El verano viene seco y las lluvias en cordillera son escasas. Terminaría el fenómeno de La Niña.
Las últimas tormentas de lluvia que vienen castigando a distintos sectores de la provincia no alcanzan, o al menos no colaboran demasiado, para revertir el cuadro de sequía que se viene repitiendo en el territorio neuquino.
Si bien el invierno y la primavera permitieron recuperar en alguna medida los niveles de los embalses, el verano vuelve a mostrarse caluroso y seco, especialmente en la zona cordillerana.
Desde la Autoridad Interjurisdiccional de Cuencas miran la situación con preocupación, pero también con expectativas. Todo indica que el fenómeno de La Niña se retiraría en 2023, después de tres años consecutivos, algo que no ocurría desde 1950. Si estas condiciones dan paso al ingreso de aire húmedo proveniente del Pacífico, el panorama sería mejor, o al menos no tan crudo como cuando la lluvia se vuelve esquiva.
“Estas tormentas no sirven. Son convectivas, hacen daño y no caen aguas arriba de las represas”, comentó el ingeniero Elías Sapag al ser consultado sobre estos fenómenos de gran intensidad que se vienen repitiendo en los últimos días. “Necesitamos que llueva mucho más, pero en la zona de la cordillera”, aseguró.
Dijo que recién para el 25 de este mes podría precipitar abundante agua sobre el Collón Cura, de acuerdo con informes meteorológicos que analizan el tiempo, pero lo ideal sería que fuera bastante más intenso y que abarcara toda la zona cordillerana. “Los días soleados son lindos para los turistas, pero nada más que eso”, aseguró.
Incertidumbre
Sapag reconoce que todavía no hay certezas de cómo será el panorama en la provincia en este año que recién se inicia. “La perspectiva es día a día; la primavera fue deficitaria y el verano también”, recordó el especialista.
Por lo pronto, dijo que en base a la recuperación que tuvieron los embalses durante el invierno, la AIC debe ir dosificando la disposición de agua para que se pueda generar energía sin que se ponga en riesgo la provisión para el consumo, la industria y el riego.
Reconoció que con el panorama de sequía que vuelve a presentarse, los problemas podrían ir aumentando. El más inmediato, por caso, es el riesgo de incendios en la cordillera. La enorme cantidad de turistas que se registran en esta temporada más la falta de precipitaciones son factores que podrían desatar desastres en sectores secos por la falta de precipitaciones.
“El riesgo de incendios sigue muy alto. Hay gente que no entiende o no hace caso a los consejos de prevención que se les hacen y eso complica más las cosas”, aseguró.
Por lo pronto, el panorama es todavía incierto. El pronóstico a corto plazo indica que para el Alto Valle seguirán las altas temperaturas (un poco más bajas que la de ayer) y algo de inestabilidad con formación de tormentas eléctricas.
Desde la AIC esperan que ese anticipo de lluvias que aparece en los estudios meteorológicos para el 25 sobre el Collón Cura y el Limay marque un punto de inflexión. De lo contrario, la provincia comenzará a transitar un nuevo año con sequía, algo que viene repitiéndose hace poco más de una década, con todos los inconvenientes que ello implica.
Tiempo bueno, algo nublado y agradable, se espera para el Alto Valle de Río Negro y Neuquén, según el pronóstico elaborado por la Autoridad Interjurisdiccional de Cuencas para este fin de semana.
El informe indica que para este sábado se anticipa una máxima de 32 grados, con cielo parcialmente nublado y vientos del sudoeste con ráfagas de 40 kilómetros por hora.
Para el domingo se esperan condiciones climáticas similares, aunque con cielo despejado, mientras que el lunes volverían las temperaturas agobiantes: máxima de 38 grados y vientos fuertes del oeste con ráfagas de hasta 75 km/h.
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