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Una planta de GNL con Bolivia: ¿verdad o quimera de campaña?

Evo Morales asegura que hay un acuerdo con Macri. El proyecto le permitiría al gas boliviano una salida al mar por el Atlántico similar a la que podría tener el gas de Vaca Muerta.

Fernando Castro / [email protected]

La semana pasada el presidente Mauricio Macri y su par de Bolivia Evo Morales se reunieron en Buenos Aires. La agenda del encuentro estuvo cargada de temas energéticos, con uno que sobresalió: el proyecto para construir una planta de licuefacción de gas en Bahía Blanca.

En la rueda de prensa en la que se mostraron en conjunto, el presidente boliviano sostuvo que con el gobierno argentino “se acordó” que Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) tenga “la posibilidad de comercializar directamente gas natural a Argentina” y que “participará en las inversiones” para la instalación de plantas de GNL (Gas Natural Licuado).

Esas declaraciones se pueden seguir leyendo este lunes en el sitio web del Consulado general de Bolivia en Buenos Aires.

La posibilidad de construir una planta de GNL en el puerto de Bahía Blanca es algo que tienen como objetivo de mediano plazo algunas productoras, con YPF a la cabeza.

Para Vaca Muerta es crucial, ya que le permitiría a Neuquén y el país la posibilidad de ampliar el horizonte hacia nuevos mercados con el transporte del shale gas en barcos. Hay un volumen de gas enorme por extraer de la formación neuquina, la segunda de shale a nivel mundial por su magnitud. Pero se necesitan dos cosas: nueva infraestructura de transporte y mercados adicionales que sumen inclusive a los centros de consumo locales dentro del territorio argentino a los que aún resta conectar.

El tema, sobre todo en un contexto político y económico como el que atraviesa Argentina, es saber qué es del reino de lo posible, al menos en el corto y mediano plazo y también es una lisa y llana quimera vinculada a la necesidad de noticias buenas.

En este contexto, +e consultó a dos especialistas de ambos países para que dieran su opinión acerca de la viabilidad de una obra que requiere una inversión de miles de millones de dólares. Lo cierto es que ambos coinciden en que se trata casi de una “quimera en busca de buenas noticias con un grueso tinte político”, y no algo plausible en el mediano plazo.

“El 80 por ciento de todo esto es fanfarronería política. Hoy luce como un absurdo. Esto es un proyecto de cinco a 10 años. Bolivia entra en elecciones y Argentina también. Para mí esa es la explicación de un anuncio así”, opinó el ex ministro de Hidrocarburos de Bolivia, Alvaro Ríos. “Hoy Bolivia no tiene reservas para atender tantas necesidades. Las puede ir a buscar, sí. Hay unos 10 trillones de pies cúbicos para ir a buscar. Pero lo concreto es que hoy no las tiene”, añadió. “Como sueño político, vaya y pase. Está bien. Pero como realidad no lo veo”, sentenció.

Por su parte, el ex secretario de Hidrocarburos de la Nación, José Luis Sureda, opinó ante una consulta que considera este proyecto “una locura”.

“Yo creo que Argentina tiene que discutir cómo sale con su propio gas al exterior, no como hace para hacer entrar otro gas en el país”, expresó el ex titular del área durante la gestión de Juan José Aranguren al frente de la cartera energética.

Para Sureda se trata de “anuncios vinculados a necesidades políticas internas” de ambos países. “Evo todos los días está dando anuncios vinculados al sector energético, por esta necesidad política que tiene. Hay una realidad, Bolivia solo podría salir por Perú para tener una salida al mar, al Pacífico, y lo que más le conviene es llegar a Argentina con parte de la infraestructura que ya hay, aunque hay que completarla. En ese contexto, le cierra más entrar con su gas a Argentina, pero distinto es que a Argentina eso le convenga, por más que Bolivia esté dispuesta a ser financista de una planta de licuefacción”.

¿Que es el GNL?

El gas natural licuado, o GNL, es el gas natural procesado. Al fluido que se extrae en los campos productores, como por ejemplo un área de Vaca Muerta, se lo reduce unas 200 veces de volumen a través de un proceso que se hace en plantas específicas construidas con ese fin.

Luego, este gas reducido de volumen puede transportase en buques metaneros. En los puertos de llegada puede regasificarse, es decir, volver a estado natural, para distribuirse en gasoductos a industrias y sectores residenciales, por ejemplo.

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