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Miedo: estos robots son iguales a los humanos

Los robots humanoides actuales, como el Optimus de Tesla, cada vez se parecen más a las personas, imitando sus movimientos y expresiones con gran precisión.

La percepción general de la población suele asociar a los robots humanoides con el personaje Bender de la serie Futurama. Sin embargo, los avances en robótica muestran que estos androides están cada vez más cerca de parecerse a los seres humanos. Un claro ejemplo de esta evolución es el dispositivo Optimus de Tesla.

Este robot, con una altura de 1,73 metros y un peso de 57 kilos, es capaz de replicar con precisión los movimientos humanos gracias a una sofisticada combinación de sensores y cámaras.

Pero Optimus no es el único robot humanoide que sorprende. Existen otros dispositivos igualmente impresionantes, como el robot H1, que puede automatizar nuevas tareas en menos de 24 horas, y Tiangong, un androide capaz de correr a una velocidad de 6,4 kilómetros por hora. Además, hay empresas chinas que están fabricando robots con una apariencia extremadamente realista y la capacidad de transmitir emociones.

¿Robots con emociones?

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Robots extremadamente parecidos a humanos

Robots extremadamente parecidos a humanos

Ex-Robots es una de las compañías que se dedica a la creación de androides que pueden replicar expresiones faciales y emociones humanas. Estos robots logran esta capacidad gracias a la tecnología de reconocimiento de emociones, según informa la agencia Reuters. El proceso de desarrollo de estos dispositivos implica que los ingenieros diseñan, fabrican y ensamblan los robots humanoides, dotándolos de una serie de movimientos faciales matizados que les permiten transmitir emociones con precisión. Una vez completado este proceso, los especialistas integran el software y los algoritmos necesarios, y equipan a los robots con máscaras, cabezas, brazos y pies de silicona para conseguir una apariencia realista.

Li Boyang, director ejecutivo de Ex-Robots, explica que la empresa desarrolla su propio software y algoritmos, enfocándose en "cómo permitir que la inteligencia artificial (IA) reconozca y exprese emociones". Afirma que poseen un "modelo básico multimodal" que permite al robot percibir su entorno y producir retroalimentación facial adecuada. Reuters ejemplifica este avance con una demostración en la que una trabajadora de Ex-Robots movía la cabeza, sonreía y sacaba la lengua, mientras un robot humanoide imitaba sus movimientos gracias a pequeños motores instalados en su cabeza.

Al servicio de la humanidad (por ahora)

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El uso de estos robots humanoides no se limita solo a exhibiciones en museos. Li Boyang proyecta que en el futuro estos dispositivos jugarán un papel crucial en las industrias de la salud y la educación. Según sus palabras, "el asesoramiento psicológico y la salud son sin duda escenarios de aplicación futuros". Actualmente, la empresa lleva a cabo investigaciones relacionadas con el tratamiento auxiliar y la detección preliminar de trastornos emocionales y psicológicos. Además, se considera que la interacción emocional entre humanos y robots tiene amplias aplicaciones en campos de servicios, como aquellos dirigidos a los niños.

En resumen, el desarrollo de robots humanoides ha avanzado de forma impresionante, alejándose cada vez más de las representaciones ficticias y acercándose a una integración más humana y emocional. Con ejemplos como Optimus de Tesla y los sofisticados androides de Ex-Robots, es evidente que el futuro de la robótica no solo busca replicar la apariencia humana, sino también sus emociones y expresiones, abriendo así un abanico de posibilidades en diversas industrias. La robótica, por lo tanto, no solo está transformando la tecnología, sino también la manera en que interactuamos con las máquinas y cómo estas pueden mejorar nuestra calidad de vida en ámbitos como la salud y la educación.

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