bien: “Sí” a tomar agua, “no” a las bebidas azucaradas. Si a las frutas y verduras, no a las golosinas. Necesitamos limitar los alimentos procesados, que entre sus desventajas de consumo suelen contener un alto nivel de sal, azúcar y grasa, aprenderemos con el tiempo a leer las etiquetas de los productos e incluir su contenido nutricional en nuestras decisiones diarias. Con respecto al alcohol hoy en día el consejo es disminuir su consumo (probablemente esto cambie con el tiempo). No debemos perder de vista que uno de nuestros objetivos es lograr alcanzar y mantener un peso óptimo y saludable.

Aumentar el nivel de actividad física: Aunque la recomendación es de 30 minutos de actividad moderada 5 veces a la semana, este objetivo no se logra de un momento a otro. Empecemos por aumentar la actividad física diariamente, disminuyendo los períodos de actividades sedentarias (aquellas actividades con poco movimiento y poco gasto de energía) e interrumpiendo los períodos sedentarios con movilidad (por ejemplo, estiramientos o caminatas breves). Es fundamental comenzar con una actividad adecuada a nuestra condición física, caminar suele ser una excelente opción para un gran número de personas.

No fumar y evitar estar en lugares donde lo hacen. Fumar no tiene ningún beneficio y ya conocemos los efectos negativos de estar rodeado de personas que fuman (evitemos ser fumadores pasivos). Si dejas de fumar, ayudas a mejorar la salud de muchas personas, lo que traducimos como la posibilidad de vivir más años y mejor. Existen profesionales de la medicina capacitados para acompañar en el proceso de cese del hábito tabáquico.

Vida saludable afecciones cardiovasculares

Bienestar emocional: el espectro negativo del estrés (lo que entendemos por distrés) tiene una gran incidencia en los eventos cardiovasculares, necesitamos aplicar estrategias para poder disminuir su carga, como técnicas de relajación, estrategias de afrontamiento, higiene del sueño, etc. “El corazón no es un órgano aislado de nuestras emociones: el miedo, la felicidad, la sorpresa son claros modificadores de nuestra frecuencia cardíaca y presión arterial, poniendo a prueba nuestra salud cardiovascular en los momentos más inesperados”.

Medir, medir y medir: Necesitamos medir la tensión arterial para conocer nuestros valores, un análisis de sangre para revelar nuestro nivel de colesterol, nuestra glucemia (azúcar en sangre), una balanza para poder pesarnos (con la altura y el peso podemos calcular el Índice de masa corporal), una cinta para medir nuestro perímetro de cintura. Si no conocemos nuestros valores no podemos trabajar efectivamente en su control.

Soloaga, médico especialista en Cardiología y docente universitario UNCo (MPRN 6553/ M.esp 2816 – MPNQN 7600 – M.esp 4599), advirtió que actualmente “personas de todas las edades pueden presentar enfermedades cardíacas, siendo la edad en sí misma un factor de riesgo”.

“Podemos pensar que las personas jóvenes han tenido menos tiempo de exposición a ciertos factores de riesgo cardiovasculares. Sin embargo, algunos factores de riesgo (sedentarismo, diabetes, colesterol alto, hipertensión arterial, estrés, obesidad, tabaquismo) en personas predispuestas, requieren de tiempos menores de exposición para provocar enfermedad”.

Pero, además, existen otros factores de riesgo que suelen tomar protagonismo en pacientes jóvenes: antecedentes familiares, carga genética, enfermedades autoinmunes, hipercolesterolemia familiar, trastornos alimentarios, consumo de sustancias tóxicas, consumo de cocaína y drogas de diseño (éxtasis).

“Hay que comprender que, aunque no presentemos factores de riesgo cardiovasculares (los que conocemos hasta el día de hoy), podemos contraer o desarrollar enfermedades, incluso una muerte súbita. Concienticemos sobre la necesidad de aprender reanimación cardiopulmonar (tus manos entrenadas pueden salvar vidas), comprendiendo la importancia de la disponibilidad de desfibriladores externos automáticos (DEA) en espacios de acceso públicos”, destacó el profesional de Leben Salud.

Qué tener en cuenta en jóvenes

En pacientes jóvenes se recomienda una valoración médica para hacer actividad física y deportes (el apto médico), además de un electrocardiograma y un análisis de laboratorio orientado a búsqueda de factores de riesgo cardiovascular antes de los 16 años, sin olvidar que el contacto con el profesional es una posibilidad de evaluación de la presión arterial, señaló el médico.

“Una vez que el paciente crece y se realiza la transición, en muchos casos implicando un cambio de profesional de la medicina, enfatizamos la importancia de los controles médicos y animamos a contactar con el equipo de cardiología desde un primer momento y luego con la periodicidad propuesta según la condición clínica del paciente”, concluyó Soloaga.

Qué es una dieta saludable

Una dieta saludable incluye la ingesta variada de alimentos, una ingesta de sal de no más de 5 gramos diarios, un consumo de grasas que no supere el 30% cada día y una ingesta total de energía diaria provenientes de azúcares libres menor al 10%. También es importante la realización de por lo menos unos 150 minutos de actividad física moderada semanal, adecuados a las posibilidades de cada persona. Por otra parte, es fundamental no fumar y evitar el consumo excesivo de alcohol.

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