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La Mañana Historias del crimen

Así descubrieron a la mujer enterrada bajo los cimientos de su casa

Por celos, el marido la mató de un mazazo en la cabeza. Después, la enterró y la cubrió con el contrapiso del baño. Los conocimientos de albañilería de un policía fueron claves para esclarecer el caso. El femicidio estremeció a Aluminé.

Juan Carlos Cuevas Zurita, hoy tiene 51 años y cumple una condena de prisión perpetua tras las rejas de la U11 donde prácticamente no recibe ningún tipo de visitas.

Cuevas fue autor del femicidio de Margarita González (32) en 2007 cuando todavía esa palabra no irrumpía en la escena pública y legal.

El hombre de nacionalidad chilena, de ahí que todos en la cárcel lo conocen como el chileno, residía con Margarita y sus dos hijas pequeñas en la localidad cordillerana de Aluminé. Tras el homicidio, desplegó todo un plan para desviar la investigación y quedar como víctima del abandono de su esposa.

El olfato y conocimiento en albañilería de un oficial integrante del Servicio de Investigaciones Fiscal (SIF) fue determinante para poder esclarecer el macabro caso crimen.

La historia

Cuevas Zurita y Margarita Gonzalez, junto a sus dos niñas, vivían en una precaria casa en el barrio Ruca Hueney sobre la Avenida RIM 26 sin número de Aluminé.

Cuevas, de profesión carpintero, junto a un amigo que era albañil estaban construyendo en el fondo del lote una casa de material y estaban construyendo los cimientos al momento del crimen.

La relación con Margarita estaba atravesada por los celos del carpintero chileno que cada vez que ella salía le pedía explicaciones y la acusaba de verse con otro.

La mujer trabajaba cuidando casas y adultos mayores para ayudar a la precaria economía hogareña.

El maltrato constante que a veces solía incluir golpes e insultos había sido denunciado por la mujer y el hombre ya había sido excluido del hogar, pero él se las ingeniaba para convencer a Margarita y volver a entrar en la casa.

Cuevas estaba obstinado en seguir con su esposa, pero ella ya había decidido cortar definitivamente la relación.

Entre la noche del 13 de marzo de 2007 y la madrugada del 14 la pareja discutió en el patio del fondo.

La determinación de Margarita para concluir esa insana relación lo fastidio al carpintero a tal punto que tomó una maza y literalmente le partió la cabeza.

La mujer tardó no más de 15 minutos en morir y ahí el chileno desplegó todo un ardid para dejar impune el crimen.

Cavó un pozo de un metro de diámetro y de poca profundidad, en la parte del terreno donde iría el baño de la nueva casa.

Luego, la enterró en posición fetal, emparejando el lugar que recubrió con una maya cima y al día siguiente comenzó a armar el contrapiso con la ayuda de su amigo que desconocía lo ocurrido.

Para darle forma a su coartada, tomó la mochila de Margarita y le puso unas pocas prendas junto al celular que lo desarmó por completo. Después, la enterró en otra parte del predio.

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Abandono de hogar

La noche del 14 de marzo, Cuevas acudió a la Comisaría 29 de Aluminé para hacer una exposición policial en la que contó haber recibido un llamado telefónico de su esposa que le anunció que abandonaba el hogar. Incluso, esgrimió que la había llamado en reiteradas oportunidades a su celular, pero no atendía.

El relato del carpintero le daba forma a su coartada para desviar la investigación. De hecho, acudió el 17 de marzo a la comisaría y dijo que había recibido una llamada de su esposa, pero no le dijo dónde se encontraba.

Finalmente, el 22 de marzo, realizó la denuncia formal por desaparición de persona.

De esta forma, el carpintero se había encargado de dilatar la búsqueda oficial de su esposa para ganar tiempo para que secara bien el contrapiso y no llamara la atención de los pesquisas.

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Búsqueda

“Estaba en Villa La Angostura cuando recibí el llamado en el que me avisaban de esta causa. Corté con el trabajo que estábamos haciendo y bajamos de inmediato hasta Aluminé donde me junté con los investigadores del SIF”, recordó el fiscal del caso Marcelo Jofré que estuvo a cargo en ese entonces de hacer todo el trabajo de campo de la causa que la llevó a juicio el fiscal de cámara Héctor Carlos Trova.

En Aluminé, Jofré se reunió con el Oficial Subinspector José Luis Rodríguez, nombre por el cual le pusieron el apodo de “Puma”.

“Con Rodríguez tomamos varios testimonios a vecinos y familiares y algo en la historia no nos encajaba por lo que fuimos a la casa a ver Cuevas”, confió Jofré que en la actualidad sigue desempeñándose como fiscal en Zapala.

En diálogo con LMN, el Puma Rodríguez, que es el actual comisario de Las Lajas contó: “nos atendió con una tranquilidad increíble. Nos invitó a pasar a la casa, nos invitó un té y hasta nos mostró toda la vivienda incluso la parte que estaba construyendo”.

En esa visita, típica de las averiguaciones que se realizan en casos de desaparición de persona, los pesquisas buscan en la vivienda algún elemento que les pueda ayudar a orientar la investigación.

Al Puma, la historia de abandono tampoco le cerraba ya que los testimonios que había tomado daban un perfil totalmente distinto de Margarita.

“Todos nos decían que era imposible que hubiese abandonado a las hijas porque era una mujer trabajadora y responsable. Además, nos contaron que había problemas en la pareja”, explicó el hoy comisario.

