El gobierno comandado por Emmanuel Macron ya había advertido que esperaba actos de violencia en las calles. Miles de personas se manifestaron.
La policía de Francia reprimió a manifestantes en París y otras ciudades en otro día de protestas y paros contra la reforma jubilatoria impuesta por decreto por el presidente Emmanuel Macron, luego de que el Gobierno aseverara que espera actos de violencia por parte de los ciudadanos.
Cientos de miles de personas salieron de nuevo a las calles en la décima jornada de huelga general y movilización contra la reforma desde el 19 de enero. Al mismo tiempo, hubo choques entre protestantes y fuerzas de seguridad en ciudades como Rennes y Nantes.
En la capital, las fuerzas de seguridad lanzaron gases lacrimógenos contra cientos de personas, vestidas de negro y con la cara cubierta, que saquearon un comercio y prendieron fuego a basura.
Las manifestaciones, en un principio mayormente pacíficas, se volvieron violentas luego de que Macron aprobara la reforma por decreto, la semana pasada, para evitar una votación del proyecto en el Parlamento que se prefiguraba complicada. El ministro del Interior, Gérald Darmanin, aseguró que jóvenes radicalizados planeaban “destruir, herir y matar” y que, por lo tanto, ordenó un despliegue “inédito” de 13.000 policías.
El funcionario alertó de la presencia en París de “más de 10.000 radicales, algunos llegados desde el extranjero”, en momentos en que el Ejecutivo intenta criminalizar las protestas.
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