“Le decíamos no llores, estamos bien de salud”, confiesa la querida dueña sobre la triste situación que se vivió en el emblemático negocio que bajó sus persianas.
El local ya está vacío. Nada será como antes allí. La persiana se bajó definitivamente hace escasas horas. Sus históricos dueños prefieren no mostrarlo en ese estado, “desnudo y desvestido” justamente, sin la ropa de probada calidad ni los numerosos clientes que lo convirtieron en un éxito durante 43 años.
Si bien hubo aviso previo, las despedidas siempre fueron tristes y resulta inevitable que la nostalgia y un dejo de angustia los embargue por estas horas a Lili y César, más allá de que llega el tiempo, algo tan preciado que siempre les faltó, para “disfrutar lo que nos queda de vida, que ya lo merecemos”.
“No sabés las cosas lindas que nos dice la gente. Una mujer, sin ir más lejos, el otro día se puso a llorar desconsolada”, revela a LMCipolletti la propietaria de un negocio de ropa que marcó una época en la calle Irigoyen al 700 de Cipolletti.
Emoción en el histórico comercio
“Nos dijo ‘no saben los años que hace que soy clienta de ustedes, no puedo creer que se vayan’. La consolamos, le pedíamos que no llore, que estábamos bien de salud, tratamos de explicarle que lo hacemos más allá de la crisis para descansar y aprovechar los últimos años”, confiesa Lili y a ella también se le caen las lágrimas.
Ya pasó la siempre dolorosa liquidación, a la que una vez más el pueblo cipoleño que tanto los aprecia, respondió de la mejor manera, y como el fondo de comercio no lograron venderlo, la intención pasa por alquilar el local. Por eso hay refacciones y escombros por estas horas. Una imagen que contrasta con el glamour que hubo siempre allí.
“Cómo no nos vamos a emocionar, constantemente los ojos llenos de lágrimas, mucho afecto recibido, más de lo que nosotros nos imaginábamos”, revela la señora. El comercio era parte de sus vidas y desde luego que lo van a extrañar. Cómo la clientela a ellos, por su calidez y esmerada atención.
Lili, en representación del matrimonio, se despide con un emotivo mensaje: “Gracias por todo el cariño que nos brindaron, fue impresionante, el afecto, los saludos, la lealtad de los clientes. Nosotros que no usamos redes sociales pero nos llegó igual todo. Gracias vecinos, gracias a la querida Cipolletti”.
La historia del negocio que baja sus persianas
“Estuvimos siempre en Irigoyen 722 cuando era “Adri SPORT”, para luego ser el histórico “Karo Sport”, pero siempre atendido por nosotros hasta el miércoles pasado. Este tiempo recibimos lindas sorpresas”, recuerda ella.
Lili hoy tiene 67 años y llegó de La Pampa a los 21 años. "Era maestra jardinera y me quedé por amor. Lo conocí a César que hoy tiene 79 y vino a los 6 de España", repasa el origen de la relación.
"El local y la vida nos dieron muchas satisfacciones”, concluye la amorosa mujer. Todo tiene un final, todo termina. Y más allá de que entre muchas razones y factores fue una decisión pensando en el ansiado descanso y en bajar un cambio a esta altura del partido, eso no quita que el adiós de un legendario negocio genera un sinfín de sensaciones. Y llantos…
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