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¿Y los caños?

Fue justamente en ese recorrido que el chileno les hizo por el fondo de la casa donde el Puma descubrió un detalle clave que nunca fue revelado hasta hoy.

Mientras charlaban sobre la construcción que estaba haciendo, el oficial le preguntó por las partes cimentadas. Rodríguez tenía conocimientos de albañilería y había construido parte de su casa.

“Cuando vos haces los cimientos de la casa, tratas de que sea todo de un tirón y él tenía una parte construida y del otro lado aparecía este contrapiso aislado”, recordó el Puma.

“Le pregunté qué iba en ese lugar y me dijo el baño. Me llamó de inmediato la atención porque para un baño vos dejas todos los caños de agua y desagüe puestos y luego haces el contrapiso. Esto se lo manifesté al fiscal Jofré porque era muy raro. El hombre se puso nervioso cuando le consulté y empezó a explicar que el amigo no le había dicho nada y que él no tenía mucha idea”, detalló Rodríguez.

Jofré y Rodríguez tuvieron un cruce de miradas cómplices, típico de personas que venían trabajando en tándem desde hacía tiempo, y resolvieron pedir una orden de allanamiento.

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El hallazgo

Al día siguiente, a 10 días de la supuesta desaparición, el barrio se vio conmocionado por el desembarco de varios móviles de la Policía.

“Cuando llegamos de nuevo a la casa, Cuevas se mostró sorprendido. Y cuando vio que comenzaban a entrar efectivos con picos y palas se puso nervioso y preguntaba qué buscábamos”, detalló Rodríguez.

Con cada golpe de pico sobre el concreto la tensión en el carpintero crecía y no paraba de ir y venir por la casa.

Cuando terminaron de romper se notaba que había tierra removida por lo que con un par de paladas bastó para encontrar el cuerpo de Margarita.

A esa altura los picadores se retiraron y Criminalística entró a la ahora escena del crimen.

El cuerpo se encontraba de costado y en posición fetal. Con claridad se observaba el hundimiento del cráneo por lo que comenzaron a buscar objetos en la vivienda que pudieran coincidir con dicha lesión y en un costado del patio encontraron el arma homicida: una maza.

El chileno quedó inmediatamente detenido por orden del fiscal y el cuerpo de Margarita fue derivado al Cuerpo Médico Forense para que se le practique la autopsia.

El informe forense arrojó que la mujer había sufrido “fractura con hundimiento de cráneo con hematoma y derrame cerebral que, en no más de 15 minutos, causó la muerte”.

Juicio y castigo

El juicio se realizó en octubre de ese año y el tribunal estuvo integrado por los jueces Oscar Antonio Rodeiro, Héctor Manchini y Silvia Beatriz Grichener.

El fiscal de cámara Trova acusó a Cuevas de homicidio calificado por el vínculo, pero el defensor Miguel Enrique Manso rechazó dicha calificación entendiendo que el carpintero estaba “movido por una circunstancia que lo llevó a no poder controlar su voluntad” por lo que pidió cambiar la figura a homicidio preterintencional, ya que el resultado no fue querido.

Fue justamente durante el juicio que se ventilaron detalles hoy impensados, en el marco de la violencia género que en esa época no se contemplaba.

Manso explicó que “Margarita le era infiel al imputado y éste conocía dicha infidelidad, circunstancia que permite individualizar los motivos que lo llevaron a cometerlo”.

Cuevas convalidó el móvil del crimen durante su testimonio y sostuvo que la discusión y posterior forcejeo con su esposa estuvo motivado porque “ella comenzó a decirme que había tenido relaciones con diferentes personas del pueblo”.

Cuevas ahí brindó una nueva versión de lo ocurrido y dijo que tras el forcejeo ambos cayeron al pozo y Margarita se golpeó la cabeza y murió. Él también alegó haberse golpeado la cabeza y no recordar nada de lo ocurrido.

Las pericias que se le realizaron al chileno demostraron que no presentaba “fallas mnésicas en el momento del examen, ni alteraciones patológicas crónicas en esa función psíquica que sean compatibles con la versión del examinado acerca de los hechos”.

Las mentiras y relatos absurdos de Cuevas quedaron en evidencia, a lo que se sumó el intento por desviar la investigación desde un primer momento. Con todos los elementos evaluados, el tribunal lo terminó condenado a prisión perpetua.

Margarita fue víctima de un femicidio y sus hijas se encargan en cada marcha del Ni Una Menos que se realiza en Aluminé de recordarla para mantener viva su memoria.

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Vida tras las rejas

Desde que está preso en la U11, Cuevas Zurita, goza de buen comportamiento y calificaciones.

Pocas veces lo vino a visitar su familia desde Chile. En alguna oportunidad, concurrió su hermana que vive en Aluminé a visitarlo, pero a sus hijas no las volvió a ver.

De hecho, una de sus hijas participó en las marchas del Ni Una Menos en la localidad cordillerana pidiendo por la memoria para su mamá Margarita.

En 2018, al carpintero lo estuvo visitando una mujer, pero desde hace tiempo nadie acude al horario de visita para verlo.

Recién en 2042 podrá solicitar la libertad condicional. De todas formas, a partir de 2024 el hombre podrá gozar del beneficio de las salidas transitorias y por su legajo y antecedentes, dentro de la prisión, será difícil que un juez se las pueda negar.

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