La industria automotriz alemana y una crisis que puede impactar en Argentina
A medida que la influencia de las empresas chinas crece en el mercado global, las automotrices alemanas analizan estrategias para retomar el liderazgo.
La industria automotriz alemana es una referencia inequívoca de excelencia. Sin embargo, su presente no es el mejor, ya que atraviesa una crisis pocas veces vista. Algunas empresas históricas como Volkswagen o Mercedes-Benz observan de reojo el arribo de los fabricantes chinos (BYD, Geely, Great Wall Motors, etc.) a los mercados mundiales, y la buena recepción que han recibido.
Aquella situación plantea un interrogante clave para Alemania. ¿Estará la industria a la altura? ¿Podrá adaptarse al "nuevo" mercado? O, en contrapartida, ¿habrá traspaso de mando a su competencia asiática?
Lo cierto es que las empresas automotrices asiáticas han crecido exponencialmente en los últimos años, no solo con presencia propia en el mercado global, sino también con estrategias claras de inversión en otras compañías. Para el caso, la empresa Geely tiene también un 10% de las acciones de Daimler, que a su vez es la empresa matriz de Mercedes-Benz.
A su fuerte intervención en el mercado global se suma las ventajas del mercado propio: China representa un 36% de las ventas para Mercedes-Benz, por lo que la industria alemana no puede descuidar este mercado. Recientemente, el CEO de Daimler, Ola Källenius, acordó con Bytedance (empresa propietaria de TikTok) para la integración de inteligencia artificial en sus vehículos para el mercado asiático.
Desde Volkswagen también comprendieron a tiempo la importancia de aliarse con el mercado chino, a punto tal que la mayoría de la producción de baterías para la automotriz es llevada adelante por CATL, una empresa gigante que además sustenta gran parte del mercado de autos eléctricos de VW. Y he aquí otro punto destacado: un negocio que crece cada vez más y que las automotrices alemanas aún no dominan íntegramente con sus tecnologías.
¿Las compañías chinas podrían comprar las automotrices alemanas?
Esta pregunta es, quizás, una de las grandes preocupaciones para el común del mundo automotriz en Alemania. La posibilidad existe, algo lógico en un mundo globalizado y capitalista; pero hay factores que actualmente resguardan la autonomía alemana. Por ejemplo, que la familia Porsche-Piëch, una de las más influyentes del país germano, es quien tiene la mayoría de los derechos de voto en Volkswagen. Algo similar ocurre en BMW con la familia Quandt. En ambos casos, la postura es la de no vender.
A eso hay que sumarle otro tema clave: el estado de Baja Sajonia tiene un 20% de la participación accionaria de Volkswagen. Se trata de una limitación política de peso, máxime si se tiene en cuenta que tanto Alemania como la Unión Europea cuentan con regulaciones específicas para evitar el traspaso de compañías estratégicas a países extranjeros... y que priorizan también la importancia de la seguridad nacional. A punto tal llega esto que no se descarta una potencial intervención estatal si fuera la última carta para mantener su independencia.
Cambios obligados
El competitivo contexto obliga a que la industria automotriz alemana se modernice de forma urgente en algunas cuestiones tecnológicas, como las baterías o el desarrollo de ciertos softwares. Ya corren de atrás contra las compañías de China, pero no pueden darse el lujo de seguir en la misma situación mucho tiempo más.
Stefan Bratzel, director del Center of Automotive Management en Alemania, aseguró que "la falta de políticas de apoyo a la industria ha ralentizado el progreso hacia los objetivos de electromovilidad". Además, se ha mostrado crítico contra el gobierno alemán por haber retirado las subvenciones para la compra de vehículos eléctricos, medida impulsada en 2023 que ha impactado considerablemente, reduciendo la demanda en el sector.
Ferdinand Dudenhöffer, experto en la industria automotriz, asegura que una buena acción sería "imitar" políticas chinas para estimular la electrificación en Europa; siempre de los objetivos de reducción de CO para 2025 en el continente.
La política y los sindicatos juegan su papel
Si el contexto no fuera lo suficientemente complicado, aún falta analizar el alto costo laboral en Alemania y los complejos procesos burocráticos, que afectan a la industria. Bratzel impulsó el "Pacto por Alemania", una propuesta que busca reducir los costos operativos de las empresas y mejorar su atractivo como centro de producción. Pero esto chocó con la demanda de los sectores sindicales, como fue el caso de IG Metall, quienes solicitaron un incremento salarial del 7%.
El análisis de los expertos también apunta contra las políticas internas de las empresas alemanas. Por ejemplo, Volkswagen ha recibido considerables críticas por enfocarse en el desarrollo de software propio, algo que generó retrasos en el resto de la producción.
¿Esto puede repercutir en Argentina?
Argentina cuenta con numerosas automotrices alemanas trabajando en el país, por lo que toda esta crisis podría tener un impacto considerable. Por lo pronto, asoma el desafío de adaptarse a un mercado cambiante y, en el caso nacional, de modificar algunas políticas de producción para poder adoptar nuevas tecnologías y facilidades.
Este contexto de interdependencia entre Europa y Asia puede ser visto también como una oportunidad para Argentina. Primero, con el desafío de diversificar sus relaciones comerciales; y en segundo lugar, por la necesidad de estrategias nacionales que impulsen la autonomía tecnológica y la sostenibilidad del sector.
Fuente: Argentinisches Tageblatt.-
Te puede interesar...
Lo más leído
Dejá tu comentario