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La Mañana Parapléjico

Fabricó un dispositivo para que su amigo parapléjico se pudiera volver a parar

Con partes de viejas sillas de ruedas y elementos que compraron, hicieron una silla bipedestadora en Comodoro Rivadavia.

Cruz Melián dice que Fernando Cadario “es un genio”, y la expresión se puede tomar de la manera más amplia: genio por conocimiento, iniciativa, actitud y amistad. Una silla bipedestadora -que permite que una persona con parálisis se ponga de pie- construida de manera artesanal en Comodoro Rivadavia, provincia de Chubut, es el eje de la historia.

“Mi vida dio un giro muy grande: la libertad para llegar a las pequeñas cosas, que ustedes no les dan importancia; llegar a un vaso, estar cocinando y estar intentando ver dentro de la olla. Estoy muy agradecido con mi amigo”, cuenta Cruz (52), que sufrió un accidente con su moto en 2012 y desde entonces no puede caminar.

Dos años después conoció a Fernando (43), en un asado. Esa noche, Fernando le preguntó qué quería. Se refería a qué querría para comer, pero la respuesta lo descolocó: “Caminar”.

“Me mató con esa, pero después lo conocí y, de a poco, empezamos a compartir asados y juntadas”, contó Fernando en una entrevista que el medio local Adnsur les hizo a ambos.

Fabricaron una silla bipedestadora en Comodoro Rivadavia
El comienzo del trabajo en el taller de Comodoro Rivadavia, cuando la futura silla era solo unos fierros.

El comienzo del trabajo en el taller de Comodoro Rivadavia, cuando la futura silla era solo unos fierros.

Al principio no se llevaban muy bien. Un día la mecánica empezó a unirlos. A Cruz se le rompió el auto, Fernando lo ayudó a arreglarlo e iniciaron un proyecto para adaptar un BMW y que Cruz pudiera manejarlo. Después hicieron lo mismo con un Toyota Corolla, un Corsa con caja manual y hasta un cuatriciclo.

Una caída a 60 km/h en Comodoro Rivadavia

El accidente de 2012 fue en la playa de Comodoro Rivadavia. “Fue un accidente muy tonto, iba a 60 -recordó Cruz-. La arena me tragó la moto, me despidió.... Cuando me desperté, estaba en el piso”.

Se le cortó la médula y perdió para siempre la movilidad en las piernas. Después de un tiempo de bronca y depresión, llegó el clic para adaptarse a la nueva realidad y volver a hacer cosas.

En ese camino, Fernando fue fundamental: junto adaptaron los autos, instalaron una grúa pluma en la pileta de Cruz para que pudiera nadar, jugaron básquet adaptado juntos, comparten salidas y su afición por la mecánica.

Comodoro Rivadavia Fernando Cadario y Cruz Melián con la silla bipedestadora
Comodoro Rivadavia: Fernando Cadario y Cruz Melián con la silla bipedestadora.jpg

Comodoro Rivadavia: Fernando Cadario y Cruz Melián con la silla bipedestadora.jpg

Los sábados se suelen juntar en el taller que tiene Fernando como hobby. Allí, hace siete meses, surgió la idea de la silla bipedestadora.“El tema es que hace rato que no voy a kinesiología y cada vez hago menos cosas, por el tema de mi trabajo (home office para una empresa petrolera) paso muchas horas sentado acá en la compu”, relató Cruz y agregó que esa situación ya le estaba trayendo problemas de salud más severos.

“Él me decía: ‘Puta, tenemos que buscar la manera de hacer algo’. ‘Me tendría que parar’, pensaba yo”, agregó. Hasta que Fernando tomó la decisión: “Vamos a probar hacer la silla bipedestadora a ver si te sirve para mejorar”.

Con lo que había a mano

Para fabricarla utilizaron ruedas recuperadas de otra vieja silla, también el eje y el respaldo. Los cinturones de seguridad son de un auto y los consiguió Cruz. El pistón y el adaptador eléctrico los compraron, y adaptaron también una base para la batería.

“No tiene ciencia, digamos, es sencilla”, dijo Fernando, minimizando lo hecho en su taller de Comodoro, que para cualquier observador común podría ser una misión imposible.

“Fue mucho laburo de tornería y se hizo con lo que teníamos en la casa. Entonces había que llevar todo a medida, diagramar, pensar. Después, el otro tema fue cómo lograr que, mientras la parte de abajo sube, el respaldo se vaya enderezando y cuando llegue arriba quede en una línea cómoda para él. Fue todo bastante pensado”, reconoció, igualmente.

Cruz usa la silla todos los días. “Por la mañana desayuno, me tomo un café, hago un par de cosas, preparo unos mates y me paro. Estoy una hora y media, dos horas”, detalló.

“Desde que la tengo duermo terriblemente -añadió-, llega la noche y estoy cansado, las piernas blanditas, el diafragma afloja un poco, la panza no me duele tanto como antes. El resultado era lo que tenía que ser”.

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