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Se reúnen todos los martes en el museo para jugar al bridge

El club surgió a partir de un taller en la Universidad. Pasan cuatro horas entre mates, fotos de nietos y el único juego de naipes que se considera un deporte.

Son las cuatro de la tarde y, en un rincón del Museo Nacional de Bellas Artes, una veintena de personas se sientan alrededor de las mesas de la ex confitería en parejas cruzadas, mientras de un pequeño armario rodante salen naipes de corazones y diamantes, cartillas y una tabletas electrónicas que registran los puntos. El grupo "Amigos del Bridge" de Neuquén empieza su torneo semanal, en el que hacen gala de complicadas estrategias de juego entre mates, fotos de nietos y budín casero de naranja.

La asociación "Amigos del Bridge" de la ciudad se formó en 2016, a partir de un taller para adultos mayores que dictó la Universidad Nacional del Comahue. Marisa Cattáneo, una jugadora apasionada de toda la vida, se ofreció como profesora y le contagió su entusiasmo por los naipes a sus alumnos. Desde entonces, fue la excusa para reunirse en confiterías y en casas prestadas hasta que les dieron permiso para ocupar un rincón en el hall del museo.

Tras el cierre por la pandemia, desde hace unas semanas, el mural de Luis Tomasello volvió a convertirse en el testigo mudo de los torneos de bridge "a la neuquina", con más charla y anéctdotas que en otras latitudes, pero el mismo ingenio y astucia. Al caer la tarde, se impone la estrategia más allá de las figuras que salen de la baraja.

"El bridge es el único juego de cartas que es considerado como un deporte por el Comité Olímpico", explicó Marisa a LMN, con su paciente tono de profesora. Indicó que se parece un poco al ajedrez, porque "tenés que que aprender a pensar jugadas a futuro y a organizarte con lo que tenés en la mano", con la diferencia de que se practica en parejas y la comunicación es fundamental para ganar la partida.

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Recordó que comenzaron hace cinco años cuando quisieron juntarse a jugar sin sentirse presionados "porque, si bien se busca ganar, somos un grupo con mucha gente grande que lo hace con un fin bastante social".

"Había otro grupo de bridge acá que jugaba en El Ciervo y nosotros íbamos a distintas confiterías hasta que llegamos al museo y jugamos ahí hasta que se incendió, después vino la pandemia y recién ahora volvimos, pedimos permiso y ellos muy amables nos dejaron volver", relató.

En su corta trayectoria como club de aficionados, los "Amigos del Bridge" viajaron a Salta, Córdoba y otras provincias para competir y organizaron dos torneos internacionales en un hotel local. Tras la pausa obligada por el COVID, esperan retomar las competencias en mayo del año que viene.

Durante el encierro, buena parte de la práctica se mudó a Internet, a un sitio gratuito que se llama BBO y permite también aprender el juego de bridge en línea. "Nosotros dimos como clínicas o clases grupales para nuestros socios como una forma de estar juntos", acotó Marisa.

Indicó que, al reabrir el Museo, fueron a golpear de nuevo las puertas y tuvieron "un muy buen recibimiento, nos dijeron que sí y y también va una gente de ajedrez; pero, cuando se concesione la confitería, tendremos que ver cómo arreglamos para que nos dejen estar acá, pagar una consumisión o algo".

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Los lunes, los que van al torneo en el Museo confirman por anticipado y, al día siguiente, se sientan en parejas a medida que llegan. Son cuatro horas de juego hasta definir a los ganadores y sólo se permiten un recreo de descanso, que es la oportunidad para probar un budín o algo rico que lleve alguien para compartir.

El ritual de los martes incluye un pequeño armario rodante, en el que guardan como tesoros las cartas y cartillas que compraron a lo largo de los años. También tienen un juego de "bridgemates", similares a calculadoras digitales que sirven para anotar los puntajes y cargarlos en una computadora. Ahorran el tiempo que se tarda en sacar cuentas y más de una discusión.

Por protocolo contra el COVID, la ubicación es espaciosa y el ambiente está ventilado. También se higienizan las manos con alcohol antes de cada partida y todos están vacunados, sin excepción. Aún así, son entre 20 y 22 por ahora de los cerca de 40 que forman el club, porque el resto todavía no se anima al reencuentro.

"No logramos que vengan más porque hay mucha gente que todavía está en su casa con miedo a esta nueva variante y los respetamos", aclaró Marisa. Agregó que entienden el temor porque los amigos del bridge neuquinos "somos casi todos bastante maduritos" y cuesta sumar a las nuevas generaciones.

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Observó que, "para la gente de de 30 y 40 años con hijos chicos no es fácil y nos pasó que han venido y no pudieron seguir porque te lleva tiempo".

Destacó que, para el que quiera aprender, el bridge es un idioma universal, un pasatiempo que te permite socializar en cualquier lugar del planeta. "Con mi esposo, jugamos con unos japoneses en un crucero lo más bien", confió.

Aclaró que, fuera de la jerga propia del juego, "no se necesita conversar; es decir, en realidad, no se debería hablar, pero acá en Neuquén somos un poco elásticos con eso".

Dijo que el tiempo se pasa rápido "porque cada cartilla son siete a ocho minutos" y, cuando te das cuenta, ya se hizo de noche. Observó divertida que siempre terminan los encuentros a las 20 pese a que podrían demorar más, "pero nos tenemos que ir sí o sí porque, a esa hora, nos cierran el Museo".

Bridge en Neuquén 2.mp4

Un puente para los jóvenes que se animen a los naipes

Aunque la palabra "bridge" significa "puente" en inglés, su nombre es una deformación de un vocablo de origen turco y sus orígenes se remontan desde hace medio milenio. Es un juego que trascendió imperios y fronteras y, por eso, la asociación de neuquinos que lo practican tiene especial interés en transmitir esta experiencia a los más chicos.

Marisa Cattáneo, del grupo "Amigos del Bridge" de Neuquén, resaltó que este deporte de naipes "sería una formación fantástica para los más jóvenes" y contó que, a nivel nacional, se armó un proyecto escolar para incluirlo como un contenido trasnversal en las clases de primaria.

"En otros países, está dentro de las escuelas y, por ejemplo, en España se juega muchísimo y en Turquía es normal que desde muy chicos jueguen porque hace muy bien para formar la personalidad al aprender a trabajar en equipo, tener tolerancia y paciencia", recalcó.

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La Asociación del Bridge Argentino, fundada por el ex presidente Juan Domingo Perón en 1949, elevó un proyeccto al ministerio de Educación. Entre los fundamentos, aseguran que este juego refuerza el lenguaje no verbal, la concentración, la coordinación y la autonomía.

También impulsan la enseñanza escolar del "petit bridge", una variante diseñada para niños de cinco a siete años donde los palos se distinguen con cuatro colores y cada uno se asocia a un tema: animales, transportes, ropa y frutas o verduras.

Marisa acotó que, para el 2022, la idea es ofrecer clases sin costo a los jóvenes interesados "y tratar de darles en contraturno presencial al principio en el colegio y después seguir on line con profesores de Buenos Aires".

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