Los equipos de una ONG consiguieron llevar a bordo a 111 personas que habían caído en el mar Mediterráneo y a cinco cadáveres.
El bebé que había sido rescatado por el Open Arms, se llamaba Joseph, tenía solo seis meses de vida y era de Guinea Conakry. El infante no pudo sobrevivir al naufragio de la patera en que viajaba en el Mediterráneo Central y murió el sábado en alta mar. Lo rescató la organización catalana Open Arms, que socorrió a otros 111 migrantes en dificultades.
Joseph había sido reanimado por los médicos a bordo y estaba esperando una evacuación urgente con otras cuatro personas –entre ellas dos menores y una mujer embarazada–, pero no llegó a tiempo y sufrió una paro cardíaca.
El bebé que perdió la vida es otro caso del sufrimiento que se sigue viviendo en las aguas que separan a Italia del infierno libio. Es una de las seis víctimas del terrible naufragio de una barcaza que había zarpado con la intención de llegar a Europa. La ONG ha difundido imágenes de su equipo médico tratando de salvarle la vida, sin éxito. También localizaron los cuerpos de cinco personas que se ahogaron antes de que llegaran, y que transportan a bordo.
Según información oficial, los socorristas se lanzaron al mar tratando de ayudar a las personas en dificultades muy cerca de la isla italiana de Lampedusa. Lograron llevar a bordo a otros 111 migrantes, que ahora esperan en cubierta junto a los rescatados en otras dos operaciones en dos días.
La patera que naufragó estaba a la deriva y tras horas de búsqueda Frontex lanzó la alarma y guió a la oenegé con uno de sus aviones. “Dejaron de colaborar cuando Matteo Salvini, exministro del Interior y líder de la Liga, entró en el Gobierno italiano, era la primera vez desde entonces”, dijo el fundador de la organización, Oscar Camps. “Era el segundo naufragio en veinte horas y les daba vergüenza que murieran cien personas más, porque hubiesen muerto si no hubiésemos llegado”, ha afirmado.
Camps se refiere a otro naufragio que tuvo lugar este martes en que murieron trece personas, entre ellas tres mujeres y un menor, al hundirse el bote en el que un grupo de migrantes pretendía cruzar el Mediterráneo para huir de la guerra en Libia y alcanzar las costas de Europa, según la Organización Internacional de las Migraciones.
Después de asistir en este naufragio la oenegé tuvo que dejar de lado el dolor y el cansancio para dirigirse a otra patera en dificultad y rescató anoche a 63 personas que estaban a la deriva. Era el tercer rescate en dos días, pues el martes ya habían salvado a 88 migrantes en una embarcación muy dañada. Había una gran cantidad de gasolina en su interior y entraba agua.
Ahora esperan un puerto seguro para todos ellos. Camps se ha mostrado convencido de que lo tendrán. “Siempre los dejamos en algún puerto, hemos desembarcado siempre. Ni siquiera Salvini lo ha logrado impedir. Pueden dilatar los procesos administrativos pero te deben dejar entrar porque lo dice la ley”, ha sostenido.
La emergencia sanitaria no ha frenado las ganas de escapar a Europa de los migrantes encerrados en los campos de detención libios, en los que la ONU ha denunciado repetidamente que viven en condiciones de esclavitud y sufren torturas. “Esta gente hasta que pueden pagar la extorsión y salir de un país en guerra en que están retenidos ni siquiera tiene la sensación de que están en pandemia. El único protocolo que siguen es el estado del mar: cuando ven una posibilidad se lanzan al mar”, asegura Camps.
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