La "descendencia" de la oveja Dolly goza de buena salud
Pese a los temores, cuatro de sus clones envejecen sin inconvenientes.
Durante sus primeros años de vida, la oveja Dolly saltó a la fama por ser el primer mamífero clonado a partir de una célula adulta. Pero tiempo después, la atención se derivó hacia su envejecimiento prematuro, que condujo a su sacrificio el 14 de febrero de 2003. Comenzaban entonces las sospechas de que los animales que eran clonados podrían envejecer de manera acelerada o menos saludable. Sin ir más lejos, el padre intelectual de la criatura, el científico británico Ian Wilmut, llegó a asociar el propio proceso de clonación con la enfermedad de osteoartritis que sufrió la oveja más conocida de la historia.
El 5 de julio se cumplieron 20 años de su nacimiento y en estos días se supo que cuatro clones de la famosa oveja viven y envejecen de forma normal, y gozan de buen estado de salud. Junto con otras nueve ovejas clonadas, forman parte del primer estudio que analiza los efectos de la clonación sobre la salud a largo plazo en este tipo de animales, y que acaba de publicar la revista Nature Communications. Los 13 animales investigados tienen entre siete y nueve años (equivalentes a 60 o 70 años humanos) y no presentan signos de enfermedades metabólicas, mantienen una presión sanguínea normal y apenas han sufrido degeneración de las articulaciones.
Las conocidas como las cuatro Dollies -Debbie, Denise, Dianna y Daisy- han crecido en la Universidad de Nottingham (Reino Unido) y forman parte, junto con sus nueve compañeras, de un peculiar rebaño bajo los cuidados del profesor Kevin Sinclair, experto en biología del desarrollo en la Escuela de Biociencias de esta universidad británica. Su equipo ha realizado radiografías, imágenes de resonancia magnética, exploraciones, pruebas metabólicas y medidas de la cantidad de grasa de cada uno de estos animales. Todo para observar la posible aparición de enfermedades asociadas a la edad, como la osteoartritis, la diabetes y diversas enfermedades cardiovasculares.
Dollies: Los cuatro clones de Dolly viven en la Universidad de Nottingham.
Un proceso todavía misterioso
Dolly nació a partir de la transferencia del núcleo de una célula adulta -la estructura que guarda la mayor parte del material genético- a un óvulo desprovisto previamente de su propio núcleo. Todavía hoy se trata de un proceso ineficiente, dado que muchos embriones así creados no logran implantarse o lo hacen de forma temporal, y gran parte de los animales que finalmente llegan a nacer mueren a los pocos días de vida. Sin ir más lejos: de las diez Dollies que nacieron, siete sobrevivieron más de una semana, y de estas, cuatro llegaron a edad adulta.
En opinión de Sinclair, aún queda por conocer en más detalle los fundamentos biológicos relacionados con los estadios más tempranos en el desarrollo de los mamíferos. Un trabajo que permitiría dar una visión más realista de esta técnica “para propósitos terapéuticos en humanos así como para generar animales transgénicos sanos, fértiles y productivos. Sin embargo, si estas tecnologías van a usarse en el futuro, necesitamos seguir probando su seguridad”.
Trece: ovejas clonadas hay en el mundo. Tienen entre seis y nueve años y están bien.
“Miedo social” a la influencia científica
El 58% de ciudadanos de la Unión Europea rechazó en 2008 la idea de recurrir a la clonación para la producción de alimentos. Los especialistas hablaron de “miedo social”: la gente no repara en que las razas que consumimos habitualmente son objetos de mejoras genéticas. “Gracias a eso, una vaca frisona produce entre 40 y 50 litros de leche al día frente a los 10 que se obtendrían de no haberse llevado a cabo la selección de los mejores ejemplares con fines reproductivos”, sostiene Juan José Badiola, catedrático de Sanidad Animal de la Facultad de Veterinaria de Zaragoza.
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