Gracias a la historia que inventó en C5N, donde se hizo pasar por víctima de Generación Zoe, el neuquino Jeremías Madrazo consiguió trabajo con su ídolo: el escritor Hernán Casciari.
El 21 de febrero la vida del neuquino Jeremías Madrazo dio un giro inesperado. Un movilero de C5N que creyó que era víctima de Generación Zoe, su ocurrencia para inventar una historia improvisadamente, las redes sociales que lo viralizaron y la confianza plena que depositó su ídolo. Todo se combinó perfectamente para dar un resultado impensado.
Hernán Casciari no quiso ver el Currículum Vitae de Jeremías ni conocer su recorrido laboral para ofrecerle trabajo. "Yo confío en alguien que pueda decir tantas boludeces en dos minutos", le dijo y lo contrató como Community Manager (manejo de las redes sociales) de la Revista Orsai, una publicación cultural fundada en 2011.
Casciari llegó a él de una manera insólita: apenas un día antes, se hizo viral un video del joven neuquino en un móvil de C5N, donde se hizo pasar por Gastón, una supuesta víctima de Generación Zoe. En medio de la historia que fabuló espontáneamente, lanzó: "Yo entré por recomendación del gordo Casciari que también arma ponzis de libros y ya no sé que más hacer con esto". En pocas horas, "Casciari" se convirtió en tendencia en Twitter, el escritor quedó fascinado con lo ocurrido y le escribió.
"Al otro día me manda un mail, me manda su WhatsApp y me dice 'si querés escribime mañana'. Le escribo y me dice si quiero ser el Community Manager de Orsai. Le dije 'yo no soy Community Manager, he tenido ese trabajo y lo odio'", relató Jeremías Madrazo en diálogo con LM Neuquén. Pero la propuesta tenía un condimento único: quien la ofrecía era su ídolo y trabajar con él era su sueño desde los 17 años.
Casciari anunció la incorporación del joven este miércoles. "Hace unas semanas un pibe le mintió durante 2 minutos a un periodista de C5N y, entre otras cosas, me difamó en cámara. Mi vieja me llamó llorando. Yo no conocía al chico, pero cuando vi el video lo amé. Y por supuesto lo contratamos en ORSAI", escribió en su cuenta de Twitter. "La forma en que el chico encadena una mentira tras otra, gradualmente, intercalando ideas absurdas y a la vez creíbles, me dieron muchas ganas de conocerlo y de invitarlo a jugar a casa", contó el escritor en el artículo de presentación que hizo sobre él.
Tras un breve intercambio virtual, ambos se reunieron. "Me dijo 'yo quiero que hagas lo mismo que hacés con tus redes pero para mi'. Yo le había llevado un CV, un reel con mis cosas y me dijo 'no, no, yo confío en alguien que pueda decir tantas boludeces en dos minutos' y directamente se puso a mostrarme la casa en construcción de Orsai, donde va a estar la librería y va a ser un centro cultural", contó el joven de 26 años, a quien le faltan pocas materias para terminar la carrera de Diseño de Imagen y Sonido en la Universidad de Buenos Aires (UBA). En la charla, también le confesó que quería trabajar con él desde que terminó el secundario ya que siempre fue un fiel consumidor de sus escritos y, luego, de las producciones como Orsai que incluyen a otros escritores.
"En la adolescencia yo predicaba a Casciari, salí de la iglesia y me puse a predicar a Casciari", dijo Jeremías en tono irónico y tras contar que durante toda su infancia, entre Neuquén y Plottier, recibió educación evangélica. "Mis amigos lo pueden contar, yo regalaba sus libros cuando todavía se los editaban editoriales grandes, antes que se hiciera independiente", siguió el relato. Su fanatismo era tal que en 2016 viajó a Mendoza exclusivamente para conocerlo, en una visita que hizo el escritor. "Fui solo para verlo a él, me pedí un día en el laburo y fui", contó.
Así fue que, de un día para el otro, su ídolo pasó a ser su jefe y empezó a trabajar para el propio medio que consume. "Me vino al pelo porque el Gordo paga bien y me dijo 'acá nadie te va a decir lo que tenés que hacer, vos llegás al horario que quieras, hacé las cosas de la forma que quieras y quedate tranquilo con vos mismo'. El chabón le da libertad extrema a todo el mundo y te obliga a vigilarte a vos mismo", relató.
"Las (revistas) Orsai me encantan porque tienen algo que en Argentina no hay, que es un proyecto artístico de calidad sin subsidio ni publicidad, lo cual me parece más que interesante porque es muy difícil que en Argentina haya algo progre, de gestión privada y que sea exitoso. La mayoría tiene beca o algún subsidio, y todo eso editorialmente te va restringiendo. Orsai no tiene nada de eso y siempre hacen una buena mezcla entre gente consagrada y gente que recién está empezando, y eso me parece increíble", consideró el joven.
