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La Mañana pandemia

Adelaida Goldman: "No somos héroes porque no estamos en guerra"

Como directora asociada del Hospital Castro Rendón y voluntaria en un hogar de ancianos, afrontó la pandemia por partida doble. Asegura que este mal momento es una oportunidad para salir fortalecidos.

Adelaida Goldman es médica emergentóloga y directora asociada del Hospital Regional Castro Rendón. Como profesional de la salud y autoridad de un centro de alta complejidad con área Covid, le tocó vivir la pandemia de coronavirus en primera fila. En estos meses experimentó el temor, la incertidumbre, la tristeza y hasta la bronca, pero siempre conservó un halo de esperanza, porque está convencida de que este momento difícil es una oportunidad para ser mejores.

“La pandemia cambió profundamente el trabajo de todos los días y repercutió en nuestra vida laboral y la social”, expresó Goldman. Aunque consideró que los profesionales de salud viven frente a la amenaza constante que representa el virus, explicó que este tiempo de pandemia también se tradujo en una chance para fortalecer los vínculos sociales y familiares que muchas veces se postergaban por el trabajo.

La médica reconoció el lado más duro de la pandemia: las familias atravesadas por el dolor luego de perder a un ser querido, la distancia que separa a muchos afectos, el miedo al contagio y hasta la pérdida de una fuente laboral. Sin embargo, aclaró que “sin crisis no hay evolución”, por lo que opinó que este contexto es una gran oportunidad para fortalecer el sistema sanitario.

Después del miedo y la incertidumbre, la proximidad de la vacuna se vive con una bocanada de aire esperanzador. Adelaida afirmó que haber prolongado el desenlace de la primera ola hace que el país espere la segunda ola de contagios con una vacuna en una fase más avanzada, a diferencia de lo que ocurrió en otros países del hemisferio Norte. Sin negar la tristeza que genera la pérdida de vidas, aclaró que muchas instituciones saldrán fortalecidas de este momento.

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En una combinación que se adivina casi imposible, Adelaida conjuga su trabajo en la dirección del Hospital con su aporte voluntario al hogar Hermanitas de los Pobres, donde la pandemia se hizo cuerpo en algunos de sus habitantes: los ancianos, que son el blanco más frecuente del coronavirus. “A nosotros sólo nos toca acompañar; cada abuelo que se va es una pérdida pero también llegan personas nuevas y se forman nuevos caminos”, explicó.

Adelaida prefiere despojarse del mote de héroes, ese que aleja a los médicos y enfermeros de su humanidad para plantearlos como sujetos ajenos a una realidad que, en efecto, los atraviesa por completo. “No somos héroes porque no estamos en guerra, no hay trincheras y nadie es el enemigo”, afirmó. Para ella, el único enemigo es el virus y no las personas que se infectan o transmiten la enfermedad.

“Hay personas con más o menos responsabilidad, pero no estamos señalando culpables”, dijo y aclaró que muchos profesionales de la salud se enojan con aquellos que hacen caso omiso a las medidas sanitarias, pero que no les cargan la culpa de la pandemia. “El único responsable es la naturaleza”, dijo y aclaró que los mal llamados héroes son sólo personas de carne y hueso, igual de afectadas por las circunstancias, que asumieron responsabilidad completa en los trabajos que les tocó ejercer.

En el Castro Rendón no hay héroes ni enemigos, pero sí hay un trabajo intenso y sostenido que duró demasiados meses, y que se trasluce en el cansancio de los profesionales de la salud. El principal desafío de Adelaida, desde su rol de dirección, es incentivarlos para que trabajen con la motivación de siempre y hasta redoblando los esfuerzos, incluso en un contexto de desolación.

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“El problema no es el cansancio sino la soledad, y hay muchos de ellos que se sienten solos”, afirmó Goldman como marcando un diagnóstico. Por eso, su mejor tratamiento es la escucha atenta a cada problema, la presencia diaria hasta en los detalles más chicos, el acompañamiento para sostener la lucha en medio de la adversidad. “Algo bueno que dejó esta pandemia es que fortalecimos los mecanismos de salud mental para los trabajadores”, indicó.

Si bien la llegada inminente de la vacuna les da la “nafta” para trabajar todos los días, la médica explicó que la pandemia también fue una gran oportunidad para pensar hacia adelante. “En la salud, muchas veces no existe el tiempo para pensar a futuro, pero ahora podemos decir que nos va a quedar capacidad instalada para la pospandemia”, dijo.

El avance del coronavirus sirvió no sólo para equipar los hospitales en el sentido material del término. También se equiparon estos espacios con un cambio de paradigma que traerá beneficios a futuro. A un ritmo acelerado, se impusieron las historias clínicas digitales, la telemedicina, los turnos telefónicos y el seguimiento domiciliario de los casos, herramientas que servirán para agilizar los tratamientos médicos incluso cuando el coronavirus sea un mal recuerdo.

Adelaida insistió en la importancia de informar con responsabilidad sobre la llegada de la vacuna. “Hay mucho temor porque hay mala información”, dijo y recordó que todas las vacunas en fase tres son seguras, aunque aún restan meses o años para comprobar el nivel de efectividad. “Lo que no sabemos es cuánto dura el efecto, si es como otras vacunas que hay que aplicarse una vez al año o como esas que duran diez años”, detalló.

Incluso en un contexto de adversidad, incluso cuando el cansancio ya comienza a apretar, Adelaida espera “que la sociedad, ante esta crisis mundial y personal, pueda encontrar herramientas para desarrollar y construir la mejor resiliencia posible”. Y al decirlo, enfatizó la palabra resiliencia, como una forma de “convertir la adversidad en una oportunidad a ser mejores y más solidarios”. Eso, para ella, será la mejor lección de esta pandemia.

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