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Angélica Juana Arabarco, pionera locutora de LU5

La maestra y tía de Osvaldo Arabarco fue la primera locutora de la señal. Su sobrino luego la sucedería en los micrófonos.

Desde que Neuquén nació a la vida nacional –recordemos que era territorio- sus habitantes tenían deseos de expresarse y poseer medios de información que los conectara con el mundo y sus aconteceres. Corrían tiempos modernos y dos visionarios, Zan y Noccioli, tuvieron la idea: hicieron las gestiones para instalar la radio, que transmitió por primera vez el 10 de abril de 1945 desde el Hotel Confluencia. Eran las 20 hs.

En cadena con la Red Argentina de Emisoras Splendid-Neuquén, en aquella realidad territorial los neuquinos mostraron avidez por comunicarse y el deseo que los conectaran con el mundo: la radio comenzó a expandir su mensaje comunicacional entre médanos y bardas, acercando la información de los vertiginosos cambios que el mundo sufría.

Su Planta transmisora estaba ubicada en Colonia Confluencia. Su primer Director Gerente fue Germán Zan; los locutores, que trabajaban de operadores a la vez, eran Domingo Profili y Camilo Eduardo Alizzeri. Las primeras locutoras fueron Angélica Arabarco, Rita Salto y Beba García. Alfredo Coronel era ayudante técnico; el radio técnico, Segundo Jesús Garrido. Luego se sumaron el locutor Luis Etcheverri; el capataz Wenceslao Reyes; el primer cadete Francisco Durán, entre muchos otros.

Alberdi 189 esquina Santa Fe fue su sede durante 67 años. Era Alberdi un inmueble con parral, ya que era casa de familia, de Guerro Crespo, que vivía sobre la calle Santa Fe y tocaba el piano excelente, según nos contó Rita Salto. Para eso sirve la historia oral, para conocer aquellos hechos de los que no hay constancia escrita.

La casa fue vendida al Dr. Rafael Vitale y luego, en 1948, a Federico Koenig, que continuó alquilando la propiedad a la emisora.. Esa vieja casona fue demolida y la emisora funciona en modernas instalaciones de la capital neuquina, calle Fotheringham 445.

En los 76 años de LU5 vamos a recordar Angélica Juana Arabarco, pero mejor dejamos que la introducción la haga Dante Morosani: “LU5, sin proponérselo, fue la anfitriona de todas las radios de Neuquén. Tuvo como primera locutora a Angélica Juana Arabarco, maestra, tía de Osvaldo Arabarco, autor de la letra del Himno Provincial de Neuquén y que, muchos años después, le sucedería en el uso de ese mismo micrófono. Pisándole los talones ingresó Rita Acacia Salto”.

Angélica Juana Arabarco desciende de los Bustingorry por parte de su madre, una familia con historia neuquina de fines del siglo XIX y los primeros años del Siglo XX.

El matrimonio de Alejandro Bustingorry, natural del país vasco francés, y Josefa Apestegui, nacida en Zubieta, provincia de Guipuzcoa, también España, residió primero en Capital Federal y luego en la provincia de Buenos Aires. Se trasladaron a la Confluencia, y se radicaron definitivamente en lo que es hoy El Chocón. El abuelo murió joven y Josefa se quedó sola con ocho hijos, entre ellos la mamá de Angélica, Juana, la que, casada con Mauricio Arabarco, se establecieron en el campo que había comprado en la zona ribereña del río Limay, en el Departamento El Cuy (provincia de Río Negro).

Dijimos que, Alejandro Bustingorry falleció en 1899 como consecuencia de una herida producida por una rama en las tareas de salvamento de su familia durante el gran creciente del Río Limay de ese año. Sus restos yacen hoy bajo las aguas del lago Ezequiel Ramos Mexía.

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La familia paterna

El padre de Angélica, Mauricio Arabarco, papá de Angélica, era hijo de inmigrantes vascos radicados en la provincia de Buenos Aires, y llegó al paraje “la Confluencia” junto a otros integrantes de su familia entre 1900 y 1905: se convirtieron en ganaderos con intereses inmobiliarios en ese incipiente poblado, principalmente en la costa del río Limay.

En la década del ‘20 Mauricio, en uno de sus frecuentes viajes a la ciudad de Neuquén desde su campo familiar ubicado en las costas del río Limay, realizaba una de las habituales paradas de descanso en el campo de la familia Bustingorry, también situado a la vera del mencionado río.

Allí conoció a Juanita, y comenzó el noviazgo que terminó en boda, realizada en la Iglesia Nuestra Señora del Carmen de la ciudad de General Roca, el 30 de mayo de 1924.

Ya casados, Juanita y Mauricio se asentaron en el campo que este había adquirido en la zona ribereña del río Limay, en el Departamento El Cuy (Provincia de Río Negro). El establecimiento, aunque hoy ya no pertenece a la familia, aún se llama La Juanita: allí se dedicaron a la actividad ganadera.

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Tuvieron cuatro hijos: Angélica Juana, las mellizas Josefa Antonia, Vasquita, y Estrella Antonia, fallecida a los cinco años, y Mauricio Eduardo, Vasco.

Un dato interesante es que Josefa “Vasquita” fue la Primera Mujer Piloto y Concejal por la Unión Cívica radical Intransigente de la ciudad” según datos y conceptos proporcionados a este diario por su hermano, el escribano Mauricio Arabarco hijo, en el año 2004.

El matrimonio procuró darles a sus hijos una educación adecuada, por lo que las mujeres fueron a cursar el magisterio a Buenos Aires, ya que en esta capital no hubo colegios secundarios hasta mediados de la década del ’40. Realizaron su tarea en el Instituto María Auxiliadora de la Capital Federal.

Locutora de LU5

De regreso a Neuquén con el título de Maestra Normal Nacional, Angélica fue locutora de la Emisora local LU5 en 1945, mientras esperaba su designación como docente.

Una vez nombrada como docente inició su carrera en febrero de 1946 en Limay Centro, en la Escuela N° 55. A fines de 1947 fue trasladada a la Escuela N° 107 de la capital neuquina. En la década del ’50 se radicó en Bahía Blanca junto a su esposo Enrique Morán, con el que tuvo tres hijos: Edgardo, Zulma y María Isabel, y que les dieron once nietos. Ahí se jubiló. Se especializó en Educación para Adultos, y ejerció en una escuela vespertina. Era muy hábil para las labores de tejido, costura, pintura, bordado. Además, escribía y narró todos los recuerdos de su infancia en el campo La Juanita, y que su hija Zulma recopiló.

Falleció en esta ciudad el 15 de febrero de 2007. Durante toda su vida recordó su tierra natal a la que concurría, cuando le era posible, para visitar a familiares y amigos. En sus relatos a sus descendientes, siempre estaba la historia familiar para mantener vivas en el recuerdo los ejemplos de tesón, sacrificio y abnegación. Ejemplos legados por sus mayores para construir un futuro mejor, y contribuyendo de paso al progreso de la lejana y agreste Patagonia.

Hace más de un siglo que aquellos intrépidos hombres vinieron a estas tierras, a poblar, sembrar, construir… en fin, a hacer la historia neuquina.

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