Vandalizar el pasado es robar la memoria: los constantes ataques a monumentos
Los muros del Museo Paraje Confluencia amanecieron pintados, en otro daño al patrimonio que se disfraza de travesura.
¿Cuánto podemos llegar a disfrutar de un edificio histórico recién restaurado? Una madrugada cualquiera pasamos, como todos los días, frente a cualquiera de las casas históricas de Neuquén y nos damos cuenta que entre el breve lapso de tiempo, que media entre la restauración y la puesta en valor de un bien que nos pertenece a todos, reconstruimos una parcela del pasado colectivo.
Las pintadas con aerosol, el daño frecuente disfrazado de travesura, manifiestan el desinterés y la ignorancia por las huellas del pasado. Vivimos en tiempos de ciudades líquidas que se desdibujan en las pantallas y así vamos condenando al olvido trazos de nuestra identidad que sobreviven en cada monumento, cada plaza, cada espacio ganado a la desmemoria.
El Museo Paraje Confluencia, por ejemplo, forma parte de la rica historia del corredor ferroviario, cuyas instituciones relatan por sí mismas la tradición pionera con la que se gestó la ciudad de Neuquén. Puesta en valor no hace más de un mes, amaneció esta semana vandalizada, por pintadas anónimas cuya autoría, aunque las cámaras puedan registrar, no sirven en definitiva para reparar el daño, ni para lograr que los autores del daño restituyan en lo más mínimo las consecuencias de su accionar.
En la declaración de interés histórico de la Estación Ferroviaria de Neuquén del año 2014 quedó establecido: “Que la Estación Neuquén constituye un espacio de alta significación local y provincial, a la vez que un enlace determinante a nivel regional en los años de apogeo del ferrocarril, con valores testimoniales e históricos destacables para los pobladores de esa localidad patagónica, vinculados al uso del tren como medio importante de transporte y comunicación” destacando además: “Que la Estación y la colonia ferroviaria se fortalecieron como espacios de concentración de la vida social y económica de la ciudad y la posterior provincia, constituyendo durante muchos años el espacio arquitectónico más relevante de la ciudad”.
A partir de 1997 se habían puesto en valor el patrimonio del área que delimitaban las manzanas linderas a la Estación Neuquén del Ferrocarril en una acción conjunta que es llevada adelante por profesionales y técnicos de la Municipalidad y de la Universidad Nacional del Comahue con la co-dirección del historiador Enrique Mases y Liliana Montes Le Fort.
El relevamiento incluía en el listado muchos edificios y lugares, muchos de los cuales y en su mayoría, ya no existen y otros que gracias a posteriores acciones se pudieron recuperar: la ex Estación del Ferrocarril, el ex galpón de cargas, encomiendas, viviendas de personal de tráfico y demás dependencias ferroviarias.
El valor patrimonial en este caso reside en que el tren significó un importante y sostenido desarrollo para una zona de potencial riqueza en el que el Estado nacional construyó un “puente de unión” entre los pueblos del país y a sus pioneros que forjaron un destino de identidad propia. Por eso es imprescindible rescatar los lugares históricos, y a su vez la mística que unía a esos primeros hacedores que luchaban por el bien común, superando todas las contingencias con la certidumbre de sus convicciones.
El corredor ferroviario lo componen en la actualidad muchos espacios que han sido resignificados como Museos abiertos a la comunidad como es el caso del Museo “Gregorio Álvarez” del Parque Central que era el viejo galpón de reparación y operación de máquinas, la Sala de Arte “Emilio Saraco” que funcionó como galpón de cargas y el mencionado Museo “Paraje Confluencia” que tuvo la finalidad (entre otras) de servir como vivienda a las autoridades jerárquicas del ferrocarril.
Vinculado al Ferrocarril en la zona ribereña está La “Casa de las Bombas”, que se declaró como Patrimonio en 2019 y se fue poniendo en condiciones para que funcione actualmente la Dirección de Patrimonios y entre tantos recuerdos, las crónicas remiten a una institución que además de proporcionar energía a la pujante y naciente ciudad, contaba con una embarcación propia que recorría el río Limay.
Las Bombas abastecían a los tanques del ferrocarril que estaban a la vera de lo que es actualmente el Parque Central. Hoy el bombeo modernizado sirve como sistema de riego de vastos sectores del Parque. Hasta hace no muchos años, las cañerías eran de hierro y cuando se rompían por el lógico desgaste, se reemplazaban y a la vez se les iba haciendo un proceso de calafateado a las juntas, en forma muy artesanal por operarios muy especializados del municipio, similar al que se hace con la reparación naval.
El amarradero de estos vapores estaba cerca de lo que hoy es el balneario como parte de las propiedades del Ferrocarril que además en el Limay tenía una estación de bombeo con una maquinaría de gran porte y por cierto muy ruidosa. Hoy esa sala de máquina, aunque incompleta y habiendo sufrido actos de vandalismo y pillaje, sigue en pie y forma parte del patrimonio histórico de la ciudad.
Enumerar los monumentos que destacan los numerosos hitos históricos de la ciudad, sin dudas excedería la extensión de este artículo periodístico, pero tienen una característica en común, la mayoría han sido víctimas de la destrucción y el vandalismo. Los hitos históricos están distribuidos por toda la ciudad y aunque en algún momento, podamos pasar indiferentes a su lado, ellos, testigos urbanos de nuestra identidad, son o fueron casas antiguas, negocios del ayer, monumentos o vestigios que están ahí para recordarnos como fue Neuquén no hace tanto. Estos hitos son parte de proyectos culturales de preservación de la memoria y puesta en valor del patrimonio histórico.
Cada lugar histórico está señalizado con información precisa y además se les agregó un código “QR” para facilitar el acceso a la información y además para conquistar el interés de los nativos digitales. Además del Circuito de La Identidad y los Derechos Humanos, existen: el del Obispo Jaime de Nevares frente a la Catedral, la Escuela N°2, el Bar “La Alegría”, La tranquera de los ingleses, el Hospital Castro Rendón, La Universidad del Comahue, La Cooperativa Calf, la Plaza roca, el edificio de la Fraternidad Ferroviaria y la Casa de Gobierno.
Cintia Rojas, Subsecretaria de Cultura de la Ciudad de Neuquén, manifestó en relación al frecuente ataque al patrimonio histórico neuquino: “Todos los edificios del Corredor Ferroviario del Parque Central, incluyendo al Anfiteatro “Gato Negro” que es histórico porque era la estructura en la que se efectuaba la rotación de las Locomotoras. Es necesario que todas las personas, incluso quienes visitan nuestra ciudad conozcan la importancia de cada uno de los hitos porque cada uno de ellos es una página de nuestra historia y es razón más que suficiente para sigamos poniendo en valor cada uno de ellos".
"Recuperar espacios significativos y se conviertan en Museos es rescatar la información que constituye parte de nuestra identidad y nuestra cultura como ciudad que, en tanto hermosa por ser la nuestra, tiene por objetivo que podamos enamorarnos de estas historias de pioneros y hacedores que nos antecedieron dejando su impronta. Invitamos a la ciudadanía a que conozca estos espacios y los sienta como propios porque nos pertenecen a todos”, agregó.
Por otro lado, destacó que las denuncias sobre vandalización de monumentos pueden realizar al teléfono: 0299 – 155-940237 (Patrimonio Cultural de la Ciudad)
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