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El turismo de paso fue el aliado de los restaurantes

Generó el repunte de una actividad que igual cayó en un 50 por ciento respecto a la temporada de verano del año pasado.

En una temporada de verano atravesada por la pandemia por el COVID-19, el turismo de paso resultó el gran aliado de la actividad gastronómica, más allá de la apertura paulatina de la actividad que les permitió volver a una cierta normalidad después de pasar meses muy duros producto de la cuarentena.

El dato se desprende de una consulta que este diario hizo a los encargados de diferentes restaurantes de la ciudad, quienes coincidieron, además, que el Programa de Asistencia de Emergencia al Trabajo y la Producción (ATP) fue un sostén que evitó, para muchos, el cierre de sus comercios. Pero, a la vez, indicaron que esa ayuda de parte del estado nacional, que hoy ya no se brinda, les genera cierta incertidumbre hacia el futuro.

A esto último se refirió Gabriel Alonso, encargado de El Ciervo, emblemático local del centro neuquino. “Seguimos arrastrando deudas y por eso fue un problema grande que cortaran los ATP. Esto impacta en las empresas, por lo que hoy podemos decir que nos encontramos en un equilibrio complejo”, advirtió.

Alonso destacó que se “sintió mucho el movimiento turístico de Buenos Aires para bien”, que fue un verano “irregular” comparado con temporadas anteriores y “atípico” por toda la situación generada por la pandemia, que derivó en la implementación de protocolos y la reducción obligada de la capacidad del local.

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Respecto al personal, el responsable de El Ciervo dijo que se despidió a una persona pero por cuestiones ajenas a la situación generada por la pandemia, que no se la reemplazó y que tampoco se otorgó a los empleados actuales la posibilidad de realizar horas extras, como habitualmente ocurre en temporada, dado que no hubo una demanda de clientes que lo ameritara.

Sobre el mismo tema se expresó Pol Chocho, dueño de El Boliche de Alberto, una importante parrilla de la ciudad.

“Nosotros mantuvimos los empleados con un gran esfuerzo cuando estuvimos cerrados, hicimos promociones y realizamos todo lo que estuvo a nuestro alcance. Inicialmente contamos con los ATP y después no pero si no los hubiésemos tenido hoy ya no estaríamos hablando de nuestra actividad. El gastronómico fue uno de los rubros más afectados y esa ayuda fue fundamental”, señaló.

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A su vez, también valoró el impacto del turismo de paso. “Eso compensó y ahora ya en marzo se nota la baja”, dijo, e indicó que la ampliación del horario de atención hasta las dos de la mañana no influye en los restaurantes. “Para nosotros es lo mismo, dado que a más tardar a la una la gente ya se retira. Eso les servirá más a los pubs o las cervecerías”, advirtió.

En cuanto al nivel de actividad, los gastronómicos coincidieron en mencionar una baja de entre un 40 y un 50 por ciento con relación a lo registrado en la temporada de verano pasada.

“Nosotros trabajamos con un público más bien grande, que representa la la franja de gente que más se cuida contra el COVID, por eso nos falta algo de clientela habitual”, indicó el dueño de El Ciervo.

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“Fue todo paulatino, inicialmente resultó muy complicado por la restricción del horario y una vez que se extendió esto no se normalizó del todo en cuanto a nuestra clientela pero, al menos, hizo que volviera la gente”, dijo el responsable de El boliche de Alberto.

Por su parte, Tomás, uno de los socios de Casi Rodríguez restaurante, también marcó que el turismo representó un elemento central a la hora de apuntalar la actividad, que hoy se encuentra en un 50 por ciento. “Estamos en una situación donde ya podemos cubrir los costos y veremos de acá en adelante como seguimos”, apuntó.

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