Feroz ataque de dos perros a una reconocida atleta
Un pitbull y un dogo embistieron a Susana Morales. Tiene heridas graves.
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Al ver que era imposible realizarle curaciones y que debían asistirla con cirugías, la derivaron al hospital Castro Rendón.
Susana Morales, reconocida atleta de la ciudad de Neuquén, estaba entrenando el viernes en horas de la mañana en proximidades de la Ciudad Deportiva. Hacía frío, pero las ganas de ponerse a punto para competir en la categoría de 55 años en los Juegos de Vancouver, Canadá, hacían que las bajas temperaturas no fueran un obstáculo en su carrera.
La atleta venía con un trote sostenido cuando vio los dos enormes perros y decidió parar. Ya estaba acostumbrada a vivir situaciones parecidas durante las largas sesiones de entrenamiento que siempre hacía en distintos espacios públicos de la ciudad.
Control: Aseguran que en la zona de la Ciudad Deportiva siempre hay perros sueltos.
Susana paró de correr pensando que dejaría de llamar la atención. Pero no fue así.
El dogo se abalanzó sobre su cuerpo con tanta fuerza que la tiró al suelo. El pitbull, que estaba a pocos metros, se sumó al ataque.
Fueron minutos de furia desbordada, de dentelladas que atravesaban la ropa y desgarraban la piel, la carne y los músculos de los brazos. Susana había puesto sus miembros inferiores delante de ella para defenderse, ya que los perros buscaban el cuello, la parte más frágil y vital de la víctima.
"Los perros estaban enfurecidos. Parecían endiablados. Yo pensé que me moría y le pedí a Dios que me ayudara. Lo único que quería era que me soltaran". "No me hicieron más daño porque, como hacía frío, tenía mucho abrigo encima. Igual los dientes atravesaron la ropa y me lastimaron. Podría haber sido peor"."En realidad los perros no tienen la culpa. Cuando volví al lugar y noté que andaban sueltos, lloré de impotencia y de miedo. Si agarran a un chico, lo matan". Susana Morales
La mujer comenzó a gritar desesperada pidiendo ayuda. Quienes pasaban por ahí vieron con espanto el ataque, pero era tanta la furia de los animales que no se animaron a meterse para salvarla y quedaron paralizados, como esperando un desenlace fatal o un milagro casi imposible.
La dueña de los perros salió a la calle al escuchar los alaridos y comenzó a llamar al marido para que la ayudara a retirar a los perros. Después de forcejeos, órdenes a gritos y hasta golpes, logró que la soltaran.
Susana se incorporó como pudo y, sin saber las heridas que tenía en el cuerpo, se fue caminando hasta su casa. Fueron dos kilómetros interminables de dolor y llanto hasta que encontró la ayuda de su familia. De allí la llevaron a la sala de primeros auxilios que, en cuestión de minutos, quedó inundada de sangre.
Los médicos que la atendieron quedaron sorprendidos al ver el estado de la mujer envuelta entre guiñapos sucios y sanguinolentos. Y se dieron cuenta de que las heridas eran tan profundas que podía haber un compromiso vascular. Por eso decidieron que lo mejor sería que la atendieran en el Castro Rendón.
Los médicos del hospital también se sorprendieron al verla. No podían creer cómo había sobrevivido a semejante ataque. Susana tenía los brazos destrozados. Los pedazos de piel, carne y de grasa que habían quedado pegados en sus ropas reflejaban la ferocidad de aquel ataque.
Después de comprobar que milagrosamente no tenía huesos rotos ni tendones cortados, comenzaron a suturarle las heridas. Fueron 30 puntos en cada brazo y curas en otras partes del cuerpo.
Al día siguiente, Susana concurrió con su hija al lugar para mostrarle dónde había sufrido la embestida. Con sorpresa, la mujer comprobó que el dogo y el pitbull se encontraban sueltos en la calle. Los dos animales que un día antes la habían tomado como presa y que durante varios minutos la tuvieron al borde de la muerte caminaban en libertad y sin control. Como si fuesen dos criaturas inofensivas. Como si nada hubiese pasado.
Animadora permanente en todas las competencias
Susana Morales, que desde principios de la década del 90 incursionó en el atletismo, es una animadora permanente de las competencias de calle de la región y su carrera marcada por destacadas actuaciones a nivel internacional como integrante del la selección argentina de atletas master.
Con cuatro participaciones mundialistas en Australia 2001, Sacramento 2011 (Estados Unidos), Porto Alegre 2013 (Brasil) y Lyon 2015 (Francia) y varios campeonatos sudamericanos, es la atleta veterana neuquina más ganadora.
Este año estrenó categoría, ahora compite en la división 55 a 59 años, y su comienzo no podía ser más auspicioso ya que a principios de año en Coronel, Chile, ganó la medalla de oro de la media maratón (21 kilómetros) y el mes pasado en el 13º Grand Prix del Mercosur, en Porto Alegre, Brasil, ganó tres medallas de oro (en 200, 400 y los 2000 metros con obstáculos) y dos preseas de plata (la posta de 4x100 y 4x400). Precisamente, su actuación en este certamen le valió la designación para participar en los primeros Juegos Olímpicos de América, que se desarrollarán en Vancouver, Canadá, en agosto. "Quiero recuperarme rápido para seguir entrenando", se ilusionó Susana, quien agradeció la atención que recibió en el hospital.
