La agrupación yihadistas se reactivó en los últimos años, luego de la derrota que sufrieron en Siria e Irak.
El Estado Islámico del Khorasan, conocido ISIS-K, es una rama del grupo yihadista con sede en Afganistán. Sus integrantes son los que se adjudicaron la matanza en la sala de conciertos en Moscú. También son autores de una serie de sangrientos atentados en los últimos años en regiones cercanas.
El término Khorasan hace referencia a una región histórica del antiguo imperio pesa, que incluía partes de lo que hoy son Irán, Turkmenistán y Afganistán.
Esta agrupación, una escisión del ISIS que en 2015 estableció un Estado Islámico en Irak y Siria, es conocida por su extrema brutalidad y el apego a rígidas práctica de leyes islámicas.
Los expertos consideran que la rama afgana del Estado Islámico cuenta actualmente con unos 2000 hombres, muy curtidos en los conflictos de Siria y Afganistán. Su cúpula aspira a un nuevo califato que uniría a Irán, Afganistán, Pakistán y algunas antiguas repúblicas soviéticas.
Para lograr esto comenzaron con ataques a objetivos cercanos, luego fueron ampliando su radio de acción y entrenando a sus hombres para golpear más allá de su entorno.
Se cree que esta agrupación nació en el 2015, sumando combatientes talibanes de la región de Pakistán que estaban descontentos con la dirección del ISIS en Siria. Estos “disidentes” fueron conformando una poderosa fuerza con una amplia red en la zona del Cáucaso.
Un gran abanico de enemigos
Por su rígida estructura religiosa, la agrupación tiene como “objetivo” a un amplio abanico de sectores. Odian a los cristianos, a los judíos, a los enemigos históricos como son Estados Unidos y gran parte de las potencias occidentales.
También incluyeron en el listado de enemigos a otros sectores musulmanes, como los talibanes de Afganistán, con quienes se enfrentaron duramente en los últimos años, y los de Irán, que son shiítas.
Sus líderes, a pesar de la eliminación de algunas figuras importantes alcanzadas por drones estadounidenses, han logrado llevar a cabo su proyecto. Esto quedó demostrado con la masacre del aeropuerto de Kabul durante el éxodo estadounidense.
Europa viene realizando detenciones de milicianos del ISIS-K desde hace tres o cuatro años. Hubo casos de células que sembraron el terror en Alemania, Holanda y Austria, atacando a personas en lugares religiosos o en las calles.
Por qué Rusia
Los yihadistas del ISIS-K pusieron en la mira a Rusia por varios motivos, pero principalmente por hechos históricos como las ofensivas lanzadas contra sectores musulmanes extremistas en Afganistán, Chechenia y Siria.
Para ellos, Rusia es hoy un enemigo religioso tan infame como cualquier país occidental. Aún los acusan de la invasión a Afganistán de 1979 a 1989, donde combatieron a los musulmanes locales a sangre y fuego.
“ISIS-K ha estado obsesionado con Rusia durante los últimos dos años. Acusa al Kremlin de tener sangre musulmana en sus manos, en referencia a las intervenciones de Moscú en Afganistán, Chechenia y Siria”, explica Colin Clarke, analista del Soufan Group, al New York Times.
La enemistas con Rusia se agravó a partir de 2015, cuando Moscú apoyó a su aliado en Siria, Bashar al Assad, y montó junto a Irán toda una campaña militar para combatir a Estado Islámico en ese país.
Ese mismo año, la filial egipcia de Estado Islámico, Wilayat Sina, se vengó derribando un avión ruso en la provincia del Sinaí con 224 personas a bordo, muchos de ellos turistas de Moscú. Y en 2022 el ISIS-K atentó contra la embajada rusa en Kabul causando la muerte de ocho personas.
El ISIS-K está hace tiempo que está bajo el radar del Servicio Federal de Seguridad de Rusia (FSB). A principios de este mes el FSB anunció que había frustrado un atentado contra una sinagoga de Moscú, y que había matado a los terroristas de una célula de Estado Islámico basada en Kaluga, en el centro del país.
Por eso no se entiende muy bien porqué el Kremlin desestimó las alertas que le habían hecho llegar los estadounidenses, quienes a principio de mes le anticiparon una posible incursión yihadista.
Hay temor a una expansión yihadista. Los expertos en terrorismo internacional señalan que esta facción del ISIS viene reclutando milicianos en las antiguas repúblicas soviéticas, en el Cáucaso e, incluso, en Europa.
Actualmente tiene seguidores bien entrenados con la capacidad suficiente como para cometer “atentados articulados”, con comandos que actúan en más de un lugar.
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