La mujer violada por su esposo en Francia quiere que "se sepa todo"

En la cuarta jornada del juicio en el Tribunal de lo Criminal de Vaucluse, en Aviñón, Francia, Gisèle Pélicot ofreció su primera declaración ante el tribunal, abordando una dolorosa y perturbadora experiencia marcó su vida: la mujer, que tiene ahora 71 años, fue violada sistemáticamente por su marido.

Ahora, ha decidido que el proceso se lleve a cabo en público con el objetivo de asegurar que "se sepa todo" y evitar que otras mujeres sufran una situación de sumisión química similar a la suya.

La sumisión química como herramienta de abuso

Según la denuncia de Gisèle Pélicot, su esposo, Dominique Pélicot, la drogó sistemáticamente durante casi una década. Bajo los efectos de ansiolíticos, ella fue sometida a abusos sexuales por decenas de hombres con los que su marido contactó para que participaran en estos actos. La revelación de este macabro plan se produjo en septiembre de 2020, cuando Dominique fue detenido por filmar a mujeres sin su consentimiento en un supermercado en Carpentras.

La víctima con sus hijos en tribunales

La mujer violada, con anteojos de sol, junto a sus hijos en tribunales.

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El descubrimiento de miles de fotos y vídeos en el ordenador de Dominique mostró a Gisèle en un estado de inconsciencia, mientras sufría múltiples violaciones. En su testimonio, Gisèle expresó que, al ver el material, se dio cuenta de la magnitud del abuso que había padecido: "Violación no es la palabra correcta, es barbarie". Su relato no solo revela el horror de la situación, sino también el profundo impacto emocional y psicológico que este tipo de abuso puede tener sobre una víctima.

Críticas a los acusados y búsqueda de justicia

En su declaración, Gisèle no solo compartió su dolor, sino que también criticó a los acusados que alegan desconocer que ella estaba drogada y sin consentimiento. Según ella, estos hombres se aprovecharon de su estado y nunca cuestionaron si algo estaba mal. "Esos hombres me mancillan, se aprovechan de mí. Y ni uno solo se dice que hay algo raro", comentó.

Gisèle también se mostró estupefacta por las desviaciones sexuales de su esposo, afirmando que nunca había participado en prácticas de sexo en tríos ni intercambios de parejas. Su matrimonio de 50 años con Dominique, hasta ese momento, no había mostrado indicios de estas prácticas obscenas. La revelación de este abuso sistemático ha sido devastadora no solo para Gisèle, sino también para su visión del mundo y de su relación.

El juicio y el futuro

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En total, 51 hombres están siendo juzgados por violación agravada, un delito que en Francia puede ser castigado con hasta 20 años de prisión. El juicio es un momento crucial para Gisèle Pélicot, que espera que su testimonio sirva para evitar que otras mujeres pasen por situaciones similares. La valentía de Gisèle al enfrentar este proceso públicamente subraya su deseo de justicia y su compromiso de que se haga luz sobre su sufrimiento.

El caso de Gisèle Pélicot no solo revela la brutalidad de la sumisión química como herramienta de abuso, sino también el complejo proceso de buscar justicia y reparación. La decisión de Gisèle de hacer público su dolor y su experiencia busca no solo el castigo para los responsables, sino también un cambio en la conciencia pública y legal sobre esta forma de violencia. Su coraje en la búsqueda de justicia es un testimonio poderoso del sufrimiento que enfrentan muchas víctimas de abusos similares y de la necesidad de un sistema que proteja a todas las mujeres de tales atrocidades.