La atleta venía con un trote sostenido cuando vio los dos enormes perros y decidió parar. Ya estaba acostumbrada a vivir situaciones parecidas durante las largas sesiones de entrenamiento que siempre hacía en distintos espacios públicos de la ciudad.
Control: Aseguran que en la zona de la Ciudad Deportiva siempre hay perros sueltos.
Susana paró de correr pensando que dejaría de llamar la atención. Pero no fue así.
El dogo se abalanzó sobre su cuerpo con tanta fuerza que la tiró al suelo. El pitbull, que estaba a pocos metros, se sumó al ataque.
Fueron minutos de furia desbordada, de dentelladas que atravesaban la ropa y desgarraban la piel, la carne y los músculos de los brazos. Susana había puesto sus miembros inferiores delante de ella para defenderse, ya que los perros buscaban el cuello, la parte más frágil y vital de la víctima.
"Los perros estaban enfurecidos. Parecían endiablados. Yo pensé que me moría y le pedí a Dios que me ayudara. Lo único que quería era que me soltaran". "No me hicieron más daño porque, como hacía frío, tenía mucho abrigo encima. Igual los dientes atravesaron la ropa y me lastimaron. Podría haber sido peor"."En realidad los perros no tienen la culpa. Cuando volví al lugar y noté que andaban sueltos, lloré de impotencia y de miedo. Si agarran a un chico, lo matan". Susana Morales
La mujer comenzó a gritar desesperada pidiendo ayuda. Quienes pasaban por ahí vieron con espanto el ataque, pero era tanta la furia de los animales que no se animaron a meterse para salvarla y quedaron paralizados, como esperando un desenlace fatal o un milagro casi imposible.
La dueña de los perros salió a la calle al escuchar los alaridos y comenzó a llamar al marido para que la ayudara a retirar a los perros. Después de forcejeos, órdenes a gritos y hasta golpes, logró que la soltaran.
Susana se incorporó como pudo y, sin saber las heridas que tenía en el cuerpo, se fue caminando hasta su casa. Fueron dos kilómetros interminables de dolor y llanto hasta que encontró la ayuda de su familia. De allí la llevaron a la sala de primeros auxilios que, en cuestión de minutos, quedó inundada de sangre.
Los médicos que la atendieron quedaron sorprendidos al ver el estado de la mujer envuelta entre guiñapos sucios y sanguinolentos. Y se dieron cuenta de que las heridas eran tan profundas que podía haber un compromiso vascular. Por eso decidieron que lo mejor sería que la atendieran en el Castro Rendón.
Los médicos del hospital también se sorprendieron al verla. No podían creer cómo había sobrevivido a semejante ataque. Susana tenía los brazos destrozados. Los pedazos de piel, carne y de grasa que habían quedado pegados en sus ropas reflejaban la ferocidad de aquel ataque.
Después de comprobar que milagrosamente no tenía huesos rotos ni tendones cortados, comenzaron a suturarle las heridas. Fueron 30 puntos en cada brazo y curas en otras partes del cuerpo.
Al día siguiente, Susana concurrió con su hija al lugar para mostrarle dónde había sufrido la embestida. Con sorpresa, la mujer comprobó que el dogo y el pitbull se encontraban sueltos en la calle. Los dos animales que un día antes la habían tomado como presa y que durante varios minutos la tuvieron al borde de la muerte caminaban en libertad y sin control. Como si fuesen dos criaturas inofensivas. Como si nada hubiese pasado.
Animadora permanente en todas las competencias
Susana Morales, que desde principios de la década del 90 incursionó en el atletismo, es una animadora permanente de las competencias de calle de la región y su carrera marcada por destacadas actuaciones a nivel internacional como integrante del la selección argentina de atletas master.
Con cuatro participaciones mundialistas en Australia 2001, Sacramento 2011 (Estados Unidos), Porto Alegre 2013 (Brasil) y Lyon 2015 (Francia) y varios campeonatos sudamericanos, es la atleta veterana neuquina más ganadora.
Este año estrenó categoría, ahora compite en la división 55 a 59 años, y su comienzo no podía ser más auspicioso ya que a principios de año en Coronel, Chile, ganó la medalla de oro de la media maratón (21 kilómetros) y el mes pasado en el 13º Grand Prix del Mercosur, en Porto Alegre, Brasil, ganó tres medallas de oro (en 200, 400 y los 2000 metros con obstáculos) y dos preseas de plata (la posta de 4x100 y 4x400). Precisamente, su actuación en este certamen le valió la designación para participar en los primeros Juegos Olímpicos de América, que se desarrollarán en Vancouver, Canadá, en agosto. "Quiero recuperarme rápido para seguir entrenando", se ilusionó Susana, quien agradeció la atención que recibió en el hospital.
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