La ciencia responde: ¿las pesadillas pueden matarnos?
Las pesadillas, esos sueños angustiosos que todos conocemos, pueden afectar más que solo nuestro descanso nocturno.
Las pesadillas son experiencias universales. Desde tener que rendir un examen sin haber estudiado hasta ser perseguidos por una amenaza aterradora, casi todos hemos sentido el miedo abrumador que estos sueños generan. Pero, ¿qué tan peligroso es este miedo?
Para algunos, la idea de morir en un sueño y que eso provoque la muerte en la vida real suena aterradora, pero, ¿hay algo de verdad en esto? Expertos afirman que aunque no morirás físicamente en tu sueño, las pesadillas sí pueden tener efectos graves en la salud.
Las pesadillas y el frenesí corporal
Durante una pesadilla, el cuerpo y el cerebro entran en un estado de alta actividad. Es una reacción química similar a la que se experimenta en situaciones de miedo extremo mientras se está despierto. Tiina Paunio, especialista en sueño de la Universidad de Helsinki, explica que las pesadillas están relacionadas con regiones cerebrales que procesan el miedo y el estrés, como la amígdala y el locus coeruleus. Cuando soñamos algo aterrador, el cerebro libera sustancias como la noradrenalina, relacionadas con la respuesta de “lucha o huida”.
En situaciones extremas, especialmente en personas con problemas cardíacos, el cuerpo podría reaccionar de manera descontrolada ante estas emociones. Una dosis masiva de adrenalina, por ejemplo, podría provocar un ritmo cardíaco anormal que podría ser fatal. Aunque este escenario es muy raro, muestra cómo el miedo nocturno puede llegar a afectar la salud física de las personas más vulnerables.
Estrés y estilo de vida: desencadenantes comunes
En términos de causas, las pesadillas se vinculan al estrés emocional. La profesora Paunio señala que eventos estresantes o cambios abruptos en la vida aumentan las probabilidades de tener sueños angustiantes. Para los argentinos, esto puede ser particularmente relevante debido a las condiciones de estrés constante derivadas de la economía y la inestabilidad social. Las preocupaciones económicas y el estrés laboral son comunes, factores que intensifican la frecuencia de los sueños perturbadores.
El estilo de vida también juega un papel importante. Según Paunio, el consumo de alcohol es un desencadenante bien conocido. Esto sugiere que aquellas noches después de una larga jornada o eventos sociales, tan comunes en la cultura argentina, predisponen a las personas a tener sueños más inquietantes.
Las consecuencias del mal dormir
Más allá del miedo inmediato, los efectos a largo plazo de las pesadillas se sienten en la calidad del sueño. La falta de descanso adecuado impacta directamente la salud física y mental, lo que representa un problema serio. Las personas que experimentan sueños perturbadores con frecuencia lidian con insomnio, fatiga diurna y una disminución en el rendimiento cognitivo. Esto es especialmente preocupante en un país como Argentina, donde el ritmo de vida suele ser muy acelerado.
Algunos estudios demuestran que la privación del sueño incrementa los riesgos de desarrollar enfermedades cardíacas, diabetes y problemas de salud mental como ansiedad y depresión. En individuos con afecciones preexistentes, las pesadillas no solo afectan el descanso, sino que empeoran su estado general de salud. La profesora Paunio concluye que, aunque el riesgo de morir por una pesadilla es extremadamente bajo, las complicaciones que las rodean son indirectas y, en algunos casos, preocupantes.
Te puede interesar...
Lo más leído
Leé más
Orgullo nacional: científicos del CONICET desarrollaron un test para detectar dengue
-
TAGS
- pesadillas
- sueños
- estudio
Noticias relacionadas
Dejá tu comentario