Los innovadores millonarios rechazaron entregar los datos de los usuarios al Kremlin y ahora llevan una vida nómade, en las sombras.
Telegram, la red social que compite con WhatsApp, tiene más de 900 millones de usuarios y se considera que el valor de la compañía es de 30.000 millones de dólares. Sus dueños son Nikolái y Pável Dúrov, dos jóvenes innovadores rusos de los cuales se sabe muy poco porque llevan una vida nómade, en las sombras.
El motivo: haberse enfrentado al presidente ruso, Vladimir Putin, quien pretendía tener los datos de los usuarios de esta pujante app, y de una red social anterior que era furor en Rusia.
Los hermanos, que defienden la libertad y la privacidad de los usuarios, se negaron a ser títeres de Kremlin. También chocaron con otros gobiernos que pretendían lo mismo.
El atrevimiento tuvo sus consecuencias: debieron abandonar Rusia y mover su empresa a otro país. Telegram está registrada en las islas Vírgenes Británicas, pero su matriz está en Dubái, y antes estuvo en Berlín.
Si bien son multimillonarios, llevan una vida errante. Se establecen un tiempo en una ciudad, para luego saltar a otra. Evitan todo tipo de exposición pública y mantienen contacto sólo con un círculo íntimo.
Desafíos y aislamiento
Nikolái, de 43 años, es un brillante matemático, programador y criptólogo. Ganó al menos siete medallas de oro y plata en las Olimpíadas Internacionales de Matemáticas e Informática.
No se sabe mucho de él. Le gusta la vida solitaria y si bien fue el artífice del protocolo que luego utilizó Telegram, prefirió dejarle el mando a su hermano menor.
Pável, de 39, es un informático teórico y emprendedor que lleva adelante la empresa con mucho ingenio. Estudió filología en la Universidad Estatal de San Petersburgo y en Turín, y se graduó con honores.
"Cuando desafié las demandas del Kremlin, me jugué muchas cosas importantes para mí. Defendí a nuestros usuarios por encima de todo. El derecho a la privacidad es sagrado", aseguró Pável ante la controversia.
Como directivo de Telegram, Pável se mueve constantemente por el mundo, pero con mucha cautela. "No habla casi nunca por teléfono, dispone de tres números distintos y los cambia a menudo, como el cepillo de dientes", señala Fortune.
Pável estuvo casado y tiene dos hijos. Ahora está en pareja con una modelo. Es vegetariano y sigue el “taoísmo”, una tradicional filosofía china. Tiene un cuerpo muy trabajado y le gusta mostrarlo en Instagram.
Ambos crecieron en San Petersburgo en un momento de grandes transformaciones. Su apego a la informática y la computación fue en parte influencia de su padre, Valery Durov, un experto en Cibernética.
De Vkontakte a Telegram
Mientras eran estudiantes, a Pável se le ocurrió crear una biblioteca online para compartir libros y apuntes con sus compañeros. Para eso pidió la ayuda de su hermano y juntos desarrollaron Vkontakte (VK), la versión rusa de Facebook, en 2006.
El proyecto llamó la atención del régimen ruso, que veían allí la posibilidad de acceder a los datos de millones de personas.
Una noche le cayeron en el departamento de Pável un grupo de hombres armados. Primero le exigieron información de los usuarios y luego que cerrara los grupos vinculados a los opositores, como el de Alekséi Navalni, quien terminó muerto en la cárcel.
Pável se negó, pero vio que no iba a tener escapatoria. Los hermanos decidieron vender Vkontakte, que ya tenía casi 50 millones de usuarios, al oligarca ruso Alisher Usmanov, quien pagó por 1.400 millones de euros por la red social. Luego se autoexiliaron.
Deambularon por varios países hasta que se establecieron en Dubái, donde en 2013 crearon Telegram, la exitosa plataforma de mensajería instantánea con su sistema de cifrado extremo, y que ha logrado ganar cada vez más espacio frente a su principal competidor, WhatsApp.
Para muchos gobiernos fue tentadora la plataforma, teniendo en cuenta que les daba acceso a los datos de millones de usuario. Por eso los hermanos no dejaron nunca de recibir presiones de distintos países.
La amenaza más grande siempre vino de Rusia. Putin prohibió la aplicación en el país en 2018, luego de Durov se negara a proporcionar acceso al gobierno a los datos de usuarios. Telegram se había convertido en una plataforma muy importante de convocatoria para la oposición.
Fieles a su estilo, los hermanos quieren mantener los valores originales de la plataforma, con absoluta privacidad de los usuarios. Pero esto no es gratuito. Así que se vieron obligados a mantener una vida de incógnito para preservar su integridad y evitar las presiones.
Con una fortuna estimada en 14.200 millones de euros, se mueven de un país a otro, de una ciudad a otra, manteniendo una guerra por la privacidad.
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