¿Ha mejorado ya la vida de los argentinos como fue prometido por los políticos del cambio, o aún hay que esperar?
Una avasallante ola tamaño tsunami barrió con las convenciones de la arena política durante los últimos dos años. El establishment político quedó patas para arriba, a los encuestadores que siempre tienen las respuestas les cambiaron las preguntas y el electorado se empoderó: de alguna manera volvió a sentir que su voto es capaz de cambiar la realidad.
Iniciando el último tramo del primer año de las nuevas gestiones nacional y provincial, se hacen los primeros balances. Las nuevas conducciones políticas están siendo evaluadas por el votante que, habiendo probado las mieles del cambio, se encuentra ávido de volver a reencontrarse con ese poder en las elecciones legislativas del 2025.
Ya es posible advertir qué ola del cambio se inició un proceso de retracción, permitiendo entrever que impacto ha tenido la corriente sobre la tierra, permitiendo así, comenzar las tareas de predicción respecto del potencial destino que los votos tendrán en 2025.
¿Ha mejorado ya la vida de los argentinos como fue prometido por los políticos del cambio, o aún hay que esperar? ¿Vale la pena confiar y seguir esperando, o hay que enviarles un mensaje mediante el voto?
Estas preguntas atraviesan las variables de cálculo de los analistas políticos, quienes intentarán desplegar nuevas estrategias para un escenario que quedó dado vuelta y que aún no logran comprender por completo.
Claves para analizar el nuevo escenario
Un primer elemento a comparar, es que, durante 20 años, desde el 2003 hasta el 2023, Argentina se debatió entre kirchnerismo-anti kirchnerismo como principal eje de discusión. Ahora ese eje gira entorno a Javier Milei, que ha ocupado el centro de la escena y ahora es él quien monopoliza la opinión pública cosechando los amores y odios típicos de quien gobierna con actitud y sin la más mínima tibieza en sus decisiones.
Mismo análisis puede hacerse con el clivaje MPN-anti MPN, que durante 60 años marcó la agenda local, que ahora ha mutado y gira completamente en torno a Rolando Figueroa.
Quienes eran oposición en 2023 ahora son oficialismos y viceversa. Javier Milei y Rolando Figueroa criticaron respectivamente, sin piedad al Kirchnerismo y al MPN durante la campaña proselitista. Estos últimos yacen aún golpeados por sus pecados del pasado y no cuentan ni por asomo con la fuerza suficiente para devolver la misma intensidad ahora que los roles han cambiado y esa es la principal ventaja que ambos oficialismos, provincial y nacional comparten. Sin embargo, en casi todo lo demás, Nación y Provincia viven escenarios preelectorales sustancialmente distintos.
Las diferencias entre Milei y Figueroa
Milei no termina de convencer en lo económico. A pesar de haber logrado mes a mes reducir con éxito la inflación, aún evidencia indicadores de actividad económica, caída del PBI y pobreza escalofriantes.
Paradójicamente, para un economista que odia la política, sí convence en este último plano, donde ha mostrado solidez ideológica y por ello es aún respetado por sus seguidores. Asumiendo innumerables costos y sacrificios sociales asociados a sus medidas, Milei hizo lo que dijo que iba a hacer. Sin duda, el no haberse desviado de sus promesas al electorado, constituye un elemento que explica niveles de aprobación sorprendentemente altos, si consideramos que se está desarrollando el ajuste mas profundo de la historia de nuestro país.
A la inversa, Rolando Figueroa, quien es un hábil político de trayectoria, quizás por haberse aliado con su tan criticado antecesor, el MPN, no termina de convencer en el plano político, pero ha cosechado muchos méritos en lo económico. En lo político ha generado algo de desconfianza en la ciudadanía respecto de sí realmente Figueroa se fue del MPN para derrocarlo, o si en realidad lo que hizo fue apartarse momentáneamente para reprenderlo, mejorarlo un poco y reinstalarlo en el gobierno con otro nombre, pero sosteniendo el mismo chasis y el mismo motor.
Otro factor negativo en lo político es que en el 2025, Figueroa enfrentará sus primeras elecciones legislativas intermedias. Estas elecciones suelen golpear a los gobiernos provinciales, ya que el electorado suele definir su voto priorizando la agenda nacional antes que la provincial. ¿Será capaz Figueroa de fijar una agenda provincialista lo suficientemente atractiva para que revertir esta histórica situación? ¿Será atenuada la preponderancia de la agenda nacional por el nuevo sistema de voto de boleta única de papel?
Mejoras en la eficiencia del Estado
En cambio, en lo económico, se pueden observar notables logros de la gestión de Figueroa en varios frentes y que en unos meses podrían repercutir favorablemente en lo político. En el institucional, se realizaron mejoras en la eficiencia del Estado, recortes en gastos innecesarios, achicamiento de la planta política, control de los planes sociales y desarrollo de becas para atender las necesidades de quienes menos tienen y no los intereses de quienes quieren sostenerse en el poder.
En el educativo, el gobierno asumió otro costo político al enfrentar durante varios meses al gremio ATEN por el ausentismo/presentismo, pero que ya ha permitido la reducción de las licencias en un 22% respecto del año anterior, logrando un ahorro sustancial en el principal gasto del tesoro provincial, que es la gigante masa salarial docente.
En el plano productivo, se ha dado continuidad a la política pública de mayor trascendencia, junto al histórico sistema de salud neuquino, del que el MPN puede jactarse, que son los acuerdos, incentivos, entramados y labores lideradas por el Estado provincial en torno al desarrollo hidrocarburífero de Vaca Muerta.
Todos estos factores redundarán en un presupuesto 2025 absolutamente récord a favor del Gobierno Provincial, que seguramente será utilizado para desarrollar un gran volumen de obra pública y refuerzo de la presencia del estado de bienestar en el territorio provincial.
El Gobierno provincial espera que este pujante impulso económico sea determinante en el humor social del electorado que colocará sobre la balanza tres variables principales por sobre todas las demás: coherencia política, resolución de los intereses provinciales o nacionales y situación económica personal. ¿Al final billetera matará a galán?
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