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La Mañana Chos Malal

Las Lajas y Zapala también querían ser la nueva capital

Hubo dos intentos de ambas localidades para cambiar la historia.

Conocidas fueron las reacciones y protestas de los habitantes de Chos Malal cuando conocieron la noticia de que la capital del territorio de Neuquén sería trasladada hasta la zona de la Confluencia. En aquella oportunidad, una comisión de chosmalenses viajó a Buenos Aires para presionar al gobierno nacional a través de la influencia de los medios de comunicación más importantes para que desistiera de esa decisión, a la que consideraban absurda y sin ninguna lógica, teniendo en cuenta que la ciudad fundada por Manuel Olascoaga ya se encontraba en pleno crecimiento y tenía toda la infraestructura necesaria para ser la sede administrativa del gobierno del territorio.

Hubo todo tipo de estrategias que no prosperaron y finalmente, en septiembre de 1904, la capital se mudó al paraje desértico que había elegido el gobernador Carlos Bouquet Roldán.

Sin embargo, esa no fue la única puja de una localidad para convertirse en la ciudad más importante.

Dos años antes de la elección de la zona de la Confluencia, en Chos Malal se había generado un gran alboroto al conocer la intención del entonces gobernador Juan Ignacio Alsina de mudar la capital hacia Las Lajas.

Aquel intento de Alsina escondía un negocio con tierras que él había adquirido en esa zona y que, con la nueva sede administrativa, multiplicarían su valor original. Las sospechas de los vecinos, además, se fundaban en una suerte de parálisis que había tenido Chos Malal en cuanto a obra pública y una serie de políticas que lejos estaban de fomentar el desarrollo de la incipiente ciudad. También pesaban sobre el mandatario una serie de denuncias sobre irregularidades en el manejo de los fondos públicos, sumado a un marcado autoritarismo en cada acción de gobierno que realizaba.

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"… desde que asumió, lo movió un solo propósito: llevar la capital a Las Lajas. Poco a poco abandonó la obra pública porque le interesaba desprestigiar a Chos Malal. Nadie que supiera del pretendido traslado invertirá en este lugar que empieza a languidecer…", reseña el fragmento de una carta que envió un grupo de chosmalenses al diario Tribuna de la Capital Federal, según revelaría años después el libro Chos Malal, entre el olvido y la pasión, de Carlos Aníbal Lator, Cecilia arias, María del Carmen Gorrochategui y Daniel Manoukian.

Deuda: Como temían sus habitantes, Chos Malal quedó postergada por el traslado de la capital.

Alsina, en tanto, fundamentaba su proyecto en que las tierras de Chos Malal no habían resultado aptas para el cultivo, que no tenía agua y que además estaba lejos de un punto más estratégico como sí lo tenía Las Lajas.

La intervención de Olascoaga, que defendía a Chos Malal como capital del territorio, y el escándalo creciente con denuncias en contra del mandatario terminaron por frustrar ese proyecto en cuestión de meses. Un nuevo reclamo –esta vez de vecinos de Las Lajas- en 1911 también sería elevado a las autoridades nacionales, pero no prosperaría.

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Después de tantas discusiones, acusaciones y polémicas, cualquiera podría pensar que el traslado de la capital a la Confluencia ya era definitivo. Sin embargo, nuevos reclamos tendrían lugar en los próximos años.

En 1923 fue un grupo de vecinos de Zapala el que se hizo oír ante las autoridades nacionales, pidiendo que esa ciudad debería tener la sede administrativa del territorio.

En los fundamentos, los zapalinos esgrimían el poderío económico que tenía la localidad al convertirse en punta de rieles del ferrocarril, la instalación de dos guarniciones militares (Regimiento 10 de Caballería y un Batallón de Ingenieros) y una población de 4000 personas que venía en franco crecimiento.

Una comisión integrada por destacados vecinos del pueblo realizó gestiones en Buenos Aires y escribió voluminosos informes tratando de convencer al gobierno de que por todo el potencial, recursos naturales y ubicación geográfica (estaba ubicada en un lugar equidistante con el resto de las localidades de la provincia), Zapala debía ser renombrada como capital de Neuquén.

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