Una comerciante vecina, que lo trataba casi a diario, confiesa detalles inéditos del monstruo que se había cambiado la identidad en Cipolletti.
“Vino el día anterior a su muerte a pedir agua caliente y no me miró a la cara, nunca lo hacía…”. El aterrador caso del abuelo de las golosinas que se había cambiado la identidad en Cipolletti ya que estaba prófugo de la justicia por abusar de dos menores en La Plata y cuya verdadera y bestial cara se conoció tras su deceso sigue arrojando sorprendentes aristas. E increíbles testimonios.
Como se sabe el hecho se hizo viral y el país habla de él. Y en nuestra ciudad, son muchos los vecinos que lo veían a diario y que ahora no pueden creer el monstruo que había detrás de ese “inocente vendedor ambulante” con el que trataban a menudo y que se había ganado su confianza.
“Acá desde que se supo la noticia todos hablan de lo mismo”, confió una empleada de un concurrido comercio gastronómico cercano a la esquina donde paraba el detestable sujeto.
"Todos le tenían lástima pero me parecía raro..."
Si bien “todos le tenían lástima y decían pobre abuelo”, la muchacha cuenta a que a ella nunca le terminó de cerrar el hombre.
“Siempre me parecía raro, era muy reservado…”, recordó en la mañana de este martes al protagonista de un aberrante hecho que sacude a la región y trasciende a nivel país.
Más allá de sus recaudos, la trabajadora aceptó que “un poco nos habíamos encariñado con Leo, como lo llamábamos”.
Claro, en verdad así se hacía llamar pero su verdadero nombre, según determinó la justicia era Alfredo Jorge Campanella y estaba acusado de violar a dos menores en un hotel alojamiento platense hace varios años.
"Era muy conocido entre los vecinos"
De hecho le habían dictado la prisión preventiva cuando huyó de la justicia y recaló en Cipolletti, donde sobrevivía con su puestito ambulante, intentando despistar a los pesquisas y engañando a los vecinos, a quienes le inspiraba ternura.
“La noticia, no voy a negarlo, nos sorprendió, no lo podíamos creer. Aunque, insisto, a mí me parecía un tipo raro, nunca llegué a sentir lástima, algo intuía pero no me imaginé lo que hacía o que era prófugo”, agregó la misma fuente.
El depravado tenía bastante éxito con las ventas y con la ayuda de la comunidad por su condición de hombre mayor. “Paraban los autos a comprarle bastante en la calle. Y acá venían los clientes y nos decían ‘pobre abuelo’ y le pagaban la vianda para que se la alcanzáramos. Entre los vecinos también era muy conocido Leo”, amplió en su valioso testimonio.
“Es que había viento, lluvia o frío y el venía igual, capaz que no abandonaba su puesto nunca”, culminó la empleada.
La verdadera cara de un monstruo
En su coartada, Leo afirmaba ser un jubilado de un banco de Mar del Plata allí sobre calle Alem donde se apostaba con su modesto negocio ambulante. La gente lo respetaba y apoyaba. Sin embargo, todo cambió tras su muerte y se destapó la verdad.
La justicia penal de La Plata en el 2017 le había dictado la prisión preventiva a Campanella, un publicista que en aquel momento fue acusado de drogar y abusar sexualmente de dos hermanas menores de 10 y 11 años en un hotel de La Plata.
La investigación del Gabinete de Criminalística de Cipolletti, utilizando el sistema Fibios (Centro de Investigaciones Biomoleculares para reconocer un ADN), permitió identificar a Leo como Campanella.
Los crímenes por los cuales se le imputaba eran escalofriantes. Antes de someter a las menores, las llevaba a lugares de entretenimiento como el cine y la República de los Niños. Luego, se registraba en hoteles alegando que las niñas eran sus sobrinas, solo para después violarlas y fotografiarlas.
Te puede interesar...
Lo más leído
Dejá tu comentario