River y Racing son la excepción: los resultados en la Copa y la Superliga, respectivamente, llevan tranquilidad a Núñez y a media Avellaneda. Sin grandes bajas, no hace falta salir a tirar la casa por la ventana para incorporar futbolistas durante el mercado de pases vigente. Boca también está excluido, pero por otros motivos: su billetera y las últimas ventas -más las que todavía puedan concretarse- le dan margen para gastar.
¿Y el resto? Los demás sí deben apelar a la ingeniería económica (y a la magia) para mejorar sus planteles: 365 días atrás, hace exactamente un año, el dólar estaba en promedio a $18,79. Ayer, la moneda estadounidense cerró a $37,25 -un 98% más-. Las negociaciones cambiaron. Los sueldos más altos del medio local cotizan en verde y para atraer figuras de afuera -repatriados o extranjeros-, el contexto argentino no ayuda.
La estrategia utilizada por los clubes desde hace un par de temporadas para paliar la ciclotimia de la economía fue la de ponerle un tope al dólar. Es decir, si la cotización sobrepasa tal o cual valor, el salario del jugador en cuestión no va a la par, sino que queda fijo en el techo de lo firmado.
Hace un año, el dólar valía la mitad. Hoy los clubes buscan cómo no endeudarse a valores que dan miedo.
El sueldo es importante, pero no es lo único. Sin ir más lejos, ayer Independiente cerró la llegada del delantero paraguayo Cecilio Domínguez por 6 millones de dólares, lo que trasladado a pesos lleva la cifra a $223.500.000 -lo mismo que percibieron los 25 equipos juntos de la B Nacional por televisación en el primer semestre de 2018-. Con esos números, los clubes deberán potenciar juveniles, recurrir al sentimiento de los ex o endeudarse a valores que dan miedo para sostener al fútbol local en lo más alto de la región. Una misión para nada sencilla.
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