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“Estamos en un momento político donde las cosas que ocurren reclaman toma de posiciones”

Edgardo Mocca, periodista de "Página 12" y panelista de "6,7,8", indicó que hoy la oposiciónen la Argentina no está representada por un partido sino por un grupo económico.

Por FRANCISCO CARNESE

Neuquén > Invitado a Neuquén por el Club de Cultura Socialista, el MUN y la Fundación Confluencia para disertar sobre el fenómeno del kirchenerismo, el periodista de "Página 12" y panelista de "6,7,8", Edgardo Mocca, se refirió al rol de los medios en la actualidad y desmitificó la figura del “periodismo militante”.
En diálogo con este diario, Mocca, quien además es docente de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y trabaja en la revista Debate, marcó falencias de la política comunicacional del Gobierno y criticó a Jorge Lanata.
 
¿Cómo toma las críticas que recaen sobre el “periodismo militante”, en referencia a quienes adhieren a las políticas del gobierno nacional?
No creo que sea algo que deba ofender a nadie el ser militante. Más allá de la condición de periodistas estamos en un momento político donde las cosas que ocurren reclaman toma de posiciones, lo cual no necesariamente debe ser pertenencia a un partido o fuerza política. Lo que sucede en la Argentina es una parte de lo que está ocurriendo en todo el mundo, donde hay una puja muy fuerte por cómo se sale de una crisis muy poderosa del capitalismo globalizado. En nuestro país hay una experiencia de salida, después de 2001, con una cantidad de recuperaciones y de conquistas importantes sumamente enfrentadas con los elementos más caracterizados de la derecha política y económica. La verdad es que no veo nada de malo en la toma de posiciones frente a ese conflicto. Otra cosa es la manipulación y la mentira, ahí hay un límite de carácter ético en cuanto a que ninguna toma de posición política las justifica. Ahora, yo creo que el periodismo que intenta negar su condición de protagonista y de toma de posiciones claramente está tomando una posición.
 
¿Dónde visualiza esto?
Si uno ve la tapa de "Clarín" ahí está todo el juego político de la derecha antigubernamental y en algunos casos fuertemente desestabilizadora. El ocultamiento de hechos, el aislamiento de lo que pasa en Argentina respecto de la región y el resto del mundo, la sistemática manipulación de datos e información, el ataque personal y la planificación desmesurada respecto de hechos de gobierno indican que hay una toma de posición innegable. Este fenómeno se agudizó a partir del conflicto del campo en 2008, donde las grandes empresas periodísticas tomaron una posición muy difícil de ocultar.
 
¿Cómo explica el caso de Jorge Lanata, teniendo en cuenta que enfrentó en su momento al grupo Clarín y hoy está de ese lado?
Yo no quiero entrar en análisis personales porque, a diferencia de Lanata, que gusta de insultarnos, de acusarnos de mercenarios y de vender nuestra conciencia por plata, yo no tengo una opinión análoga sobre él porque no me interesa hacerla. Tiene todo el derecho a hacer lo que hace, está bien que existan programas en contra del Gobierno, que se hagan con un formato de show, es parte de lo nuevo que ha surgido en Argentina donde la televisión abierta se encarga del debate político. Pero uno podría preguntarse por qué Lanata, que hizo gran parte de su desarrollo como periodista enfrentando al grupo Clarín y quien más y mejores datos dio sobre la condición monopólica de este grupo, hoy funciona dentro de él con una posición radicalmente favorable.
En su programa uno no va a poder encontrar nada que pregunte seriamente sobre la naturaleza de un monopolio que Víctor Hugo Morales caracterizó como cáncer moral o mafia.
En términos parecidos se pronunciaba Lanata hace algunos años, con lo cual quien tiene que dar cuenta de por qué cambió es él. Aunque debo aclarar que con aquel Lanata también tuve diferencias, ya que siempre renegó de la política. De todas formas, y más allá de eso, me quedo con el que formó parte de Página 12 y que investigaba. Hoy él es militante de una causa opuesta a la que yo defiendo.
 
¿Por qué cree que nadie lo cuestiona, por ejemplo, sobre lo que pasó con el diario Crítica?
Lo de Crítica es  un caso de vaciamiento económico, donde no sé si él es el máximo responsable o Antonio Mata, el empresario español. Pero lo cierto es que Lanata tiene responsabilidades innegables. ¿Por qué no se saca a la luz esto? Lo mismo podemos preguntarnos sobre por qué no se analiza la relación de Mauricio Macri con Durán Barba, quien está procesado por campaña sucia, o por qué ninguna tapa de Clarín habló de Macri procesado por escuchas ilegales. Esto pasa por la formación de redes político-periodísticas que protegen a determinados personajes y atacan a otros. Hubo, por ejemplo, 14 tapas sobre el caso Boudou sin que haya una sola prueba que demuestre ningún proceso. Macri está procesado, las pruebas de las escuchas son incontables y visibles y, sin embargo, no salen. Lo mismo ocurre con Lanata. Desde el momento que comenzó a formar parte de la militancia del grupo monopólico principal de la comunicación argentina cuenta con una red de protección muy visible.
 
