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¿Frío y humedad en tu casa? El truco económico con sal que ayuda a eliminarlos

Parece insólito, pero cada vez más personas recurren a este método natural para el invierno. De qué se trata.

Cuando el frío se instala y la humedad empieza a sentirse en cada rincón de la casa, una de las recomendaciones que gana fuerza en distintos países, especialmente en zonas donde la humedad es persistente, consiste en colocar sal. ¿Para qué sirve?

La propuesta no viene de empresas ni de publicidades, sino de especialistas en mantenimiento del hogar que promueven alternativas caseras, simples y efectivas. Entre ellos, el británico Andy Ellis, referente en temas domésticos y jardinería, asegura que se trata de un recurso que puede mejorar la vida cotidiana en los meses más hostiles del año.

El motivo de colocar sal en las ventanas es simple: reducir la condensación y mejorar la calidad del ambiente interior.

Por qué se forma tanta humedad en invierno

El invierno pone a prueba no solo la resistencia al frío, sino también la capacidad de las viviendas para mantenerse secas. Cuando la temperatura del interior de un ambiente es superior a la del exterior, la diferencia térmica provoca la formación de pequeñas gotas de agua sobre superficies frías, como los vidrios. Esta acumulación de humedad en las ventanas, que parece apenas un inconveniente estético, en realidad puede generar problemas estructurales, manchas, hongos e incluso moho en las paredes.

Además, la sensación térmica en una casa húmeda suele resultar más baja, lo que lleva a un mayor consumo de energía para calefaccionar y a un ciclo difícil de cortar. Frente a este escenario, la sal se presenta como una solución económica, natural y fácil de implementar.

Qué hace la sal y cómo usarla correctamente

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La sal es clave para combatir la humedad en el hogar.

La sal es clave para combatir la humedad en el hogar.

La sal tiene propiedades higroscópicas, lo que significa que absorbe la humedad del entorno. Colocarla en las ventanas actúa como una barrera pasiva: reduce la condensación y limita la acumulación de gotas en el vidrio. Según Ellis, basta con poner un cuenco con sal gruesa cerca de los marcos para notar una diferencia en pocos días.

La cantidad necesaria varía según el tamaño del ventanal. No hace falta cubrir toda la superficie ni usar grandes volúmenes. Un recipiente mediano puede ser suficiente para mantener seco un ambiente promedio. Una vez que la sal se endurece o cambia de textura, es momento de reemplazarla o regenerarla, dejándola secar o dándole un golpe de horno para que recupere su eficacia.

Este método, además de resultar económico, permite reducir el uso de deshumidificadores eléctricos, lo que implica un ahorro energético sin perder efectividad.

Qué riesgos evita y qué beneficios aporta

Más allá de los efectos visibles, la presencia constante de humedad favorece el desarrollo de moho, un problema que no se limita a lo estético. Las esporas del moho pueden afectar las vías respiratorias, especialmente en personas alérgicas o con problemas respiratorios previos. Por eso, mantener los ambientes secos no es solo una cuestión de confort, sino también de salud.

La sal, en este contexto, funciona como una aliada silenciosa. No reemplaza una ventilación adecuada ni elimina la necesidad de revisar cañerías o filtraciones, pero puede ser un complemento valioso en los meses más fríos. Su bajo costo y disponibilidad convierten a este recurso en una herramienta accesible para casi cualquier hogar.

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