"Operación Martillo de Medianoche": el Pentágono reveló detalles del masivo bombardeo a Irán

En una acción militar de gran magnitud y alto secreto, Estados Unidos llevó a cabo este fin de semana un bombardeo coordinado sobre tres instalaciones nucleares estratégicas en Irán. La operación, denominada “Midnight Hammer” (Martillo de Medianoche), fue presentada este domingo por altos funcionarios del Pentágono como un golpe certero y devastador contra el programa atómico del régimen iraní.

Durante una conferencia de prensa, el secretario de Defensa, Pete Hegseth, y el general Dan Caine, jefe del Estado Mayor Conjunto, ofrecieron detalles del operativo que tuvo como blancos las instalaciones de Fordow, Natanz e Isfahán, todos puntos neurálgicos del desarrollo nuclear iraní. Caine definió la maniobra como “el ataque aéreo más importante de la historia con aviones B-2” y aseguró que los objetivos sufrieron “daños severos y una destrucción sin precedentes”.

La misión fue llevada a cabo por siete bombarderos furtivos B-2 Spirit, capaces de penetrar defensas aéreas avanzadas sin ser detectados por radares enemigos. Estas aeronaves, diseñadas con tecnología de baja observabilidad, despegaron desde una base en Misuri y realizaron un vuelo de 18 horas hacia Medio Oriente, recibiendo reabastecimiento en el aire en varias ocasiones.

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El sigilo fue clave para el éxito del operativo. Según explicó Caine, el plan se mantuvo restringido a un círculo mínimo de funcionarios en Washington y se ejecutó con una sincronización milimétrica. Poco antes del ingreso de los bombarderos al espacio aéreo iraní, un submarino estadounidense disparó decenas de misiles Tomahawk contra objetivos en Isfahán, en un movimiento diseñado para desorientar a las defensas locales.

Ya en territorio iraní, los B-2 lanzaron 14 bombas GBU-57 Massive Ordnance Penetrator (MOP), cada una de más de 13 toneladas y capaces de perforar estructuras subterráneas altamente protegidas. Fordow, el blanco más delicado por su ubicación bajo una montaña, fue el primero en ser atacado, alrededor de las 2:10 de la madrugada hora local.

Caine destacó que no se detectaron respuestas hostiles por parte de las fuerzas iraníes durante la incursión ni durante la retirada. “No hubo disparos contra nuestros aviones. Ni los cazas iraníes despegaron, ni sus sistemas antiaéreos detectaron el ingreso”, señaló, subrayando que el factor sorpresa fue determinante.

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En total, la ofensiva implicó a más de 125 aeronaves, entre ellas cazas, aviones de vigilancia, tanqueros y los bombarderos principales. Se emplearon más de 75 armas de precisión en una acción que fue calificada por el secretario Hegseth como “un éxito arrollador”. Aclaró, además, que la operación no tuvo como objetivo a militares iraníes ni a civiles, sino exclusivamente a la infraestructura vinculada al desarrollo nuclear.

La celebración de Donald Trump por los resultados

Desde la Casa Blanca, el presidente Donald Trump respaldó el operativo rodeado por su equipo de seguridad nacional. Calificó la acción como “un espectáculo militar sin precedentes” y dejó abierta la puerta a futuros ataques en caso de que Teherán no opte por la vía diplomática. “Si Irán no busca la paz, enfrentará consecuencias aún mayores. Podemos neutralizar sus otros objetivos estratégicos en cuestión de minutos”, advirtió.

El presidente también hizo referencia al impacto simbólico de la acción, afirmando que “ningún otro líder logró lo que hicimos esta noche”. El mensaje fue claro: Estados Unidos está dispuesto a recurrir a su poder militar con toda su capacidad técnica y operativa para evitar que Irán avance en su programa nuclear.

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La magnitud de la operación y el hermetismo con que fue ejecutada marcan un punto de inflexión en las tensiones entre Washington y Teherán. Si bien no hubo confirmación inmediata sobre víctimas o respuestas por parte del gobierno iraní, las autoridades norteamericanas advirtieron que sus fuerzas continúan en alerta máxima ante cualquier intento de represalia o acción de grupos aliados a Irán.

Mientras tanto, la comunidad internacional observa con atención el desarrollo de los acontecimientos, en un escenario que podría reconfigurar los equilibrios de poder en Medio Oriente. El golpe a Fordow, Natanz e Isfahán, más que un ataque puntual, representa una contundente advertencia estratégica.