Suicidio, la ley del abusador

En menos de 10 días, se dieron dos casos de hombres que estaban acusados de abusar de sus hijas menores de edad, uno en medio del juicio y el otro al inicio del proceso judicial, que tomaron la decisión de quitarse la vida ahorcándose.

En perfilación criminal aprendí que las mentes tienen sus propias leyes, que van más allá de las normas instituidas. En el caso de pederastas, creen que está bien lo que hacen por más que son plenamente conscientes de que es un delito.

Una forense me explicaba: “Abusan porque quieren y pueden. Hacen e imponen sobre el cuerpo de sus víctimas su propio deseo. Incluso, ellos deciden si van a permitir que los juzguen o no”.

Los abusadores tienden a involucrar a la víctima, a convertirla en cómplice y hasta responsabilizarla del acto a través de la manipulación. De ahí que muchas veces las amenazan con que si cuentan algo las van a matar a ellas o a sus madres.

Esa forma de silenciamiento, para la cabeza de un niño, es de las peores, porque pasa a tener una carga para la cual no está preparado y el sufrimiento que los envuelve es atroz.

Llegado el caso del develamiento, momento en el cual el niño logra encontrar la forma de contar lo que padece, el abusador entra en otro proceso de su perversa trama.

Muchos piensan que toman la decisión de quitarse la vida por temor o vergüenza al escrache o la condena social, o incluso a tener que ingresar a la cárcel con la etiqueta de violador y todo el mito hay sobre lo que les ocurre tras las rejas. “Eso no incide en ellos. Su psicopatía lo lleva incluso a tomar la decisión de matarse porque ellos no van a permitir que su víctima los juzgue. Son mentes muy perversas”, detalló la profesional.