Y aunque su trabajo no está especialmente dirigido al manejo de las redes sociales, el neuquino tiene experiencia en eso. Por caso, trabaja en colaboración con Esteban Castro para las cuentas de la Copa Libertadores y también produce para El Program, una productora que vende contenido para El Destape. Además, en sus redes personales también publica contenido que muchas veces elabora con escenas cotidianas, tanto de Buenos Aires como de Neuquén.
Nueva Zelanda, drogas y evangelismo
La fábula que Jeremías -en la piel de Gastón- inventó frente a las cámaras de C5N tampoco fue tan casual. Es que el joven había estado muy inmiscuido en el escándalo que desató Generación Zoe, la empresa sospechada de organizar una estafa piramidal, tema que en las últimas semanas ocupaba gran espacio en todos los medios. Y como si hubiera estado calculado, justo le preguntaron sobre el tema y él aprovechó la ocasión.
"Yo estaba muy interpelado por el tema Zoe porque crecí en un entorno ultra evangélico, fui a jardín, primaria y secundario evangélico. A la noche iba martes, jueves y domingo a la iglesia. Así hasta los 15 años hasta que empecé a andar en skate, conocí a otra gente que no estaba tan encapsulada y se me abrió la cabeza", contó. Pero aunque se distanció completamente de la religión, confesó que "desde siempre quedé muy atraído, porque hacen una teología de la prosperidad, con la idea de que si hacés las cosa bien, Dios te va a compensar económicamente". Y señaló: "Eso me molestó mucho, me parece una visión berreta de la vida y Zoe era eso".
Jeremías es oriundo de Plottier. Allí asistió a la Escuela Cristiana Creciendo, dos años del secundario los hizo en el CPEM 8 y luego terminó en el Colegio A.M.E.N de Neuquén. Una vez que terminó el secundario, se quedó un par de años intentando encontrar su rumbo pero su vida estaba más atravesada por problemas que por proyectos.
"Me fui de Neuquén porque estaba en un problema de adicción a las drogas, en un problema de una relación de cuatro años que no iba para atrás ni para adelante, había chocado (el auto) dos veces en seis meses, estaba estudiando abogacía y la odiaba. Y un día me cansé de todo", enumeró. "Publiqué mi auto en Facebook, lo vendí, fui con la plata a la casa de mi abuelo, le di la plata, le dije 'abuelo, esto es lo que sale un pasaje a Nueva Zelanda, ¿me comprás uno con tu tarjeta?' Yo sabía que una amiga de mi hermana se había ido y estaba haciendo dólares y, sin hacer mucha investigación, me fui para allá en 2017", relató Jeremías.
Sin embargo, no todo salió como esperaba y allí vivió unos siete u ocho meses: "La pasé mal porque no tenía visa de trabajo entonces tuve que laburar de albañil, de carpintero, de jardinero, cosechando fruta", contó, aunque eso también le sirvió para "hacer un click" y darse cuenta de cuál era su camino. "¿Viste cuando las cosas son tan obvias que por ser obvias no las ves? Me di cuenta que toda la vida había escrito cuentos, que tenia un montón de videos y dije 'es por acá', así que de Nueva Zelanda me volví en 2018 y me vine directo a Buenos Aires", continuó el relato.
Sobre su relación familiar, dijo que "mis viejos siempre me dieron bastante libertad, es algo que no les puedo recriminar" y contó que no se encontró conflictuado por la religión con ellos ya que ambos también se terminaron alejando de la Iglesia evangélica. "Ahora nadie va a la Iglesia, pero yo creo en Dios, creo que algo más grande que nosotros hay", aclaró.
Otro sueño: volver a Neuquén
Jeremías reconoce que "Neuquén es un lugar excelente para crecer" y, sin dudarlo, asegura que uno de sus sueños es "poder volver a Neuquén y generar un proyecto político que incluya la cultura".
El joven viene seguido a visitar su ciudad natal y su familia, que vive en Plottier, tanto en vacaciones de verano, de invierno o algún fin de semana largo. "Si tengo ganas y tiempo, voy dos días", dijo.
"Lo único que me apena es que tenemos mucha plata y no hay inversión en cultura real. Los espacios para los jóvenes son ponerte diez foodtruck con cerveza y bondiola, y controles de alcoholemia a la salida", consideró, basado en su experiencia personal. "Me encantaría que haya un barrio de artistas, que se pongan a dar clases, lo digo soñando para adelante: me gustaría sobre todo para emprender un proyecto cultural a largo plazo porque la vida de los jóvenes es cerveza o música electrónica, no hay apoyo a los teatros, mi sueño es que regalen guitarras, que hagan batallas de rap", imaginó rápidamente.
Así fue el móvil de C5N
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