¿De la misma manera que se estigmatiza a "6,7,8" como el órgano de propaganda del Gobierno, hoy Lanata lo es de la oposición?
Yo no sé si de la oposición. Lo que veo es que hoy este sector en Argentina muestra un caso muy curioso que es que la principal fuerza que lo motoriza está fuera de la política, ya que no es un partido sino un grupo económico. En "6,7,8" hay una actitud de defensa publicitaria del Gobierno, no voy a decir que no hay un recorte ni un sesgo en lo que hace este programa porque no sería justo ni cierto. Una cosa es lo que yo hago en "Página 12" o en la revista Debate y otra distinta es "6,7,8" -que está pensado para desanudar la red de protección mediática de los principales grupos empresarios- para mostrar el contraste de lo que dicen los grandes medios de comunicación en Argentina, que abarcan un 90 por ciento de la prensa escrita, radial y televisiva y confrontarlo con la realidad. La misión de "6,7,8" es esa. Ahora, así y todo, cuando estuvo Boudou la primera pregunta que se le hizo, y que consta que él no sabía que se le iba a hacer, fue qué pasa con Ciccone. Cuando estuvo la gobernadora de Catamarca se le preguntó con mucho espíritu crítico y fundamento sobre los temas ambientales de la minería. Y yo no veo que Leuco, Bravo o Nelson Castro le pregunten jamás a Macri sobre el procesamiento de Durán Barba.
 
¿Hay diferencias dentro del panel de "6,7,8" sobre cómo tratar ciertos temas?
Sí, y se dan dentro, fuera, antes y después del programa, y combinan con una excelente amistad y relación profesional. Orlando Barone, por ejemplo, piensa que no hay que a ir a discusiones que proponen otros programas o canales. Y yo, en cambio, me siento feliz discutiendo con gente que piensa distinto. He ido muchas veces a programas de TN y sé que el clima que se crea ahí no es favorable a mis opiniones pero yo voy y juego. Barone piensa que ir es legitimar el espacio de ese monopolio, él tiene todo el derecho de pensarlo y hasta por ahí tiene parte de razón, pero mi posición es otra.
 
¿Cómo analiza la política comunicacional del Gobierno?
Hasta 2008 tenía poco y nada de política comunicacional y pagó los costos de no tenerla, incluso pagó el costo de la alianza con el grupo Clarín que luego fue revisada.  Actualmente hay una relación de fuerzas diferente en el debate político en el que el Gobierno tiene más y mejores instrumentos para compensar un poco la arena del peso desmesurado que tienen los grandes grupos mediáticos.
 
¿Cuáles son esos instrumentos?
Me refiero a Canal 7, a Encuentro, a un tipo de periodismo que interviene, por ejemplo, en Página 12. Después hay cosas que tienen que pasar de la cantidad a la calidad, creo que todavía hace falta afinar la argumentación, hay momentos en que el Gobierno se queda sin comunicación frente a temas que son complejos y que angustian a parte de la opinión pública como es el tema del dólar, una cuestión perfectamente explicable. Ahora, mal comunicada o débilmente comunicada, esa política favorece los climas adversos. Yo creo que es mucho mejor la política comunicacional del Gobierno hoy con productos no ya políticos sino periodísticos y culturales. Pero insisto en que hay todavía una debilidad en la argumentación, creo que la televisión pública debe tener ámbitos más plurales y de debate y que estamos maduros para tenerlos. No debería ser la tónica la existencia de trincheras donde en un canal habla uno y en el de enfrente el otro. Yo soy partidario de que tiene que haber un suelo común de discusión política. Ahora, reconozco que en el estado de cosas y en el absoluto desbalance de recursos a favor de los grandes grupos económicos mediáticos, esto no se facilita.
 
En el caso particular de  "6,7,8" ¿no se  enriquece más el debate al llevar a gente que opina de manera opuesta al programa, por ejemplo, como cuando se invitó a Robert Cox (ex director de Buenos Aires Herald)?
Sí, y es cierto que en los últimos tiempos esto ha dejado de ocurrir y creo que no debería ser así. Me sentiría cómodo hablando con gente que piense distinto que yo, siempre en el marco del respeto. Yo confío, porque estamos mucho mejor que hace 10 años cuando este país estaba incendiado y se hablaba de la desaparición de la comunidad política argentina, que se puede hacer, que podemos darnos el lujo de estar mucho mejor todavía en materia de debate político.

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