Un grupo de neuquinos le encontró la vuelta a capitalizar su habilidad de trabajar en forma vertical.
Empezaron escalando montañas por diversión y se convirtieron en profesionales de las cuerdas. Los neuquinos de Alto Sur se escaparon del tradicional trabajo de oficina y encontraron la manera de ganarse la vida colgando de un arnés. Pero no se conformaron con conquistar el cielo, también lograron el aval internacional para domar el viento y hoy son los primeros expertos en parques eólicos del país.
Alto Sur fue una de las primeras empresas de Neuquén en dedicarse a los trabajos verticales, es decir, los servicios de limpieza, mantenimiento o rescate a gran altura, que realizan con un sistema de cuerdas muy parecido al que se usa en escalada deportiva.
Guillermo Montesanto es técnico vertical de segundo nivel en la empresa y uno de los instructores de quienes se inician en la profesión. Comentó que sus alumnos son, en su mayoría, personas jóvenes y deportistas porque en general se suman para escalar por diversión y después lo toman como un trabajo.
Para empezar con las cuerdas, aclaró, el único filtro es estar en buena condición física y entusiasmado con el aire libre, “porque te la pasás arriba de azoteas, torres y molinos”. A los que hacen el curso para obtener la matrícula les exigen la aptitud médica y muchas horas de práctica antes de rendir el examen.
Los técnicos de Alto Sur arrancaron hace más de dos años y ya conocen la mayoría de los edificios de Neuquén desde arriba. Pero a lo más alto que les tocó subir fue un “flare” o antorcha petrolera de 115 metros en Loma La Lata. Allí ayudaron a ingenieros “de tierra” a trepar hasta la punta de la torre para controlar los equipos.
“Ellos lo habían hecho antes con una canastilla y una grúa, pero ahora no podían, así que los subimos con un sistema de líneas de vida y también nos ocupamos de la seguridad como rescatistas”, relató Guillermo.
Fue un hito para el grupo, que ahora pasará a una nueva etapa: el dominio del viento. Juan Méndez, apoderado de Alto Sur, contó que hace unos días lograron la credencial internacional GWO, que otorgan los fabricantes de los grandes molinos y aerogeneradores. “Certificamos a través de una empresa socia de Uruguay y somos los primeros de Argentina”, subrayó.
Ellos ya tenían experiencia en parques eólicos, pero este reconocimiento los avala como expertos, capaces de formar a nuevos operarios. Además de trepar a los molinos, tienen que saber moverse con soltura.
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