La mítica ciudad en Israel es reclamada por árabes y judíos. Además, ostenta los símbolos sagrados del cristianismo, el judaísmo y el islam.
Cualquier decisión política que se tome respecto a Jerusalén, como instalar allí una sede diplomática, reaviva inevitablemente la polémica latente de esta mítica ciudad, reclamada tanto por judíos como árabes.
La Ciudad Santa es venerada por las tres grandes religiones monoteístas, ya que contiene entre sus muros los principales sitios sagrados del cristianismo, el judaísmo y el islamismo.
Pero, además, siempre está al borde del estallido debido a que es un centro de disputa política: Israel la considera su capital “eterna e indivisible”, mientras los palestinos reclaman el sector este de la ciudad como capital de su futuro Estado.
Tras la Guerra de los Seis Días, en 1967, Israel ocupó Jerusalén Este -en ese momento controlada por Jordania- y desde entonces toda la ciudad ha estado bajo la autoridad de Israel, algo que provoca el rechazo de los palestinos y del mundo árabe.
Por ese motivo hay choques y enfrentamientos que se reavivan permanentemente, especialmente en fechas religiosas claves.
El polémico tema de las embajadas
La decisión de instalar en Jerusalén una embajada ante el gobierno de Israel significa romper con la neutralidad y, en cierta manera, reconocer que es la capital israelí.
Varios países tenían en Jerusalén su sede diplomática hasta hace poco más de cuatro décadas: Bolivia, Chile, Colombia, Costa Rica, República Dominicana, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Haití, Holanda, Panamá, Uruguay y Venezuela.
Pero la situación se tornó polémica cuando Israel ocupó el Este de la ciudad y el entonces primer ministro Menachem Begin designó a toda Jerusalén como la capital del país.
Todos los países trasladaron sus embajadas a Tel Aviv, y hubo una fuerte reacción del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, quien sacó una resolución donde se condenaba la anexión de Jerusalén Este por parte de Israel. También declaró la medida como una violación del derecho internacional.
Con esa base legal, los líderes palestinos sostienen que el eventual traslado de una embajada a Jerusalén constituye entonces una violación del derecho internacional y un enorme revés para las esperanzas de paz.
Quiénes tienen ahora sus sedes diplomáticas en Jerusalén
Actualmente la opinión mayoritaria de la comunidad internacional es que el status final de la ciudad debe resolverse mediante negociaciones entre israelíes y palestinos. Para no romper la neutralidad, todos mantienen sus embajadas en Tel Aviv.
Aunque siempre hay excepciones. El conflicto estalló nuevamente a fines de 2017, cuando el entonces presidente estadounidense Donald Trump, quien tenía muy buenos vínculos con el premier israelí Benjamín Netanyahu, anunció el traslado de la embajada estadounidense a Jerusalén.
La medida se concretó en 2018, desatando varias semanas de violencia entre israelíes y palestinos, con decenas de muertos y heridos.
Guatemala hizo lo mismo en 2019, y Honduras y Kosovo en 2021. Paraguay tuvo un zigzagueo: llevo su sede diplomática a Jerusalén en 2018, pero luego del cambio de gobierno regresó a Tel Aviv.
Ahora es Argentina, con el gobierno de Javier Milei, quien quiere trasladar la embajada a la Ciudad Santa, despertando la ira del movimiento islamista Hamás y de la comunidad palestina.
Historia, religión y política
Jerusalén es una de las ciudades más antiguas del mundo. Ha sido conquistada por varios imperios, destruida y reconstruida numerosas veces. Su suelo contiene estratos de los distintos conquistadores.
Su núcleo central es la Ciudad Vieja, una especie de laberinto con callejones y arquitectura histórica donde se asientan cuatro barrios: el cristiano, el musulmán, el judío y el armenio.
Un enorme muro de piedra la convierte en una fortaleza. Pero sobretodo allí se condensan los sitios sagrados de las tres religiones monoteístas más grandes.
Dentro del barrio cristiano –que engloba también a los armenios- está la Iglesia del Santo Sepulcro, el más importante centro de peregrinación de la comunidad. Allí, según la tradición, se encuentra el lugar donde Jesús fue crucificado y la tumba donde resucitó.
El barrio musulmán es el más grande de los cuatro y allí se encuentra el santuario de la Cúpula de la Roca y la Mezquita de Al-Aqsa, desde donde Mahoma ascendió a los cielos, según la tradición. Es el tercer lugar más sagrado del islam, después de la Meca y la mezquita de Medina.
El barrio judío ostenta el Muro de los Lamentos, un fragmento del muro de contención de la montaña en la que algunas vez se erigió el Monte del Templo. Allí los judíos sitúan la historia bíblica del sacrificio de Isaac.
Por todo esto Jerusalén es un espinoso tema. Lo religioso y lo político se conjugan en un conflicto permanente, que cualquier medida hace estallar.
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