Búsqueda de Luciana Muñoz en Neuquén: las sombras de las adicciones y una brecha que se cierra
A doce días de la desaparición de la joven de 20 años, analizamos elementos duros de una carrera contra el tiempo.
Junto a expertos analizamos en detalle el caso de Luciana Antonella Muñoz Aguerre, la chica de 20 años que está desaparecida desde el 13 de julio. Para ello tomamos una serie de parámetros establecidos en investigación criminal, a partir de la casuística, que ofrecen certezas en más de un 90 por ciento de los casos.
A la hora de trazar el perfil de Luciana, estamos hablando de una joven de alto riesgo producto de sus adicciones, de hecho, la madrugada que salió de su casa concurrió a juntarse con un joven con el que estuvo consumiendo alcohol y cocaína.
A partir del encuentro en dicha vivienda, tipo 9 o 9:30 horas, ella se va, supuestamente, y se pierde su rastro. Los pesquisas dieron vuelta, literalmente, la vivienda y pasaron todo tipo de luces en busca de rastros biológicos y no encontraron nada que les brindara un indicio de violencia.
Además, hay cuestiones que se analizan del relato del joven, que no genera sospechas sustanciales, por ahora, pero no se descarta nada y está bajo la lupa de los investigadores. De hecho, toda la zona lindante a la vivienda, manzana por manzana, se rastrean cámaras de seguridad para tratar de ubicar una imagen de Luciana.
Complicaciones
Algunas de las complicaciones que admiten los pesquisas, tanto de policía como de fiscalía, es la ausencia de celular de la joven, ya que lo dejó en su casa porque lo tenía roto desde hacía dos semanas y se manejaba por el chat de Facebook con sus amistades.
Hay que tener en cuenta la relevancia que tiene un celular en estos tiempos para las investigaciones criminales. En la actualidad, es lo que para Juan Vucetich representaba una huella digital.
La ventana de tiempo, de unas 72 horas, entre la desaparición y la denuncia de la familia, acostumbrada a darle a Luciana un margen de 48 horas para comunicarse que era lo habitual según la propia madre, también se transforma en un escollo que complica más aún el escenario.
A esto hay que sumar los dos días invertidos en el seguimiento de una imagen posible de Luciana, que confirmó la propia madre, y que en el cotejo y seguimiento que hicieron investigadores terminó resultando que no era ella sino una joven de características casi idéntica por lo que todo volvió a foja cero.
Hubo medidas que se llevaron adelante en distintos domicilios a partir de algunas informaciones que recibieron los pesquisas, algunas en la zona oeste y otra, realizada ayer, en Parque Industrial. Todo arrojó resultado negativo.
Vale dejar en claro que tanto la fiscalía como la Policía están obligados a cotejar cada dato que surja y más con lo apremiante de la situación, ya que las posibilidades de encontrarla con vida a Luciana, desde lo estadístico, se agota.
Adicción en favor y en contra
Primero hay que dejar los prejuicios de lado y entender que una persona adicta es víctima. Las áreas del cerebro responsables de la toma de decisiones, el autocontrol y la planificación están afectadas. Esto dificulta la capacidad de evaluar las consecuencias de sus acciones y la toma de decisiones racionales. Motivo por el cual, la capacidad de ejercer juicio y autocontrol está disminuida, lo que hace que la persona actúe impulsivamente en busca de más droga sin considerar los riesgos a los que se expone.
Los investigadores y los estudios criminológicos indican que en el caso de la desaparición de una joven sin problemas de adicciones, las primeras 24 horas son claves y ese margen se puede estirar hasta 72 horas. A partir de ahí, los pesquisas saben que van detrás del hallazgo de un cadáver.
Pero en el caso de las personas adictas, esos márgenes se amplían en forma considerable, pero también tiene sus días críticos.
La adicción genera que una joven pueda estar largas jornadas alternando consumo con resaca en lugares por lo general precarios y que la exponen como víctimas de alto riesgo.
De hecho, la principal hipótesis en el caso de Luciana es que pueda estar en algún búnker narco o en la casa de alguien que le provea drogas. Estos lugares pueden estar ocultos en barriadas urbanas pasando inadvertidos, motivo por el cual es tan necesario que las personas que hayan visto algo informen en forma urgente a la Policía o fiscalía con la garantía de la reserva de su identidad.
Otro punto que se debe contemplar, es que mientras más horas pasa la víctima en este tipo de situaciones, los riesgos crecen no solo por el consumo y una sobredosis, sino por la mala alimentación e hidratación, algo que impacta sensiblemente la capacidad de resistencia de organismo.
Supervivencia
Contemplando los guarismos que develan las estadísticas, cruzado con este caso extremo, las probabilidades de que Luciana aparezca con vida están reducidas drásticamente.
Para que se entienda, las probabilidades de supervivencia van variando. En los primeros tres días son altas, entre un 70 y 80 por ciento. Del cuatro al séptimo día se cae significativamente de un 40 a 60 por ciento. Del día 8 al 11, la supervivencia ronda entre un 20 y un 30 por ciento. Luciana ya está en el día 12 y el dato no es menor.
Que el Gobierno haya ofrecido una recompensa de un millón de pesos por información cierta sobre el paradero de la joven permite extender los márgenes, pero no mucho más. Tal vez hubiese sido mejor ofrecer un monto por encima de los 10 millones de pesos porque esas son cifras que pueden alimentar traiciones y el valor de algunas personas que puedan manejar información muy sensible.
Ahora, hay que dejar que los pesquisas sigan haciendo su trabajo que desgraciadamente es contrarreloj.
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