Francisco "Cumil" Jara logró atravesar la enfermedad aunque continúa con algunas secuelas. Y le agradeció al sistema de salud con una canción.
Francisco “Cumil” Jara y Anastasia se hacen llamar Los Pimpinela de la cordillera. Arriba del escenario son pareja, pero debajo son hermanos. Mientras ensayaba en su casa de Aluminé, el cantor popular se dio cuenta que tenía COVID. “Me empezó a picar la garganta”, aseguró.
Su nombre real es Rubén Darío Jara. “Así me puso mi mamá”, dijo mientras sonreía. Y explicó que desde los cinco años ya estaba “jugando” con la guitarra. “Elegí hace varias décadas este nombre artístico porque, en primer lugar, cumil es una comida, tipo una tortilla. La gente de los arreos la comía y la esperaba con muchas ansias. Y, en segundo lugar, Francisco se llamaba mi abuelo y le debo mis respetos”, contó.
Hace algunas semanas, estaba entre acordeón y ensayos, cuando se empezó a sentir raro. “Estaba todo transpirado, así que me fui a cambiar la ropa y volví a los instrumentos. Pero, cuando quise retomar, la garganta me empezó a arder”, recordó Jara.
Se miró al espejo y notó que tenía “puntitos blancos” dentro de su boca. “Me hice gárgaras porque pensé que eran placas, pero el dolor siguió”, se explayó. Los días continuaron con las mismas molestias y otros síntomas.
Su pareja, con quien convive, comenzó a sentir molestias en la garganta. “Ahí confirmé que teníamos COVID”, dijo y al hacerse los testeos les dieron positivo. “Cuando nos lo confirmaron, mi pareja de 71 años empezó a llorar. Nos decían que éramos de riesgo y teníamos bastante miedo”, relató.
Los dolores “raros” continuaron. “Eran unas molestias por dentro que te mataban, era un dolor distinto a cualquiera. Era en todo el cuerpo y tenía una fuerte pesadez”, recordó, pero los días se pasaron rápidos, aunque algunas secuelas quedaron.
El 20 de febrero recibieron el alta, pero la fatiga continúa hasta estos días. “Mi pareja camina dos cuadras y siente que se agita, y a mí me pasa similar”, aclaró Jara, quien siguió haciendo música.
Para suavizar la garganta y mitigar las consecuencias del COVID toma limón, miel y matico. “El matico es una hoja y lo tomamos como en té. Hervís una pava, le metés tres hojas, medio limón, azúcar o miel”, explicó.
Pese al encierro y a las consecuencias del virus, la interpretación de la realidad a partir de sus canciones continuó. A lo largo de su repertorio, se observa que Jara le dedicó muchas letras a los neuquinos, a sus paisajes y a sus momentos históricos. “En esta cuarentena le escribí a los recolectores de residuos, a la gente de Loncopué y ahora, después de ganarle al COVID, salió el tema dedicado a la Salud”, dijo, tras aclarar que nunca le quiso escribir al “bicho” que le robó una parte de su vida.
“Me quitó toda esa alegría y energía que vivíamos arriba del escenario. Nos tocó adentro del cuerpo, nos pegó un sacudón”, describió. Es que los últimos eventos fueron hace más de un año y, a pesar de que recibieron invitaciones para tocar en algunas reuniones familiares en Aluminé, prefieren guardarse y cuidarse.
Y, dentro de su casa, Jara sigue conectado con la música y se volvió un creador de contenido multiplataforma sin darse cuenta. Al no poder subirse a los escenarios, sus seguidores le piden videos y canciones personalizadas que él se las envía por video de WhatsApp o la sube a plataformas como YouTube u otras redes sociales. “Es loco, pero es lo que toca”, se resignó.
Esta modalidad comenzó con los primeros eventos cancelados por la pandemia. Los cumpleaños que no pudieron ir, mandó una canción por video. “Pero no es lo mismo”, repite una y otra vez, esperando que la pandemia pase y que Francisco se pueda lucir arriba del escenario con su partener, Anastasia.
-> Los Pimpinela de la cordillera
Mónica Ivana Jara y Rubén son dos de los cincos hermanos que tiene la familia. Ambos simulan ser una pareja que cuando sube al escenario juegan a ser Los Pimpinela. “Nació en algún momento y quedó”, contó el cantante al que tener un seudónimo le trajo algunas situaciones incómodas.
“En el 2000, gané doble canción inédita en el colegio Don Bosco de Neuquén. Era un concurso de cultura y nos postulamos muchos artistas de la zona. Yo me anoté como Rubén con una canción y luego como Francisco con otra. Y gané en los dos. Cuando tuve que ir a buscar el premio a la radio tuve que decir que era los dos”, dijo.
Con la esperanza de que el día de que todo esto se acabe, Francisco “Cumil” Jara concluyó: "Ese día que nos toque volver, voy a cantar que soy el mismo de siempre. Con el mismo amor y el respeto para todos".
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