Una fiesta bien neuquina
El eje central de la octava Fiesta son las y los neuquinos. Los mismos que la convirtieron en un éxito.
La octava edición de la Fiesta de la Confluencia fue un éxito. Cumplió con los senderos inclusivos, ofreció muchas actividades para todas las edades, aumentó su nivel en el escenario principal y tuvo una gran participación del Alto Valle.
No hubo heridos de gravedad ni grandes peleas, aunque sí un serio llamado de atención a la gente en la jornada inicial, cuando a Femina y a Duki les arrojaron proyectiles en pleno show. A la hora de la seguridad, no se denunció abuso policial y se observó a efectivos por todo el predio.
El patio gastronómico cumplió con cervezas artesanales y variados menúes para los gustos de todos los presentes. La ley de Cupo Femenino se respetó y la artista trappera Cazzu lo recalcó sobre el escenario.
Aunque hay que dejar las cosas en claro: el eje central fueron y son los neuquinos.
A pesar de que no se podrá saber a ciencia cierta cuántas personas disfrutaron del evento, se estimó que hubo más de 500 mil personas en las cuatro noches, un número impactante que equivale a la población completa de la ciudad de Neuquén censada en el 2010.
Esa cantidad de ciudadanos marcaron que el festival que se montó por primera vez en cuatro jornadas estuvo a la altura.
Con una apuesta elevada en su inicio, con una agenda cultural de calidad a nivel local, nacional e internacional, y con una convocatoria masiva, los shows hicieron vibrar a la Isla 132 y marcaron un precedente.
Trap, cumbia y rock. Una fiesta popular para todos y todas, para familias y jóvenes, para grandes y chicos. Un evento que seguramente seguirá creciendo año a año, pero siempre dependerá de su eje central: los neuquinos.
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