Deonilda Rodríguez es una maratonista que desde Paso Aguerre promueve el deporte y una vida como chacarera, madre, apicultora y bailarina.
Deonilda Rodríguez nació en Paso Aguerre, esa pequeña localidad del centro de la provincia que la vio crecer. Cuando era chica, volvía corriendo todos los días desde la escuela a su casa. Eran 5 kilómetros que la hacían feliz y esa es la misma felicidad que supo conquistar con los tantos podios que alcanzó a su madurez, convertida en maratonista.
Siempre vivió en la chacra, y ante las distancias su solución más a mano fue correr. Una corrida por los campos llanos de esa solitaria localidad, que hoy solo cuenta con 500 habitantes. A la vuelta de la escuela, las tardes de esta niña seguían con más kilómetros de corrida. Dejaba su mochila en su casa y de nuevo salía a correr.
Ya en pareja, Deonilda, o "la India", como le dicen los que la conocen, un día recibió de visita en su casa a un amigo de su esposo, quien se asombró de verla correr.
Era el profesor de educación física Raúl Santiago, de Zapala, quien sin dudarlo le preguntó: “¿Y no te animás a correr una carrera?”. Aquella pregunta, hasta quizás sin tanta expectativa por la respuesta, fue el pequeño empujón que necesitaba Deonilda para comenzar su vida como atleta, aunque en realidad, sin haber corrido carreras, ella ejercía esa actividad desde siempre.
Su respuesta fue rotunda: "Sí". Y así fue como se preparó y viajó hasta Villa La Angostura, junto al profesor Santiago y su marido, Marcelo Pino. Su primera carrera fue la doble Arrayanes, en 2009.
“Me acuerdo llegar a ese lugar con tantas mujeres corredoras, con esa ropa deportiva que yo no tenía. Y aún me acuerdo que mi profesor me dijo que cuando vea que esas mujeres me van a pasar, que me haga a un lado, porque sino me iban a tirar. Y bueno, lo sorprendí, porque no me tuve que hacer a un lado, llegué primera”, recordó emocionada "la India", al rememorar su estreno como corredora en una carrera de 12 kilómetros.
Aquella carrera fue su primer podio de 19 que hizo solo en ese año, y muchos más que siguieron en su vida. Hizo trekking en montaña y en carreras de 21, 30 y 42 kilómetros.
Y así, de correr entre las chacras por Paso Aguerre, el running la llevó a competir en Las Ovejas, Villa Pehuenia, Bariloche, Junín de los Andes, Zapala, San Martín de los Andes, Cipolletti, Balsa Las Perlas, Catriel, Añelo, Cutral Co, Neuquén capital, Picún Leufú, Piedra del Águila, Plottier, Villa El Chocón y General Roca. También corrió en Pinamar, donde quedó tercera con las corredoras Andrea Dobla y Valeria Rodríguez.
Deonilda compartió a LMNeuquén que para lograr todos estos objetivos siempre contó con el apoyo incondicional de su marido, sus cinco hijos y por supuesto, de su esfuerzo personal. "Mis hijos nunca fueron un obstáculo en mi vida, ni para la producción, ni para el deporte. Ellos lo mamaron siempre de chicos, tenía un bebé y cuando cumplían un mes yo ya salía a correr por una hora y volvía y seguía mi rutina del día", recordó.
Una mujer multifacética
Esta corredora de 44 años de Paso Aguerre llegó a la capital esta semana para participar de la formación Neuquinas con Impacto, un encuentro provincial en donde se entrecruzan las vidas, los quehaceres y labores de 300 mujeres de 29 localidades de Neuquén, quienes buscan profesionalizar sus trabajos.
En el caso de "la India", su rol no sólo es de atleta, sino que también su vida está compartida con ser madre de cinco hijos, esposa, abuela de tres nietos, chacarera, apicultora, bailarina y profesora de danzas folclóricas.
Toda su vida está dentro de la chacra, allí esta mujer se dedica a criar chanchos, ovejas, pollos. Pero también alambra, riega, limpia las acequias. Todo eso está a su cargo, su marido tiene otra labor que tiene que ver con la lana. Tiene nueve madres para criar lechones, ovejas y el cordero y gallinas. Esa tarea, que es la que realiza para subsistir, le lleva gran parte de cada jornada.
A pesar de su fuerte alergia a la picaduras de abejas, Deonilda se dedica también a la apicultura. “Cosecho miel, no la hago, la producen las abejas, trabajo las colmenas, saco polen, propóleo y miel”, contó entusiasmada esta chacarera, quien dijo además que siempre tiene en su chacra el medicamento para la alergia ya que si la llegan a picar se puede brotar toda y faltarle el aire.
En su chacra Deonilda está de borcegos y camisa de grafa, metida en el barro. Pero cuando llega la hora de correr, aparecen las zapatillas y su ropa cómoda, aunque ese no es el único cambio de vestuario que puede realizar esta mujer en una jornada, también las polleras y las trenzas llegan cuando aparece la bailarina de folclore.
"La India" estudia hace ocho años el profesorado de esta disciplina, y ya el año pasado obtuvo el título de maestra y espera el próximo alcanzar el de profesora.
“El folclore siempre me gustó, en la primaria siempre se daba folclore, pero se fue perdiendo. Yo hace varios años empecé a cursar en el instituto de Cimarrón en Paso Aguerre y en paralelo con el taller municipal”, relató.
Rodríguez compartió que la danza es otra de las disciplinas que lleva adelante con gusto y dijo que sueña con poder recibirse de profesora y enseñar. “Es una carrera larga, es que no es sólo es gato y chacarera, son muchas más danzas, nos enseñan también la teoría, la vestimenta, el origen de la danza”, explicó la bailarina integrante del cuerpo de danza de Paso Aguerre.
Esta mujer, de rasgos indígenas, piernas fuertes y voz pesada, enfrenta todos los días la vida con fortaleza, para ella ser mujer nunca fue un escollo en su vida de atleta o en las tareas de la chacra. Y pudo enseñarle a todos sus hijos los valores de la igualdad de género que hoy lleva como bandera de una vida llena de esfuerzo y nuevos sueños por cumplir.
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