Emelina tiene 27 años, es diseñadora de indumentaria y creó su marca de ropa ante la dificultad que tenían muchas mujeres para encontrar tallas pequeñas.
Una joven española denunció en TikTok el año pasado su dificultad para dar con prendas de ropa de tallas pequeñas para mujeres. El video acumuló más de 16 millones de visualizaciones y produjo una fuerte polémica después de que algunos minimizaran el problema, alegando que las personas obesas son quienes más sufren con esto.
"Las XS son de tamaños enormes y no te puedes comprar nada", expresó la adolescente en el video en una tienda de ropa secándose las lágrimas. Precisamente, esa problemática también se da en esta parte de la Patagonia. Y ante ese escenario, la neuquina Emelina Ibalos decidió crear su propia marca de ropa: Chiquita, destinada a mujeres que miden de 1,60 para abajo.
“Estudiaba en la Escuela de Diseño del Hábitat y tenía que hacer la tesis, en donde buscaba un nicho que conectara con la gente. Empecé a trabajar un tema y en un cuestionario de la tesis, unas de las preguntas fue qué me pasaba a mí con la ropa. Y la respuesta fue que me costaba mucho conseguir por la altura y el peso que tengo. Comencé a desarrollar esa pregunta y fui por ese lado”, contó la diseñadora de indumentaria.
Emelina nació en Cutral Co, mide 1,48 de altura y pesa 40 kilos. Actualmente tiene 27 años y hace menos de dos que lanzó sus propios diseños, que en muchos casos son a pedido. Ese nicho de mercado para grupo muy específicos de consumidores o clientes “nunca” se había tocado en el instituto educativo ubicado en Pampa 1.100.
Muchas mujeres de baja estatura
“En la investigación sobre la altura se dio que había muchas personas con contextura pequeña. No es una gran parte, pero hay muchas mujeres bajitas. De hecho mi profesora de tesis (Marianela Rodríguez) que es de Buenos Aires también notó lo mismo cuando llegó a Neuquén”, explicó la joven que no tuvo ningún problema de salud o crecimiento. “Mi abuela era petisa y mamá mide cerca de 1,60. Salí a ellas”, agregó.
Cuando la joven comenzó con sus encuestas en su cuenta personal de Instagram apreció que todas las personas de su talla “sufrían” lo mismo que ella. “Iban a comprar un pantalón o un jean y siempre tenían que cortarlos o hacerles un ruedo. Las remeras para mi talle me quedaban como un remerón”, detalló Emelina, quien vivió seis años en la capital neuquina y regresó a su ciudad natal por la pandemia.
“Las personas que tienen este problema no consiguen casi nada ropa y siempre terminan haciéndoles reformas a las prendas con alguna costurera”, agregó. De este modo, nunca pueden o se pierden experimentar la sensación de comprar una pollera larga o un pantalón y estrenarlo al instante. Asimismo, ninguna costura, por bien hecha que esté, será igual a la original de un jean.
Luego de desarrollar su tesis, Emelina se lanzó a presentar sus diseños y recurrió al instituto de modelaje Visso. “Propuse la idea y Alicia Nara (directora) me prestó tres chicas de una contextura baja para realizar la producción y fotos. A partir de fines de 2022 me lance a hacer mi primera colección”, comentó.
“En realidad primero comencé hacer ambos, chaquetas y también me sorprendió porque la mayoría de las chicas era de baja estatura. Se quejaban siempre porque el ambo les quedaba muy largo. Les vendí a farmacias y hospitales pero luego me comenzaron a pedir ropa”, acotó.
Para llevar adelante los diseños, la joven cutralquense se pasó todo un año buscando costureras para lanzarse con todo. Y hasta hoy continúa en la búsqueda porque según explicó es “difícil” que la otra persona pueda interpretar un diseño propio. Durante este tiempo, Emelina trabaja con dos costureras y cuenta con una tercera en caso de que los pedidos sean más.
Dónde encontrar su ropa
La marca Chiquita todavía no está registrada. Su creadora tiempo atrás no tenía bien definido a donde iba apuntar con la marca. “Cuando estaba comenzando todavía no estaban muy presentes las casas de diseñadores independientes, que se prestaban para exhibir tu ropa. Estaba la casa ‘Buen Vivir” en Plottier, después comenzaron a abrir otras cosas y encontré Misará (local 8 de Galería Jardín) donde actualmente está mi colección. El local cuenta con producciones de onces diseñadoras independientes”, contó.
La devolución que ha tenido por sus trabajos es muy buena. “Cuando comienzo a contar de qué se trata la marca siempre tengo una tía o madre que me expresa que tiene una sobrina que no consigue ropa. El tema lo toman como muy propio porque siempre tienen un familiar o conocido con ese problema y no saben qué hacer", relató Emelina.
