Este truco no falla: el ingrediente secreto que tenés que usar para hervir huevos

Cocinar huevos parece una tarea simple. Sin embargo, hay detalles que pueden marcar una gran diferencia en el resultado final. Uno de ellos es el uso de vinagre durante la cocción. Esta técnica sencilla, al alcance de cualquier persona, mejora la textura, evita que los huevos se quiebren y facilita el pelado.

Aunque no todos lo conocen, es un recurso muy utilizado en cocinas profesionales y hogares que valoran los pequeños gestos prácticos.

El huevo es un alimento completo, económico y versátil. Forma parte de numerosas preparaciones en todo el mundo y aporta proteínas de alta calidad, vitaminas y minerales esenciales. Sin embargo, muchas veces la experiencia de cocinarlo puede verse arruinada por problemas simples: cáscaras difíciles de quitar, huevos rotos en el agua o claras gomosas. En todos esos casos, el vinagre aparece como una solución eficaz.

Por qué el vinagre mejora la cocción de los huevos

Nada de huevos crudos: aconsejan cocinarlos y comerlos inmediatamente.

Huevos con vinagre: la clave para la perfección.

El secreto está en la química. Agregar una o dos cucharadas de vinagre blanco al agua antes de llevar los huevos al fuego genera una reacción que modifica la forma en que se coagulan las proteínas. El líquido ácido ayuda a que la cáscara se mantenga firme, lo que reduce las posibilidades de que el huevo se rompa durante el hervor. Al mismo tiempo, si la cáscara llegara a quebrarse, el vinagre actúa rápidamente sobre la clara, haciendo que se coagule de inmediato sin desparramarse por el agua.

Otra ventaja importante es la facilidad para pelarlos. Quienes suelen hervir huevos con regularidad saben que, muchas veces, la cáscara se adhiere con fuerza, rompiendo la superficie del huevo y quitando parte de la clara en el intento. Al usar vinagre, esa situación se reduce notablemente. El huevo queda más liso, más parejo y mucho más fácil de manipular.

Además, si se cocina a fuego moderado y durante el tiempo justo, la yema y la clara adquieren una textura más suave, sin llegar a estar blandas ni secas. El resultado es un huevo cocido con mejor presentación, sabor equilibrado y sin aromas extraños: el vinagre no altera el gusto ni las propiedades nutricionales.

Cómo aplicar el truco en casa

El procedimiento no requiere habilidades especiales. Basta con colocar los huevos en una olla con agua fría, agregar una o dos cucharadas de vinagre blanco y llevar al fuego. El hervor puede mantenerse entre 8 y 10 minutos, según el punto deseado. Luego, se recomienda pasarlos por agua fría para cortar la cocción y facilitar el pelado.

El vinagre blanco es el más usado, pero también puede emplearse vinagre de manzana si no se cuenta con el primero. No se recomienda usar vinagres con sabores fuertes, ya que podrían dejar rastros en el alimento final.

Este recurso también sirve para cocinar huevos poché, en los que la clara debe mantenerse unida sin cáscara. En ese caso, el vinagre ayuda a que el huevo conserve su forma redondeada durante la cocción en agua.

El valor nutricional del huevo y sus cuidados

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Además de práctico, el huevo es uno de los alimentos más nutritivos que se pueden incorporar en una dieta balanceada. Aporta proteínas completas, colina, hierro, zinc, y vitaminas A, D, E y del complejo B. Mejora la salud ocular, contribuye a la formación de masa muscular y favorece la digestión.

Consumir un huevo por día, o entre tres y cinco a la semana, es una práctica habitual en muchas familias. Se puede incorporar en recetas saladas, panificados, sopas, ensaladas o platos principales. En todos los casos, se recomienda cocinarlo bien para eliminar posibles bacterias como la salmonella.

No se deben consumir huevos crudos ni con la cáscara rota. Es importante guardarlos en la heladera y lavarlos antes de cocinarlos, especialmente si provienen de producción casera o sin etiquetado industrial.