Cuando en el balneario municipal de Neuquén corrían en lanchas y se deslizaban en esquíes
Una vieja foto refleja las actividades en el río Limay a comienzos de la década del 60, apenas se construyó este espacio recreativo.
Una lancha pasa a toda velocidad a través de las aguas del río Limay tirando con una cuerda a un hombre en esquíes que trata de mantener el equilibrio ante la atenta mirada de bañistas que disfrutan una tarde de verano. Todo ocurre a principios de los años 60 en el balneario municipal de Neuquén.
La acción quedó congelada en una postal descolorida y rayada por el paso del tiempo. Y por estos días vuelve a ver a tomar vida a través de los recuerdos por la magia de internet y las redes sociales.
El ex concejal y piloto Camilo Echevarría fue quien la publicó en el grupo Neuquén del Ayer (Facebook) para recrear y compartir este pequeño pasaje de la historia de su familia. Quien manejaba la lancha es su abuelo Ricardo “Tite” Echevarría, un apasionado de este tipo de actividades tan comunes en los tiempos que Neuquén era un pueblo.
“Encontré la foto y la compartí en el grupo porque me parece bueno que la gente conozca el pasado y cómo se vivía en aquel tiempo”, dijo Camilo.
No está confirmada la fecha en la que se tomó la instantánea, pero hay datos que permiten una aproximación. El balneario municipal se inauguró en 1961 y las obras complementarias, poco tiempo después. Probablemente la imagen sea de 1963 o 1964.
En aquellos tiempos las actividades náuticas eran frecuentes tanto en el Limay como en los brazos secundarios, aunque no todos contaban con los elementos necesarios para practicarlas.
“Mi abuelo solía hacer competencias con Pepe Castaño -otro viejo vecino de Neuquén- en esas lanchitas de madera”, recordó en base a los comentarios que escuchó más de una vez por parte de su padre. Camilo no conoció a su abuelo porque murió muy joven, pero el recuerdo de aquellas carreras quedó grabado para siempre.
Hoy sería una locura organizar competencias de esquí o de lanchas como se ve en la foto, pero en aquel entonces Neuquén tenía la inocencia de los pueblos chicos. La población apenas superaba las 16.000 personas y no todo el mundo tenía la posibilidad de ir hasta el río porque llegar a la costa no era una tarea sencilla.
La Avenida Olascoaga, tal como la conocemos en la actualidad, no existía. Era un camino de tierra que el paso de los autos se encargaba de apisonar para mantenerlo transitable durante los veranos agobiantes donde el Limay era la única opción, más allá del peligro que representaba, especialmente el balneario Río Grande que pasaba arrollador y dispuesto a llevarse hasta el nadador más avezado.
La necesidad de encontrar un lugar menos riesgoso llevó al intendente Aníbal García a proyectar otro espacio más seguro y con menos caudal detrás de la Isla 132. Así nació el balneario municipal.
La primera medida que tomó García fue un proyecto para que el presupuesto municipal incluyera una partida de 200.000 pesos para hacer las obras. El lugar elegido fue la costa norte de la isla 132, por donde pasaba un brazo del río que no era tan correntoso como el caudal principal.
El ingeniero Héctor Mancini elaboró de manera "espontánea y desinteresada" (tal como lo informó el propio García) un cronograma de obras que incluían 180 metros lineales de escalinatas de hormigón, tinglados de madera para sombra, 8 columnas de alumbrado público y el movimiento de suelos para rellenar un gran pozo que había en ese sector y que sería el elegido para el estacionamiento de vehículos.
Las obras en cuestión fueron inauguradas el 5 de febrero de 1961. Centenares de vecinos concurrieron a este nuevo espacio que se había convertido en el primer lugar de recreación en la costa que tuvo la ciudad.
La segunda parte del proyecto que se concretaría después, incluiría el cercado del perímetro, la forestación del lugar, el suministro de agua potable y la construcción de baños y vestuarios.
A partir de la inauguración del balneario los neuquinos tuvieron un lugar seguro para la recreación. No solo encontraron el espacio ideal para el chapuzón refrescante. También para divertirse con carreras de lanchitas y competencias de esquí, como lo refleja la foto descolorida que hoy vuelve a tomar vida y traer a la memoria viejos y lindos recuerdos.
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