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La Mañana silla de ruedas

De Neuquén a Esquel en silla de ruedas: una travesía de más de 700 kilómetros para cumplir el sueño de su hija

Claudio recorrerá la región en silla de ruedas y muletas para realizar una travesía solidaria que le permita viajar a Europa y volver a caminar.

Hace cinco años Claudio sufre una discapacidad motriz que lo obliga a usar muletas o silla de ruedas para trasladarse. El próximo mes, llegará a Neuquén para hacer una travesía y recorrer los más de 700 kilómetros que separan la capital provincial de Esquel y así demostrar que su condición no es un impedimento.

Claudio Ibarra tiene 45 años y es oriundo de Buenos Aires. Hace aproximadamente cinco años comenzó a tener los primeros síntomas de una enfermedad que le cambiaría la vida: fue diagnosticado con una discopatía degenerativa múltiple. "Para el que no lo sepa, es una enfermedad que te va deformando todas las vértebras de la columna, te endurece la espalda y no tiene cura", explicó.

Actualmente, vive junto a su mujer Mónica, que trabaja como docente, y es padre de 4 hijos: Ezequiel (23), Thiago (16) y los mellizos, Zaida y Tiziano (14).

En 2012 conoció Neuquén, invitado por unos amigos que viven en la capital provincial, y estuvo viviendo acá durante 5 meses. "Ese tiempo bastó para enamorarme de la provincia", confesó y destacó la calidez, la educación y solidaridad de la gente en la zona. "Por la calle te saludan aunque no te conozcan, cosa que en Buenos Aires no pasa. Me sorprendió que incluso cuando salía de noche los perros me miraban y seguían durmiendo, acá salís y te quieren morder enseguida", contó entre risas.

El avance de la enfermedad

Lo que empezó como un fuerte dolor de espalda, de a poco fue agravándose y trasladándose a los miembros inferiores. "Lo que sentía era adormecimiento en las piernas, caminaba cinco cuadras y era como correr una maratón", recordó.

A medida que la enfermedad fue avanzando, las distancias se fueron acortando. Por la noche, las molestias aumentaban hasta que un día ya no supo lo que era estar sin dolor.

"No puedo ni girarme. Hay veces que estoy tomando mate con mi hijo, lo tengo al lado y no me puedo dar vuelta para convidarle" lamentó. Actualmente, depende exclusivamente de asistencia para caminar. "Un día mío es: levantarme, agarrar las muletas, o la silla de ruedas si estoy muy adolorido, después voy con mi hijo a hacer las compras y él me ayuda a hacer la comida".

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Los analgésicos para el dolor ya no hacen efecto y en múltiples ocasiones tuvo que hacerse bloqueos de columna, un procedimiento médico que consiste en inyectar medicamentos directamente en la zona a tratar. "Es muy doloroso. El último salió mal, me desmaye en pleno tratamiento".

La solución está en el viejo continente

En Argentina, Claudio recorrió todas las clínicas en busca de una alternativa que lo ayude a recuperar su movilidad y mejorar su calidad de vida. Sin embargo, la única opción que le ofrecen es practicarle una cirugía. "Sería colocarme una varilla en toda la columna, pero quedaría recto y no me podría agachar nunca más".

"Yo tengo unos amigos viviendo en España, allá hay una clínica especializada en estas enfermedades y la operación es la última instancia", aseguró y agregó que allí intentarán agotar todos los recursos que tengan a su alcance antes de llegar al quirófano.

Ese es uno de los motivos por el cual emprende la travesía: lograr recaudar los fondos suficientes para poder viajar a Madrid y recibir un tratamiento médico en la Clínica Elgeadi, con la esperanza de volver a caminar sin ayuda.

Su discapacidad lo obligó a cambiar de trabajo

"Es feo estar lo más bien y de un día para el otro quedar incapacitado para hacer todo", reconoció. Antes de la enfermedad trabajaba en seguridad y hacía instalaciones eléctricas, pero la dificultad para movilizarse de forma autónoma, lo llevó a reinventarse y encontrar la forma de ganarse la vida.

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En la mañana, luego de acompañar a sus hijos al colegio, aprovecha y se queda vendiendo golosinas en la avenida hasta que los chicos salen de la escuela. "Lo hago más que nada para no quedarme encerrado, porque hay veces que la cabeza te juega una mala pasada y vienen esos pensamientos feos, así que prefiero salir a vender algo y cambiar de aire".

A pesar de los obstáculos que se le presentan, agradece que la gente día a día le demuestra que están llenos de solidaridad. "Me gusta mucho, siempre me preguntan como estoy o me charlan y eso hace que no me sienta ignorado".

El deseo de su hija

En julio de 2026, los mellizos cumplirán 15 años. A pesar de que es una edad muy importante, especialmente para las jóvenes que sueñan con viajar a Disney o ser las protagonistas de una gran fiesta vestidas de princesas, la prioridad de Zaida es muy distinta.

Su sueño, que hace emocionar a su padre hasta las lágrimas, va mucho más allá de lo material. "Ella me dijo 'yo no quiero fiesta ni regalos caros, lo único que quiero es volver a verte caminar'", contó Claudio con la voz quebrada.

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"A ella le gustaría que podamos salir a pasear, a hacer las compras juntos como hacíamos antes, me dice que me extraña. En parte por eso estoy haciendo esto, es un regalo sorpresa para ella".

Cómo surgió la idea de hacer una travesía solidaria

Es por el vínculo que generó con Neuquén en su breve estadía en el sur, que eligió la ciudad como punto de partida para su aventura. El 11 de enero, viajará a Neuquén para emprender un recorrido de más de 700 kilómetros junto a su hijo mayor.

"La travesía la hago más que nada para que la gente vea que, a pesar de estar discapacitado, si uno se lo propone puede lograr lo que quiera", subrayó. En este sentido, rememoró la historia de Juan María "El Gato" Nimo, el piloto y atleta neuquino que, tras sufrir una lesión medular en un accidente de moto, viajó de Neuquén al Obelisco en silla de ruedas, convirtiéndose en un ejemplo de superación.

Este año se había propuesto recorrer de Luján hasta La Pampa, sin embargo, al llegar a la ciudad de Suipacha, recibió el aviso de que un familiar había fallecido y tuvo que regresar antes de llegar a la meta.

Un mensaje de esperanza

Bajo el lema "no estoy solo, aunque camine solo", buscará llegar hasta Esquel. "Yo no tengo a mis padres. Mi papá falleció de cáncer de garganta y mi mamá en el accidente de trenes del 2011. Pero yo sé que ellos me están acompañando", compartió.

"Las personas que quieran ir saludándome por el camino, bienvenidas sean. Se van a dar cuenta porque van a ver dos locos caminando por la ruta en pleno verano: somos mi hijo y yo", bromeó.

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En el viaje, llevará consigo un cuaderno para que las personas le dejen un mensaje de aliento. Además, piensa crear un canal de YouTube para compartir cada paso de la odisea y traerá golosinas para vender en el camino y costear los gastos que puedan surgir.

"El mensaje que quiero darle a la gente es que no se queden en sus casas: salgan, porque a veces con un 'hola' o un abrazo te pueden cambiar el día", concluyó. "Hago esto para mostrarle a mi hija —y a quien pueda verlo— que aunque la vida nos ponga obstáculos, se puede luchar por lo que uno ama. Esta travesía es un mensaje de esperanza y fuerza".

Quienes quieran colaborar con su sueño, pueden comunicarse al número +541123058979 o realizar donaciones al siguiente alias: ACUDAN.CALIZ.ENTERO

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