“Con Cathe, que ahora es una clienta fija, pasó que vio una camisa en Misará (hace tres semanas y un poco más que exhibe su ropa) se la probó y quedó contenta porque la ropa le queda a su cuerpo. Por ahora las chicas que se van enterando les gustó el diseño y toda la historia que hay detrás”, narró, orgullosa.
El testimonio de una clienta
Cathe mide 1,52 y contó que le gusta la ropa de Chiquita porque es “formal” y “delicada”. Y destacó que los pantalones son a su medida y por eso evita hacerles un “dobles”.
“No tengo complejo con mi altura pero hay personas que sí. Estoy dentro de los petisos razonables. Tengo bastante aceptación con mi cuerpo. Igual, nunca falta la persona que te hace un comentario o crítica. En mi caso nunca me importó el comentario ajeno”, sentenció Cathe, quien ya le encargó a Emelina un saco de paño.
Por su contextura, Cathe no tiene” tanto” problema para conseguir talles, pero aseguró que su manicura le pidió el contacto de la diseñadora porque al tener una contextura física más pequeña posee los brazos más cortos y hombros, espalda más pequeños, que hace que no consiga tan fácil su vestimenta.
Emelina tiene claro que no quiere seguir una tendencia o estar a la moda, sino que la ropa que confecciona se utilice todo el año. Y lanzar pocas prendas para que sean limitadas y no se repitan. Las prendas, dos por cada talle, se pueden conseguir en S, M y L.
Para llevar adelante el proyecto, la emprendedora recorre las casas de telas de la Cipolletti, General Roca y Neuquén. El presupuesto es bastante elevado, según el género, ya que hay que desembolsar un dinero para las modistas y otros gastos. El valor de cada pieza independiente tiene un costo menor a la que se pueda adquirir en un shopping. Por ejemplo, un top ronda los 50 mil pesos.
“Lo que más sale es la camisa y el pantalón. Van como prendas separadas, pero todas están diseñadas para que la persona la pueda combinar con otro vestuario de la marca”, describió. También son varias las chicas que han dado con la creadora y que le han acercado un diseño para que se los arme y posteriormente lleve adelante incluyendo su propio estilo o idea. Casi siempre las solicitudes son de vestuarios básicos y los géneros que emplea son lino, crepe marroquí, telas que no son sintéticas y tienen más caída.
DNI en mano para salir e indumentaria infantil
La estatura media de una mujer oscila entre 1,60 y 1,70. Estar por debajo es un hecho que genera complicaciones que van más allá de lo estético. Inclusive hasta la imposibilidad de tomarse una selfie acompañada. Sobre las experiencias vividas desde niñas, Emelina reveló: “En mi caso sufrí más o menos el tema de ser de ‘bajita’. Mi mamá sabía algo de costura, entonces me hacía o arreglaba la ropa. Pero las casas de ropa para niños son las más prescindibles. A mí me sucedió y me sigue sucediendo. Hay chicas de 20 y pico de años que ya trabajan y al no encontrar remeras, porque todas les van grande, acceden a negocios para niños. Hay remeras o pantalones que no son tan aniñados y los podes comprar”.
Ante las situaciones de bullying que le pueden haber tocado, la joven aseguró que desde niña no le afectó demasiado. Lo único que hasta el momento le sucede es que tiene que salir a todos lados con su documento de identidad para acceder a lugares, ya que no le creen la edad que posee. “En realidad cuando entro a lugares captas la mirada de personas, pero siempre bien. De hecho el nombre de la marca es porque siempre me exclaman ‘qué chiquita que sos’. Hay veces que me molesta porque es bastante reiterativo y porque no me creen la edad”, afirmó la mujer que tiene su predilección por la marca Rapsodia por la delicadeza de sus atuendos.
Previo a emprender la carrera de diseño en indumentaria, Emelina cursó medio año de psicología y en paralelo se dedicaba hacer un curso de costura, algo que le daba mucha tranquilidad y paz. Esa sensación la llevó a inscribirse en lo que es ahora su especialidad y permitirse concretar su sueño y proyecto que hoy está a la vista.
Tener una comunidad, el objetivo
“Con mi marca la idea es tener una comunidad que siempre me siga. Que se sienta identificada con lo que uno hace y trasmite. Creo que al contar que está pasando refleja mucho a donde está yendo la marca. El armar un diseño es todo un proceso cuando trabajas sobre una clienta, no es ir a comprar a cualquier local. Hay que escuchar, armar varios bocetos para saber si les gusta o quieren cambiar detalles. Pensar en las pruebas de ropa, colores…Lo que yo quiero es trasmitir con la ropa es femineidad y delicadeza. Me inspiro mucho en eso”, concluyó.
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