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Motín de los trece: ¿Quién lo ideó y cómo lo concretaron?

El motín estuvo planificado. Hay sendas sospechas de quién fue el actor intelectual. Los detalles del ardid, el valor y arrojo del celador rehén.

Para concretar un motín no solo hay que tener motivos, sino también un plan y espalda para bancar la situación que puede ser muy áspera. Los trece de la alcaidía de la Comisaría Quinta de Centenario tenían todo eso y más porque son tipos pesados que conocen el sistema y además están jugados y sin nada que perder.

Esa situación los pone en ventaja respecto del personal policial que apuesta su vida en forma cotidiana. Ese riesgo se ha visto incrementado en las alcaidías con la actual emergencia carcelaria. En esos pequeños espacios que no deben ser habitados en forma permanente duermen asesinos y ladrones condenados que tendrían que estar en penales donde las medidas de seguridad están extremadas.

Lo cierto es que a los presos pesados tampoco les conviene estar en las alcaidías porque no pueden acceder a beneficios, educación, talleres, horas de patio y visitas íntimas. Además, están completamente hacinados.

La Comisaría Quinta de Centenario tomó intervención en el asalto.
La Comisaría Quinta de Centenario fue escenario de un motín en la alcaidía.

La Comisaría Quinta de Centenario fue escenario de un motín en la alcaidía.

Un plan para ser escuchados

Hay un condenado que está bajo sospecha de ser el autor intelectual del motín. Al ser un hombre de averías sabe que la vida del prófugo no es para nada grata, por lo que si quieren hacer oír un reclamo no tienen que elevar un escrito, sino patear el tablero.

Fue así como se planificó, con todo el tiempo del mundo, el motín de Centenario.

Pero un motín en un lugar tan reducido, como lo es una alcaidía, Es fácilmente desarticulado por el Grupo Especial Antimotines y Requisa (GEAR) que están acostumbrados a situaciones mucho más complejas.

Es por lo que necesitaban una ventaja: un rehén. Para lograrlo había que observar con detenimiento cómo eran los movimientos de los celadores durante el cambio de guardia.

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La Metropolitana perimetró el exterior de la Comisaría Quinta y el GEAR se instaló en el interior.

La Metropolitana perimetró el exterior de la Comisaría Quinta y el GEAR se instaló en el interior.

En la alcaidía de la Comisaría Quinta hay tres puertas claves que separan a la población detenida del resto del edificio. Existe una puerta general, otra que da al pasillo que lleva hasta a los calabozos y la puerta por la que se accede a dicha zona. Ese lugar solo lo recorren los celadores y los guardias que trasladan a los presos.

El autor intelectual supo que era complejo tomar un rehén, si no había movimientos de detenidos. Pero ¿Cómo se consigue que los guardiacárceles estén obligados a mover a los internos? Ya se los cuento.

¿Cómo mover un preso?

Para esta tarea se utiliza un ardid de manual que en la alcaidía de Centenario generó hasta cierto caos.

Para obligar a los guardias a mover un preso o varios se organiza una huelga de hambre. Entonces, están obligados a trasladarlos una o dos veces al día para que sea evaluado por un médico. Todo depende del tipo de huelga, si es seca es más compleja por la deshidratación que sufre el detenido.

¿Quién comenzó la huelga? Jorge Alberto Falconi. Falconi llevaba unos días de huelga solicitando ser trasladado a un penal para obtener beneficios y porque ya no soporta más la precariedad en la que se encuentra.

Falconi detenido crimen Ruso Auer
Jorge Alberto Falconi está condenado por el crimen del Ruso Auer.

Jorge Alberto Falconi está condenado por el crimen del Ruso Auer.

Durante los días que estuvo de huelga pudieron estudiar al detalle cómo era el movimiento de traslado al médico y descubrieron que solía confluir con el cambio de guardia. Esa era la ventana que debían aprovechar.

De inmediato se sumó el resto de los internos a la huelga de hambre. Fue así como los trece detenidos en la alcaidía debían ser trasladados al médico que los evaluaba en una de las oficinas de la Comisaría. De esta forma lograron fastidiar todo el sistema.

El golpe y el arrojo

El lunes, minutos antes de las 18, se produjo el cambio de guardia. El celador entrante y saliente se cruzaron en el pasillo justo en el momento en que dos guardias trasladaban de regreso al calabozo a uno de los presos que había sido visto por el médico.

“Cuando abren la puerta que da los calabozos para dejar al preso, fue que lo toman del cuello al celador y lo chupan”, confió una fuente a LMNeuquén.

En ese momento, todo quedó congelado durante un par de segundos. Allí los dos guardias y el celador podrían haber presentado batalla, pero contra trece estaban condenados a perder.

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Fue el celador en un acto de arrojo y lucidez quien le tiró las llaves a los guardias y les pegó el grito para que salieran. De esa forma evitó que las llaves quedaran en mano de los detenidos, lo que podría haber alentado y facilitado una fuga masiva.

Ese gesto del celador también permitió que la Policía ganara tiempo. De inmediato se convocó al GEAR para controlar el edificio internamente y la Metropolitana cerró el perímetro externo.

La negociación

Con las alertas activadas, el negociador de turno de la Policía acudió de inmediato a la Comisaría Quinta de Centenario y luego arribaron otros tres porque los presos estaban plantados en que querían que fuera una autoridad.

El diálogo de negociación se inició con un ladrón muy pesado que está condenado por robos violentos y en banda: Carlos Hernández.

Las primeras solicitudes fueron por mejoras en las condiciones habitacionales y ampliación del horario de visita.

A todo esto, al celador lo tenían tirado en el suelo bajo amenaza, no tenían ningún tipo de lesión, pero estaba en shock. Los presos sabían que no les convenía lesionarlo porque eso les traería aparejada otra causa penal más. Todo estaba pensado.

Mientras seguía adelante la situación, el municipio de Centenario entregó una mesa y sillas para los presos que era parte del reclamo, precisamente el ítem condiciones habitacionales.

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El motín se inició pasadas las 18:30 y generó un gran despliegue de las fuerzas de seguridad.

El motín se inició pasadas las 18:30 y generó un gran despliegue de las fuerzas de seguridad.

La tensa situación se extendió hasta minutos antes de las 23, cuando se labró el acta acuerdo y las partes firmaron.

Se liberó al celador que salió sumamente alterado. Afuera de la Comisaría lo asistió un equipo médico. Se reencontró con su familia y lo derivaron al Policlínico de Neuquén.

El Grupo Especial Antimotines y Requisa (GEAR) se dispuso de inmediato a ingresar a los calabozos, pero los trece ya habían depuesto la resistencia y hasta se dio por concluida la huelga de hambre.

Cuentan que Falconi tenía un rictus triunfal y cuando entraron los integrantes del GEAR, bajó la mirada y entrelazó las manos en la nuca.

La requisa de cada celda fue pacífica y concluyó sin novedades. El resto de la noche fue sumamente tranquila.

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