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Diabetes y riesgos vasculares, bajo la lupa en la región

Estas complicaciones pueden ocurrir a nivel cardiovascular, renal, del sistema nervioso y oftalmológico.

Los riesgos vasculares en los pacientes con diabetes están bajo la lupa de los especialistas en la región, ya que se ha observado un incremento en las consultas por sus complicaciones y consecuencias durante la pandemia.

Estas complicaciones pueden ocurrir a nivel cardiovascular, renal, del sistema nervioso y oftalmológico.

La falta de controles, las demoras en las consultas al médico, acentuado con el sedentarismo y una alimentación inadecuada durante el período de la cuarentena, influyeron negativamente en la salud de muchos pacientes. Todo esto agravado por una enfermedad viral con compromiso vascular preponderante.

Los niños no escapan a esta preocupante situación, ya que el aislamiento, la falta de actividad física, el aumento de la ingesta favoreció el aumento de peso (hasta 20 Kg. en un año), y alteraciones metabólicas que requirieron en muchos casos tratamiento medicamentoso.

La patología vascular en los pacientes diabéticos se puede dividir en dos grandes grupos: macrovascular, que incluye la aterosclerosis coronaria, cerebrovascular y vascular periférica y la microvascular, compuesta por la retinopatía, nefropatía y neuropatía.

Neuropatía diabética

Un comentario especial merece la neuropatía diabética producida por una alteración inflamatoria de las fibras nerviosas sensoriomotoras y autonómicas, siendo la complicación más común en los diabéticos. Si no se hace un buen seguimiento y detección, puede terminar en un "pie diabético ", gatroparesia, diarrea, constipación, vejiga neurogénica, hipotensión ortostática.

Hay varios tipos de diabetes, pero haciendo una simplificación podemos agruparla en dos categorías:

La Diabetes tipo I con déficit absoluto en la secreción de insulina, y la Diabetes tipo II, que es una combinación de resistencia a la acción de insulina y una inadecuada secreción de la misma.

Aunque la Diabetes tipo I representa un 5-10 % de todos los casos diagnosticados, sus riesgos inmediatos y requerimientos terapéuticos más estrictos, demandan un reconocimiento rápido, diagnóstico temprano y manejo efectivo.

Las dos pueden llevar a las complicaciones anteriormente señaladas, por un mal manejo de esta enfermedad crónica. Actualmente, llegan a la consulta pacientes que no han acudido a sus controles en más de un año, con severa agudización de sus complicaciones.

Las recomendaciones son:

Control clínico, de laboratorio y nutricional dos veces al año y oftalmológico, neurológico, cardiológico una vez al año.

La edad influye en la gravedad de las complicaciones, teniendo en cuenta que con cinco años de aparición de la enfermedad pueden aparecer fenómenos inflamatorios vasculares.

El mayor inconveniente en el control adecuado y eficiente de esta enfermedad es la concientización por parte del paciente y su entorno de que es una patología crónica, es decir de un cuidado permanente ya que no hay aún una cura definitiva.

Lo alentador, es que hay múltiples tratamientos que logran en el individuo una vida totalmente normal retrasando las comorbilidades. Gracias a una Ley Nacional, muchos pacientes pueden acceder a un tratamiento adecuado que es muy costoso y en muchos casos difícil de concretar.

Es una tarea de la sociedad luchar por alcanzar el bienestar común.

Por Elsa Aebert, endocrinóloga y pediatra (MN 67566) de Leben Salud.

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